Desde el 'míreme a los ojos' al 'no mientas otra vez': así fueron los debates en Ecuador
Los debates presidenciales vuelven a ser trascendentales en Ecuador, en especial en vísperas de una segunda vuelta.
Jaime Roldós, León Febres Cordero y Guillermo Lasso, en sus debates presidenciales.
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Desde el retorno a la democracia en 1979, los debates presidenciales en Ecuador apenas habían sido tomados como una herramienta para que la ciudadanía elija al mejor gobernante posible.
Al contrario, la gran mayoría de candidatos, en especial aquellos que iban en primer lugar en las encuestas de turno, evitó el debate por cuestiones de estrategia: no parecía una buena idea quedar expuesto a un diálogo franco si estaban ganando.
Este es un compendio de los pocos debates que hubo en las campañas ecuatorianas y de sus frases más famosas e impactantes.
Los primeros debates
Para el retorno a la democracia se realizaron dos debates importantes. En el primero, antes de la primera vuelta, todos los candidatos se reunieron en un debate organizado por el Círculo de Periodistas del Guayas y televisado por Telecentro, el 27 de mayo de 1978.
El segundo debate ocurró entre los candidatos que pasaron a la segunda vuelta, Jaime Roldós y Sixto Durán Ballén, el 5 de febrero de 1979. En realidad, el encuentro se realizó en el programa 'Ante la opinión', conducido por el periodista Diego Oquendo.
No había organismos oficiales que organizaran los debates, que corrían por cuenta de medios de comunicación o instituciones de la sociedad civil.
Los candidatos se sentaron frente a frente cuando Roldós se perfilaba como el favorito y se decía que los militares planeaban un fraude en favor de 'su' candidato, Sixto Durán Ballén.
Pese a la notable tirantez (Sixto estaba enojado por los descomedidos ataques que le lanzaba Assad Bucaram, tío político de Roldós, quien en cambio estaba molesto por los rumores de fraude), el debate se realizó con la altura que podía esperarse de dos oradores cultivados y caballerosos.
León vs. Borja
La polarización del país en 1984 entre la postura socialdemócrata de Rodrigo Borja y la derechista de León Febres Cordero influyó para que el debate entre estos dos destacados políticos causara la expectativa de estar ante un choque de trenes. Y así fue.
La paridad en las encuestas (Borja se había impuesto en la primera vuelta, pero con poco margen de ventaja sobre Febres Cordero) hizo que el set fuera un hervidero.
El contexto, además, era complejo: en plena Guerra Fría, la insurgencia alfarista daba sus primeros pasos hacia el terrorismo y la crisis económica era palpable.
El moderador del debate fue el periodista Alejandro Carrión, el famoso 'Juan Sin Cielo'. Pese a sus credenciales, no pudo frenar la catarata de ataques verbales que Borja y Febres Cordero desplegaron en el estudio de Telecentro, el 27 de abril de 1984.
"Tengo temor de que vayamos a llegar a terrenos en los cuales no es conveniente que se sitúe este debate", dijo Carrión cuando pidió moderación a los postulantes. No le hicieron caso, obviamente.
En volumen de ofensas, ganó Febres Cordero, con 132 insultos lanzados al rival contra 95 de Borja. Y se estima que, ante la opinión pública, también se impuso Febres Cordero, que fue más convincente y derrotó a Borja, en el debate y luego en las votaciones.
Para la historia quedó la frase "¡Míreme a los ojos, doctor Borja, no me baje la mirada!" como la más contundente de Febres Cordero, la que marcó su victoria.
Los 'foros'
Los debates para las elecciones posteriores quedaron lastrados desde 1984. Ningún favorito quiso debatir con los rivales luego de lo que pasó con Borja. Ni el aleccionado Borja debatió con Abdalá Bucaram, ni Sixto Durán Ballén debatió con Jaime Nebot, ni Bucaram lo hizo con Jaime Nebot, ni tampoco Jamil Mahuad con Álvaro Noboa.
Lo más parecido a un debate ocurrió recién el 23 de agosto de 2006, pero se lo denominó 'foro' y solo ocurrió en primera vuelta. Se realizó en la Expoplaza de Guayaquil, organizado por la Cámara de Comercio de esa ciudad.
El moderador fue el periodista argentino radicado en Estados Unidos Andrés Openheimer. Los candidatos (Fernando Rosero, Rafael Correa, Álvaro Noboa, Cynthia Viteri y León Roldos) más que debatir, se lanzaron una serie de ataques que llevaron a Openheimer a considerar que todo fue un "alboroto".
Este evento pasó a la historia por los múltiples ataques, pero sobre todo por la explosiva arenga de Noboa, quien, tras ser increpado por Correa sobre el pago de impuestos, lanzó la ya famosa pregunta "¿Cuánto paga de impuestos?" (repetida siete veces), para luego exclamar que Correa tenía una sonrisa "falsa".
No hubo más encuentros parecidos hasta 2017, pues Rafael Correa siempre se negó a debatir en los diez años que dominó el panorama electoral.
En 2017, hubo otro foro, llamado 'Diálogo Presidencial' por los organizadores del Grupo El Comercio y Televicentro. Se realizó el 5 de enero en las instalaciones de esos medios en el sur de Quito y fue retransmitido por radios, canales y redes sociales.
Hasta ahí acudieron los ocho candidatos presidenciales y fue el único evento en que Lenín Moreno, el aspirante que lideraba las encuestas, compartió un espacio semejante con sus colegas de papeleta.
No hubo debate o foros para la segunda vuelta, pues Lenín Moreno se negó a enfrentarse con Guillermo Lasso.
Vuelven los debates
Con las reformas al Código a la Democracia, los debates adquieron relevancia, pues se volvieron obligatorios bajo pena de descalificación. Además, el Consejo Nacional Electoral asumió su organización y los medios públicos, su difusión.
En 2021, para la primera vuelta se organizaron dos grupos de debates, pues había 16 postulantes y era imposible tenerlos a todos en una sola noche.
Para la segunda vuelta, ocurrió el primer debate entre finalistas desde 1984, moderado por Claudia Arteaga, el 21 de marzo. Guillermo Lasso y Andrés Arauz se encontraron en la sede de los medios públicos en Guayaquil y procedieron a atacarse.
En los dimes y diretes, Arauz jugó sobre todo la carta de acusar a su rival de "banquero". Pero Lasso logró posicionar la frase "Andrés, no mientas otra vez", que en realidad era un eslogan que ya venía usando en la campaña.
La frase fue tan impactante, que dos investigadores de la Universidad Técnica de Ambato elaboraron un estudio sobre sus implicaciones psicológicas en varones del Ecuador de distintas edades que se llamaban Andrés.
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