La Revolución Ciudadana quedó estancada bajo la sombra de Rafael Correa
El correísmo con su estrategia de mirar al pasado no lograr sumar respaldos más allá de su voto duro, lo que no le alcanza para ganar la Presidencia. La Revolución Ciudadana necesita nuevos líderes que salgan de la sombra del exmandatario.
Evento de campaña de la Revolución Ciudadana, el 7 de julio de 2023, en Quinindé.
Campaña Luisa González
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La Revolución Ciudadana mantiene una base sólida de votantes que es la envidia de todos los partidos políticos. Sin embargo, sin su líder en el país, el capital político no les alcanza para romper el techo del 40% en las elecciones presidenciales.
Pese a que el movimiento ha cambiado de banderas y colores en cuatro ocasiones, pasando por Alianza PAIS, Centro Democrático, Fuerza Compromiso Social y ahora la Revolución Ciudadana, eso les sigue alcanzando para ser la principal fuerza política del país.
Y esto les permite obtener buenos resultados en la Asamblea Nacional y en las elecciones locales. Aunque las evidentes dificultades para impulsar liderazgos nacionales, que puedan tomar la posta al expresidente Rafael Correa, reflejan sus puntos débiles.
La votación del correísmo estaba atada a que el expresidente esté en la papeleta. Por lo que desde 2017 el apoyo empezó a bajar, como lo evidencia el siguiente mapa.
Las recientes elecciones extraordinarias fueron el último ejemplo de que la Revolución Ciudadana ha sido incapaz de evolucionar y capitalizar sus propias fortalezas: la estructura partidista, la heterogeneidad de sus miembros, las bases populares y los liderazgos locales.
La receta electoral mantiene como principal ingrediente el recuerdo de la denominada 'década ganada' y de la figura de Rafael Correa. El proyecto político se ha quedado estancado y mirando al pasado.
Esto en medio de un ambiente político y social complejo, donde el electorado espera respuestas que apunten a un futuro de cambios, no a un pasado que los nuevos votantes pueden no recordar y que otros tantos prefieren olvidar.
Eso lo demuestran las cifras. En la primera vuelta, que sirve como medidor de los respaldos de cada candidato, Luisa González obtuvo el 33,6% de los votos válidos, lo que representa apenas al 24,6% del electorado. Es decir, el 75% de los empadronados no les dio su voto.
PRIMICIAS conversó con dos analistas políticos, Fernando Muñoz y Jacobo García, para analizar los motivos por los que, después de una victoria en las elecciones seccionales, el correísmo fue incapaz de vencer en la carrera hacia Carondelet y fue vencido por un joven casi sin experiencia política.
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Los cuadros políticos
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Los mejores cuadros políticos, con más trayectoria y militancia, se quedaron en los gobiernos locales, para mantener el músculo político territorial, señala Fernando Muñoz. Como ejemplos están Marcela Aguiñaga, Pabel Muñoz, Paola Pabón, Leonardo Orlando y Juan Lloret. Por lo que al llegar las elecciones presidenciales no tuvieron un cuadro claro para aspirar a Carondelet y ese fue un gran desafío. Lo que no sucedió con las listas para la Asamblea Nacional, ya que la mayoría de cuadros apostaron por la reelección. Y, una vez nominada Luisa González, el error fue mostrarla como una persona leal al proyecto político, apunta Muñoz, más allá de su experiencia en el servicio público. Agrega que había otros cuadros que pudieron ser más acertados. Jacobo García concuerda en que el correísmo necesita resolver esa ecuación de quién será el nuevo líder o lideresa de la tendencia. Resalta que esto es diferente a elegir "quién será el próximo candidato o títere". Esto porque, en un país de tradición personalista como Ecuador, "no hay elección que se gane con títeres". Pero, agrega García, "Correa, como buen líder mesiánico, no quiere que nadie le haga sombra".
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La campaña anodina
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Fue una campaña electoral más corta y con estrategias de acercamiento a la población diferentes, por el contexto y por las características de los nuevos electores. Pero la clave era ganar en primera vuelta, explica Muñoz. Considera que la Revolución Ciudadana ha sido incapaz de entender al electorado, que está buscando cosas diferentes. "No solo pierden por lo que hacen o dejan de hacer, sino por lo que el adversario logra hacer", subraya.
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Participar en solitario
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Fernando Muñoz resalta que fue un error del correísmo no apostar por las alianzas, como lo hicieron en un primer momento en 2006. Los resultados demuestran que, "si bien la figura de Rafael Correa es importante y el trabajo de la estructura funciona, no es suficiente y lo les va a ser suficiente para ser gobierno". Por ello, considera que deberían volver a la apertura inicial que le permitió llegar al poder: ser una coalición de organizaciones. Abrir el diálogo a otros sectores que podrían apostar por agendas comunes.
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El electorado
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El voto duro de entre el 20% y 30%, una base envidiable para Muñoz, pero aclara que eso no significa tener un buen techo, por lo que no logran superar el 50% necesario para vencer. "Pueden poner de candidato a un zapato", explica García, que el voto duro siempre va a estar ahí y va a votar por quien diga el expresidente Correa. Esto se refleja en las elecciones seccionales, "donde aunque pongan malísimos candidatos, el voto duro no baja". Pero, según García, ahí se observa la falta de evolución. "El arte está en poner a alguien que logre llegar más allá de ese voto duro, pero que, a su vez, no sea alguien que se vaya en contra de ese mismo voto duro". A lo que se suma que la Revolución Ciudadana empezó su campaña apostando por la memoria de lo que se hizo y se volvería a hacer. Esto, "cuando gran parte del electorado no sabe lo que se hizo y otra parte, sabe lo que se hizo y tal vez no tiene un buen recuerdo", sostiene Muñoz. Para García, la necesidad de un nuevo líder se evidencia también, precisamente, en cómo la agrupación se proyecta y cómo puede evolucionar como proyecto político. Es decir, "llevar esto de la esencia del pasado, hacia el rumbo que nos da el futuro". Esa nueva figura política, que el correísmo no ha encontrado, debe conectar con las nuevas generaciones, el nuevo lenguaje y las nuevas formas de hacer política y comunicación, sentencia García.
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Los factores externos
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El asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio marcó un hito en la campaña electoral. Esto fue negativo para la Revolución Ciudadana, según Muñoz, porque otros actores políticos asociaron el crimen con la agrupación política. E incluso intentaron ponerse en el lugar de los agraviados, recuerda, y ese no era el discurso que hubiese esperado el electorado, dice Muñoz.
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