'Emily en París' regresa a Netflix con más moda, lujos y romance
La serie 'Emily en París' estrena su tercera temporada y en esta ocasión la protagonista está atrapada entre dos trabajos y dos amores, y debe tomar decisiones.
La actriz Lily Collins aparece en una escena de la tercera temporada de 'Emily en París'.
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La tercera temporada de 'Emily en París' irrumpe en Netflix con todo lo que se esperaba de esta serie. La moda, el amor, el drama y los enredos siguen siendo los protagonistas.
El foco más importante del relato apunta a que la protagonista, interpretada por Lily Collins, intenta satisfacer a dos empresas. Y como dice la Biblia, "nadie puede servir a dos señores".
Alrededor de esa 'infidelidad laboral' se desatan situaciones cómicas y giros imprevistos que llevarán a Emily a pensar si deja su amada París.
Amores conflictivos
Los vaivenes laborales de Emily son entretenidos, pero los líos románticos que los entrecruzan provocan que el espectador se quede pendiente de la pantalla, ávido de más información.
Emily avanza en medio de su extraño triángulo amoroso, entre el banquero inglés, Alfie, y su primer amor parisino, el chef Gabriel.
Pero en realidad todos los personajes tejen telarañas de relaciones que asombrarán a la audiencia. Además, regresan algunos amores del pasado, otros se dan por vencidos y otros destapan secretos avinagrados.
La ropa manda
En el apartado técnico, otra vez el vestuario acapara la atención. El guardarropa de los personajes es exquisito, aunque a ratos los diseños de Emily resultan extravagantes.
La moda de alta costura es uno de los hilos que une la trama, como ocurrió en las temporadas anteriores. Ojo con la escena de los vestidos negros de Madeline y Sylvie, ambos del mismo diseñador. Y la creación alada que luce Emily simboliza que está lista para emprender su propio vuelo.
La edición de la serie es otro acierto. Los 10 episodios duran media hora, son digeribles y prácticamente vuelan.
París y Provenza
El paisaje y los rincones históricos de París son un personaje más, pero esta vez también hay espacio para la región de Provenza.
Un castillo bellamente decorado y rodeado de campos de lavandas sirve de escenario para escenas memorables de la temporada de esta serie, quizás el placer culposo más popular del catálogo de Netflix pese a las polémicas por los clichés sobre Francia.
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