El año en que la cocina ecuatoriana dio el gran salto internacional
Alejandro Chamorro y Pía Salazar, dueños del restaurante Nuema, en Quito, el 24 de noviembre de 2022.
Gonzalo Calvache/PRIMICIAS
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Hablaba hace dos noches con Pía Salazar y con Alejandro Chamorro sobre los cambios que ha vivido la cocina ecuatoriana en el año que acaba.
Para ellos fue el año del salto adelante. El de su traslado a un nuevo espacio, definitivamente amplio, sobrio y completo. Alejarse del Centro Histórico les abrió horizontes.
Dejaron el viejo y minúsculo local, y ganaron la oportunidad de construir una cocina a en la que se maneja una docena de profesionales y hay espacio para casi todo.
Han ganado horizontes. Al fin tienen carta de vinos y bodega, barra y bar (y una buena bartender), y espacio para hacer frente a los compromisos que anuncian desde hace años y todavía necesitan concretar.
Es su reto: el nuevo Nuema ya no admite medias tintas o titubeos. Se abre una puerta al futuro; si la cruzan o no depende de ellos.
Este 2022 que termina acabó siendo bueno para ellos. Han aceptado un reto. El año 2023, que está a punto de reventarnos en la mano, les exigirá más de lo que imaginan.
Escribir de Nuema es el pretexto informativo -las novedades son importantes cuando anuncian consecuencias- para ir más lejos.
La cocina ecuatoriana ha vivido uno de los mejores años de su historia reciente, si no el mejor.
Ha sido el año del gran salto internacional de nuestras cocinas y algunos de nuestros cocineros. Llegaron a foros y espacios internacionales que ya no convocan con normalidad.
Vimos a Juan Sebastián Pérez mostrando a Quitu en Worldcanic, el encuentro de cocinas de los volcanes, y en Bogotá Madrid Fusión, donde también hubo un espacio para Santiago Cueva (Marcano el Camino).
Y se cerró la presencia de Alejando Chamorro en Madrid Fusión para la última semana de enero del año próximo.
Ser seleccionado para ser parte de uno de los tres grandes congresos gastronómicos del mundo implica un reconocimiento impensable hace tres años.
Hay un despertar de cocinas y de profesionales en Ecuador que ilusiona.
No me gustan las listas, menos cuando responden a los caprichos y las necesidades económicas de quienes las organizan, pero la ampliación de los 50 Best Restaurants a 100 miembros mejoró nuestra posición: cuatro restaurantes entre los 100 mejores.
Y hubo otras buenas noticias:
- La recuperación de Urko.
- El nuevo espacio de Nuema.
- La consolidación de Quitu, con espacio renovado.
- Y la propuesta de cercanía y sentido común de Marcando el Camino.
Tomen nota los profesionales jóvenes: la cocina no es solo brillos, locales de lujo y platos alambicados. La cocina de la normalidad tiene mucho que contar.
Hay un despertar de cocinas y profesionales que me ilusiona. Me emocionó lo que anuncia Tata Rodríguez en el nuevo espacio de La Chichería, en Cuenca.
Veo jóvenes comprometidos con sus ideas, dando la réplica a viejas glorias que, ay, rondando los cuarenta, se muestran anticuados y sin norte.
Lo muestra la fallida experiencia de Foresta, necesitada de un urgente cambio de ritmo. La estrella culinaria de Rodrigo Pacheco se apagó nada más abrir en Quito; el año 2023 le trae grandes retos.
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