Así miran las comunidades indígenas un eventual cierre del ITT
Las comunidades indígenas de la Amazonía están divididas sobre el futuro de la operación petrolera del bloque ITT, en el Yasuní. Conozca su postura.
Miembros de la comunidad de Kawymeno, que está en la zona de influencia de Petroecuador, no quieren que se frene la extracción de petróleo del ITT. Foto del 21 de junio de 2023.
Mónica Orozco / PRIMICIAS
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Hay posiciones divididas entre las comunidades indígenas Waorani y Kichwas frente a un eventual cierre de operación del bloque ITT, ubicado en el Yasuní.
El 20 de agosto, los ecuatorianos tendrán que decidir, en consulta popular, si se debe frenar la actividad petrolera en el ITT, uno de los bloques de mayor proyección del país y que está a cargo de la petrolera estatal Petroecuador.
De ganar el Sí en la consulta, Petroecuador tendrá que desmontar infraestructura valorada en USD 1.980 millones.
Pero, además, tendrá que pagar USD 40 millones en indemnizaciones sociales a las siete comunidades indígenas que habitan en el bloque ITT.
Los que están por el "No"
El ITT está dentro del cantón amazónico Aguarico. El alcalde de esta localidad, Juan Carlos Orellana, explica que el cierre de operaciones del ITT dejaría un hueco en su presupuesto de USD 70 millones anuales. Esos recursos financian obra pública, salud y educación.
En la zona de influencia del ITT hay una comunidad Waorani y otras seis comunidades Kichwas. Son 2.514 personas, que ahora viven de la actividad petrolera.
Una de las comunidades es BocaTiputini, de la nacionalidad Kichwa, que ha recibido alrededor de unos USD 4,5 millones desde 2013, cuando empezó el desarrollo del ITT.
Con esos recursos, la comunidad compró 20 lanchas rápidas y dos buses para dar servicio de transporte a Petroecuador, inversiones que quedarían en nada si la petrolera abandona el ITT.
El aporte económico de Petroecuador sirvió, además, para financiar la construcción de un centro de acopio agrícola, la compra de gabarras y la dotación de servicios sanitarios en la comunidad.
Antes del inicio de operaciones del ITT, una persona ganaba USD 40 al mes, que difícilmente obtenía de la venta de yuca, verde y otros productos que se cultivan en la zona.
Como ahora prestan servicios para Petroecuador, los ingresos de esa misma persona son de entre USD 500 y 600 al mes.
"Si se va la petrolera, nos quedaríamos sin trabajo, es la fuente de ingresos para alimentar a nuestros hijos y darles educación", dice Lauro Papa, miembro de la comunidad Boca Tiputini. Y añade que la operación de Petroecuador ha sido responsable con el ambiente.
Ese también es el argumento de la comunidad Waorani de Kawymeno para oponerse a la consulta popular impulsada por el colectivo ambientalista Yasunidos.
Panenky Huabe, presidente de esa comunidad, cuestiona que personas fuera de la zona de influencia del ITT hablen a nombre de sus verdaderos habitantes.
"Yasunidos no nos representan", dice Panenki, en coro junto a otros miembros de Kawymeno.
Panenki explica que la actividad petrolera ha dejado beneficios a la comunidad como fuentes de trabajo. Más de 70 personas de las comunidades indígenas laboran en el ITT.
"De qué vamos a vivir cuando se vaya la petrolera", dice Panenki.
Los que apoyan el "No"
Pero otras comunidades amazónicas piden el retiro de Petroecuador del bloque ITT.
Una de las voces que apoyan esta idea es la de Alicia Cahuiya, quien nació en la comunidad waorani de Ñoneno y es dirigente de Género y Familia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie).
Cahuiya dice que la explotación del petróleo en la Amazonía lleva más de 50 años y, pese a eso, hay pobreza, no existen servicios básicos ni educación de calidad.
Por el contrario, dice que la actividad es un riesgo para el Yasuní, la última zona de tránsito de los pueblos en aislamiento voluntario, como los Taromenane y los Tagaeri.
"El petróleo del ITT ha beneficiado solo a una comunidad, Kawymeno. El resto de waorani no han recibido nada. Queremos que salga la petrolera estatal", dice Cahuiya.
Cahuiya, que por años representó a las mujeres waorani, dice que el pueblo convivió en armonía con la naturaleza antes de la presencia de la actividad petrolera en la Amazonía.
"Vivíamos y aún vivimos de la pesca, de la casa, de lo que nos da el Yasuní. El petróleo solo nos deja basura y contaminación", concluye.
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