Caminante no hay camino: los parques de Quito son una jungla
El abandono de los parques y jardines de Quito los ha vuelto casi que selvas indómitas y agrestes, con matojos, basura e inseguridad. Las redes sociales están podando el problema y claman urgente 'una manito de gato'.
Vista aérea del parque La Carolina en Quito, el 15 de marzo de 2020.
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Parques que parecen bosques desolados. Hierbas crecidas, columpios y juegos infantiles oxidados y en mal estado, árboles torcidos a punto de caerse, sombras que se mueven entre la maleza, animales extraños que corren entre matojos, basura y un olor a peligro... no es una película de Stephen King, son los parques de Quito, abandonados a su suerte.
Y las redes sociales ya levantaron su voz de protesta.
A sabiendas de que los parques son los espacios abiertos donde la familia se distrae, sobre todo en fines de semana, practica ejercicio o experimenta un momento de relax, lo que más reclaman los cibernautas es seguridad.
Los visitantes de los parques temen ser asaltado mientras caminan al aire libre, pero las autoridades parecen no escuchar sus trinos.
Es entonces cuando los ciudadanos se convierten en reporteros y entre hierbas crecidas, falta de una poda, capturan con sus celulares la viva imagen del descuido.
Además, a la ausencia de guardias, alarmas de auxilio, iluminación adecuada, se suma un paisaje desolado donde el sentimiento de desprotección es un peso sobre los hombros del caminante o deportista.
Imagínense qué tan agreste se ha tornado el panorama en los parques de la capital que los cibernautas ya comentan que son propicios para convertirse en locaciones de películas de suspenso.
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