Nuréyev, el 'cisne' que desertó del comunismo para bailar en libertad
Considerado el mejor bailarín del siglo XX, Rudolf Nuréyev revive en un documental que mezcla danza, política y los principios de libertad.
Rudolf Nuréyev: siendo niño se inició en las danzas folclóricas bashkirias.
Netflix
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El bailarín Rudolf Nuréyev pisa el tablado de Netflix en un documental de alta factura y elegante tratamiento. Su vida, pasión y escape del comunismo es tratado con prolijidad y como una metáfora de la búsqueda de la libertad.
Nacido en un tren transiberiano en 1938, pansexual y rebelde, Nuréyev tuvo un solo deseo en la vida: bailar y amar sin cadenas.
El documental que presenta Netflix recorre la vida del bailarín desde sus humildes orígenes hasta su polémica deserción de la Unión Soviética. Mezcla danza, política y la revolución sexual de unos años marcados por el prejuicio.
El documental dice que si algo ha aplastado y maltratado el comunismo es la libertad individual, la libre determinación de quienes no viven con manuales o credos de partido.
Oscar Wilde, Manuel Puig, Reinaldo Arenas y otros tantos escritores han sido el vivo ejemplo de la disidencia de los 'stalinismos' o los 'castrismos'. Rudolf Nuréyev creció y bailó en una época marcada por el dogma soviético.
El 'cuervo blanco', como era conocido el bailarín, tuvo el karma de nacer con el alma de un cisne libérrimo que amaba decidir sobre sus pasiones con capricho y gozo.
Por ello, tuvo que elegir entre volver a la jaula soviética o saltar a la aventura de la vida en París.
Nuréyev eligió lo segundo y apenas llegado pidió asilo político. El magnetismo animal que irradiaba y el enorme talento como bailarín demandaban a partes iguales espacios más aireados y amplios.
París le abrió los ojos a un nuevo mundo de sensualidades, teatros y amigos. "Pantera humana", "fuerza de la naturaleza", y "aquel que trajo carne y sexo al ballet", son algunos de los epítetos que usaron sus conocidos para referirse a él.
Víctima del sida, Nuréyev falleció a los 54 años en su amada París, cuna del existencialismo, del egotismo y de los excesos tanto humanos como artísticos.
Nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, realizó su última aparición en el Palais Garnier de París en 1992.
Su tumba en el cementerio de Sainte-Genevieve-des-Bois, fue diseñada por su amigo Ezio Frigerio y llama la atención por su belleza: ostenta un espectacular mosaico de colores que quiere asemejarse al kilim (alfombras artesanales hechas a mano que solían cubrir los féretros de los errantes).
El documental de Netflix, dirigido por David y Jacqui Morris, intercala archivos fotográficos y testimonios. Es una gran oportunidad para ver a ese ser humano que se elevaba por los aires a gusto y capricho.
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