‘Machos alfa’, la serie cómica de Netflix que se burla del machismo
Sexo, poder y dinero los ejes que trata 'Machos alfa' en clave de humor, revelando que hoy en día las que mandan y gobiernan son las mujeres.
'Machos alfa' dinamita con humor la conducta machista.
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Pedro, Luis, Raúl y Santi son cuatro 'Machos alfa' que se sienten perdidos en la nueva era de empoderamiento femenino y que luchan por adaptarse a una sociedad donde las mujeres son cada día más independientes.
Su primer tropiezo se da en el amor, terreno donde las chicas se aburren con ellos, al notar sus hábitos "cavernícolas" y dominantes. Para Pedro sigue vigente eso de creer que "el hombre es el proveedor" y la mujer la que debe quedarse en casa.
Para Luis "los celos son muestras de cariño". Para Raúl y Santi, ser posesivo con la pareja, fuerte, no llorar, ser 'macho' como un vaquero es una fórmula perfecta.
Pero como los tiempos han cambiado, estos cuatro especímenes se chocan con una nueva realidad donde ellos van siendo inútiles, ridículos y cada vez más atacados por la soledad.
Pedro, Luis, Raúl y Santi descubren que las mujeres están empoderadas y ganan más dinero que ellos. Que ya no piensan que el amor o el matrimonio son algo esencial para la realización de sus vidas.
Esta serie, cuya primera temporada tiene 10 capítulos, ha puesto en debate en redes sociales el machismo versus una educación donde prime la equidad de roles y de derechos entre hombres y mujeres.
"Hola, soy machista", es la frase reflexiva que marca el inicio del cambio en estos cuatro personajes, que lo único que tenían es hambre de deportes, comida, dinero y conquistas amorosas.
Pero, gracias al curso "Machirulos en deconstrucción, hacia una masculinidad sana", Pedro, Luis, Raúl y Santi logran aprender que venían anquilosados en una dinámica patriarcal, donde el músculo y la agresividad pesa más que la sensibilidad.
El estereotipo de los 'alfas'
En el libro 'La política de los chimpancés: poder y sexo entre los simios', publicado e 1982, el primatólogo y etólogo Frans de Waal sugirió que sus observaciones de una colonia de chimpancés podrían aplicarse también a las interacciones humanas.
Gracias a estas polémicas comparaciones surgieron las primeras nociones sobre las jerarquías de poder en los humanos. A principios de la década de los noventa, el término 'alfa' se usó para referirse a esos hombres viriles, valientes, osados, que destacaban en los negocios.
La moda, el cine y la estética hizo el resto: pintó al macho alfa como un hombre de aspecto rudo, barbado, musculoso y con poder para proteger y alimentar a su pareja.
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