Simón Pachano: 'El baratillo de ofertas supera a cualquier propuesta pragmática'
El analista político Simón Pachano desmenuza los factores que influyeron en la campaña electoral y en la votación, así como en la responsabilidad que tienen los partidos políticos y la ciudadanía con la crisis que atraviesa al país.
Conteo de votos en Guayas, el 15 de octubre de 2023.
CNE
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Una vez determinados los resultados de las elecciones extraordinarias, queda en el aire la sorpresa que dio Daniel Noboa al colarse en la segunda vuelta para luego derrotar al correísmo. El papel que jugó la crisis de inseguridad en la votación es una de las interrogantes.
¿El asesinato del candidato Fernando Villavicencio influyó en los resultados? ¿Cómo un político sin experiencia logró quedarse con el primer lugar en la carrera hacia Carondelet?
Además, ya con Noboa esperando el día de la posesión, los ecuatorianos están a la expectativa de cómo será el nuevo gobierno y qué pasará con la próxima Asamblea Nacional.
Para analizar lo sucedido en las elecciones y qué pasará con el nuevo mandatario, PRIMICIAS conversó con el analista político y catedrático de la Faculta Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Simón Pachano.
Los resultados de estas elecciones extraordinarias sorprendieron al país, con la victoria de un joven candidato casi sin experiencia política, ¿cómo sucedió esto?
Se trata de un problema estructural. Es decir que es un país donde no tenemos partidos políticos, no tenemos organizaciones que tengan cuadros políticos, que formen políticos y, por lo tanto, que tengan semilleros de candidatos.
Entonces, puede aparecer cualquiera. Porque los partidos buscan candidatos y los candidatos buscan partidos o, más bien, los membretes de los partidos. Y, en ese contexto, puede suceder cualquier cosa. Como resultado, no debería sorprender.
Y esto colabora con el hecho de que el electorado ecuatoriano es impredecible.
Esto se demuestra con siete de los ocho binomios que fueron candidatos auspiciados, que no pertenecían a los partidos.
Yo diría siete que fueron auspiciados y la otra (Luisa González) también fue sorpresiva, porque no era una persona que tuviera una trayectoria dentro del correísmo.
Es decir, era una persona superdesconocida. Como decimos en la Sierra, nos enteramos de que 'había sabido estar en la Asamblea'. No sabíamos que estaba ahí. Entonces, al final, casi todos fueron sorpresivos.
¿De dónde salió Luisa González? ¿De qué militancia? Cuando tenían ahí a Pabel Muñoz, a Marcela Aguiñaga, a Paola Pabón, a Virgilio Hernández, un montón de gente que han hecho una militancia sacrificada y que se la ha jugado, pero quedan fuera de juego.
Quizá la excepción es la de Yaku Pérez y de Xavier Hervas, que repetían la sorpresa que fueron en 2021. Pero, incluso en este caso, nos dan la sorpresa contraria: los dos caen abismalmente en su votación.
¿Qué otro factor fue clave en el desenlace de estas elecciones?
Otro factor es que las campañas son cada vez más vacías. Ya venimos teniendo campañas vacías desde comienzos del siglo, no es actual.
El baratillo de ofertas supera a cualquier propuesta de carácter ideológico o pragmático.
¿Cree que esto fue lo que benefició a Daniel Noboa?
El repunte de Daniel Noboa es muy sorprendente, aun dentro de esa sorpresa previsible que teníamos: cualquiera podía ser el ganador.
Pero nunca pensamos que Noboa podía ser. Y quienes digan lo contrario están contando un cuento. Pero, personalmente, no me atrevo a decir por qué ganó.
Se dice que es por el voto joven, que posiblemente influyó. Se dice que fue por su actuación en el primer debate, posiblemente. Se dice que fue por el uso de las redes, posiblemente. Se dice que fue por el clientelismo que desarrolló su padre y que, en las provincias de la Costa, fue continuado por su madre. Posiblemente.
Puede haber habido una cantidad de factores que llevaron a eso. Pero también puede ser el tema de la renovación: una persona joven que ofrece algo muy diferente. Pero, en ese caso, ¿por qué no Jan Topic?
La verdad es que es muy difícil explicarse por qué fue Daniel Noboa.
¿O pudo haber sido que la candidatura opuesta no tenía lo necesario para ganar?
Luisa González en la primera vuelta desperdició su característica de cara nueva. Ella no se presentó con su cara, se presentó con la de Rafael Correa, y eso le perjudicó enormemente.
Si ella se presentaba como una cara novedosa, de una mujer joven, y no como la representación de "lo hicimos y lo volveremos a hacer", tal vez habría tenido un mejor desempeño. Pero representaba a lo viejo.
Ese es el caso de Yaku Pérez y de Xavier Hervas, antes representaban lo nuevo, ahora ya no.
Entonces quedaban solo tres opciones: Daniel Noboa, Otto Sonnenholzner y Jan Topic. Pero ganó Noboa por alguna de las causas mencionadas o por todas ellas.
¿La ausencia de Pachakutik, la Izquierda Democrática y Creo modificó el tablero electoral?
Sí. Sobre todo la de Pachakutik. Por ejemplo, Yaku Pérez representaba una línea del movimiento indígena, aunque no le haya apoyado el sector radical de la Conaie. Pero en esta ocasión dejó de representar a este sector y eso le afectó.
Además, en su caso se desgastó mucho su imagen naif, ingenua, del 'qué lindo, vamos a ser un país de todos, con una buena relación con la pachamama'. El país no estaba para eso ahora.
La Izquierda Democrática fue una sorpresa en la elección anterior, arrastrada sobre todo por la figura de Xavier Hervas; pero como partido no contaba mayormente, aunque tuvo un buen bloque de asambleístas.
Estas elecciones también estuvieron marcadas por la escalada de violencia y la crisis de inseguridad en el país. ¿Cómo influyó esto en el proceso?
Influyó mucho. Veníamos de un contexto de confianza interpersonal en la que uno podía salir a la calle y ahora es muy distinto.
Pero también es muy diferente vivir en un contexto donde no hay crímenes políticos y en Ecuador tuvimos dos inmediatamente antes de la elección, el de Agustín Intriago y el de Fernando Villavicencio. Y eso fue un golpe muy fuerte para todos.
¿Un golpe político intencional?
Ese golpe fue dado por un actor que no es estrictamente político, pero que permea a la política: es el narcotráfico.
El narcotráfico puso su firma de lo que puede hacer en una elección.
¿Influyó eso en los resultados? Por ejemplo, el correísmo dice que por eso perdieron la elección.
Empezando por lo del correísmo, no creo que eso fue lo que hizo que no ganaran en primera vuelta, como dicen. Ellos no pueden ganar en primera vuelta, tienen un piso muy fuerte pero un techo muy bajo.
Excepto si Rafael Correa fuese el candidato, porque es un movimiento muy personalista. Y si estuviese ahí el pastor de los borregos (como les gusta llamarse a ellos), van a ganar. Por eso es que luchan por su retorno, porque sin él no hay nada.
Al correísmo no le afectó esto directamente, pero tal vez sí en la medida que ellos mismos se encargaron de levantar sospechas, porque nadie les acusaba todavía y el propio Correa dijo: hicieron esto para echarnos la culpa.
Es como el ladrón que grita: allá va el ladrón.
Entonces, ¿cómo influyó en la elección?
Influye en el sentido estrictamente electoral, porque eliminan un candidato que tenía un apoyo. Supongamos que el apoyo de Villavicencio estaba, supongamos, entre el 10% y el 15%, o el valor que se le quiera poner.
Y en el momento en que se elimina a ese competidor, esos votos van a ir a algún lado y tienen que distribuirse de alguna manera. Por lo tanto, eso genera un cambio en lo que podía darse en una elección 'normal'.
Luego está el efecto psicológico en los votantes, frente al asesinato de un candidato, que se procesa de muy diversas maneras. No tiene un solo efecto, unos dirán vamos a votar por la opción más dura o por la opción contraria o por darle el pésame. Hay muchas opciones de voto.
La violencia, en general, ha influido significativamente en las elecciones.
Con los factores que influyeron en la elección y con los resultados en frente, ¿cree que sigue presente el clivaje entre la Costa y la Sierra? Pese a que los dos candidatos fueron de la Costa y el ganador vence en la Sierra.
Sí, de lo que se ve hay una votación muy clara de que hemos vuelto a ese clivaje. Si se ve el mapa de los resultados, es clarísimo.
Ya no es que la Costa vote por costeños y la Sierra por serranos, hay diferencias muy claras en términos de opción política, que tampoco es izquierda y derecha necesariamente.
¿El clivaje se dan entonces por lo que representó cada uno de los candidatos en la segunda vuelta?
Esto se puede explicar por el carácter clientelar del correísmo versus, quizás, una política menos clientelar que estaría más anclada en la Sierra.
En la Costa siempre ha habido una política más clientelar desde las épocas de José María Velasco, que era serrano.
Siempre ha habido una política muy clientelar, basada en redes clientelares, que se organizan en torno a necesidades básicas de la población, que empiezan por el acceso a tierras urbanas para asentarse y formar un barrio.
Ahí se forma un grupo que es organizado por una persona que asume el papel de intermediario con las autoridades y los partidos políticos. Ese mismo intermediario que actúa con el velasquismos, actúa con el CFP, después con el bucaramismo y así, hasta llegar al correísmo.
Esas redes han estado mucho menos presentes en la Sierra, por diversas razones estructurales, como la migración hacia las urbes y el acceso a tierras.
Retomando el punto inicial, si existe un problema estructural, con un sistema de partidos fallido, que auspicia candidatos sin trayectoria y sin propuesta necesaria para dirigir al país, ¿podemos responsabilizar a las agrupaciones políticas de la crisis en la que estamos?
En parte, sí. Pero los partidos son consecuencia de la ciudadanía y la ciudadanía de los partidos. Es decir, también somos responsables de elegir a cualquier persona irresponsablemente.
Por ejemplo, elegimos a Abdalá Bucaram, a Lucio Gutiérrez, a Rafael Correa, que era un absoluto desconocido, sin trayectoria política.
Los ciudadanos también tenemos muchísima responsabilidad en la crisis actual.
¿Qué le hace falta a la ciudadanía para aportar al sistema democrático y al país?
Tomar conciencia de que la democracia depende de las personas, que depende de nosotros, como personas activas de esa democracia.
Sin embargo, las encuestas reflejan que somos una sociedad pesimista y resignada, desencantada con la política y las instituciones.
Pero en esas mismas encuestas, un 94% estaba insatisfecho con la Asamblea Nacional anterior, que rechazábamos eso y que estábamos felices con la muerte cruzada.
Pero se vuelve a elecciones y vuelven a elegir mayoritariamente a los mismos. Entonces, ¿de qué hablamos? Ahí hay una responsabilidad colectiva que no podemos eludir.
Es muy bonito cuando decimos: que se vayan todos. Pero eso implica que nos vayamos nosotros también. Y cuando hicimos eso, a finales de siglo, y se fueron todos y nos fuimos todos, dejamos el escenario vacío para que venga un caudillo autoritario como Correa y diga: aquí yo pongo orden.
Eso demuestra también la ausencia de liderazgos nacionales, no hay quien lidere a los partidos ni quien lidere a los sectores sociales. Basta recordar que asesinaron a un candidato presidencial y en el país no pasó nada.
Es por una conducta acomodaticia de la ciudadanía, que quizás está pensando en sus problemas diarios y dejando este otro tipo de cosas por fuera, posiblemente. El problema individual hace que no se preocupen de lo colectivo.
No se considerara que lo colectivo afecta a lo individual enormemente.
Ahora, con un futuro gobierno a puertas de tomar las riendas del país y las críticas a un presidente que ni siquiera se ha sentado en Carondelet, ¿se puede asumir, por su origen, cómo será su actuación una vez que asuma el poder?
Hay que esperar, no hasta que empiece a gobernar, pero sí hasta que defina prioridades y metas, las que quiera alcanzar en el poco tiempo que va a tener. Y para ello debe definir con qué personas va a gobernar.
Hasta ahora ha presentado a personas que son cercanas a su círculo social y empresarial, pero eso no nos asegura nada. No hay atrás de eso una propuesta de decir cómo va a manejar la seguridad o la economía.
Ya se acabó la campaña, ahora debe ser realista. Pero ahora está de viaje, ¿qué puede hacer en ese viaje?
Pero, además, está el problema de la gobernabilidad con las otras instituciones, especialmente con la próxima Asamblea Nacional, en la que no tiene una representación importante.
La relación entre el Ejecutivo y el Legislativo va a ser muy difícil, es muy probable, si es que no hay división en el correísmo, que se vuelva a estructurar la alianza con el Partido Social Cristiano. Entonces les faltarán unos seis votos para alcanzar la mayoría.
Al gobierno le queda formar una alianza para nombrar a las autoridades de la Asamblea. Pero ya lo vimos con Guillermo Lasso y esas alianzas son absolutamente endebles y eso es muy difícil de manejar.
Noboa debe buscar una manera de tener un programa viable que no produzca roces con todo el mundo y evitar la posibilidad de hacer un acuerdo como el que iba a hacer Lasso con el correísmo al inicio de su gobierno.
Es decir, que el correísmo le ofrezca su apoyo a cambio de cualquier forma que encuentre para la impunidad de sus dirigentes, entonces estaremos fregados.
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