Casi imposible llegar al autor intelectual de sicariatos ordenados desde prisión

Son dos de las casi 2.500 muertes violentas que ocurrieron en Ecuador en 2021. Pero, por el reconocimiento de las víctimas, atrajeron gran exposición pública y mediática.

En enero y abril de ese año, fueron asesinados el presentador de televisión, Efraín Ruales; y el abogado Harrison Salcedo. Los crímenes sucedieron en Guayaquil y Quito, respectivamente.

En el caso de Ruales, la justicia ya dictó sentencia para cuatro autores y dos cómplices. Mientras que el proceso por la muerte de Salcedo tiene pendiente la audiencia evaluatoria y preparatoria de juicio. En esa diligencia se definirá si tres procesados van a juicio por presunto asesinato.

Ambos sucesos tienen en común que, según la teoría de los investigadores, se coordinaron desde dos cárceles. Aunque se presume que los presos involucrados solo fueron intermediarios y que hay autores intelectuales que todavía no han sido identificados.

Ruales y la 'Peni'

El 17 de febrero de 2022, seis personas fueron sentenciadas por el crimen de Efraín Ruales. Dos como autores materiales y cuatro en calidad de cómplices.

Según la decisión del Tribunal, alias 'Alvarito', fue quien disparó contra Ruales. Y alias 'Casquete' conducía el vehículo desde el que salieron los impactos de bala. Ambos recibieron sentencias de 34 años y ocho meses de prisión.

La conexión con la Penitenciaría del Litoral, llega desde el lado de uno de los cómplices, quienes fueron sentenciados a 17 años de cárcel.

• Alias 'Choclo': Es uno de los líderes de Los Lagartos, una de las bandas delictivas que se disputan con Los Choneros el control de la 'Peni'. Supuestamente, desde esa prisión llamó a alias 'Veloz', otro de los cómplices, para ordenar el crimen.
• Alias 'Veloz': Tras recibir la llamada de 'Choclo', se encargó de la logística del delito: mandó a robar el carro y consiguió el arma.
• Juan Carlos R.: Robó el vehículo que se usó para el crimen.
• Karla M.: Es la novia de alias 'Casquete' y participó en la quema del carro involucrado.

Salcedo y Turi

El 23 de marzo de 2022, en Quito se desarrollará la audiencia preparatoria de juicio por el caso del asesinato de Harrison Salcedo, abogado del exvicepresidente Jorge Glas y de alias 'Rasquiña', exlíder de Los Choneros.

Tres personas son procesadas en la causa. Y la versión de uno de los tres reveló que el crimen se ordenó desde la Cárcel de Turi, en Cuenca.

Dos vehículos persiguieron al abogado antes de que fuera asesinado. Uno era un auto negro no identificado, desde donde le dispararon. Sus ocupantes aún no han sido hallados.

Y el otro era un taxi conducido por Luis Calderón, el primer procesado. En el auto viajaba un segundo ocupante identificado como alias 'Chino', el segundo sospechoso. Desde ese vehículo se coordinó el atentado.

El 1 de junio de 2021, Calderón fue detenido en el área de cardiología del Hospital Eugenio Espejo. En su versión, reveló que un día antes del asesinato, es decir el 27 de abril de 2021, recibió una llamada desde la prisión de Turi.

Era Elvis Conde, identificado con el alias de 'Maduro' (el tercer procesado), quien le pidió que recogiera a alias 'Chino' a las 06:30 del siguiente día.

¿Y los autores intelectuales?

Aunque un caso ya tiene sentenciados y el otro se aproxima al juicio, la Fiscalía y la Policía todavía no han podido dar con los nombres de quienes contrataron a 'Cholo' y 'Maduro' para que coordinaran los asesinatos desde la prisión.

Bajo condición de reserva, PRIMICIAS conversó con un agente de la Dirección de Muertes Violentas (Dinased) de la Policía Nacional. El oficial ha participado en investigaciones similares.

Desde su experiencia, el policía dice que en este tipo de casos las investigaciones suelen encontrarse con un "tope": cuando llegan a miembros importantes de las bandas criminales, estos generalmente no colaboran y no dan los nombres de quienes los contrataron.

Esto se da, explica el agente, por una cuestión de reputación. Ya que si en el mundo delictivo se enteran de que una banda entregó a sus clientes, no volverían a ser contratados y su negocio criminal se acabaría. Mientras que si guardan silencio pueden seguir controlando sus bandas desde la cárcel.

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