Tiempo de arupos: el verano quiteño se llena de rosa y blanco
Empiezan a florecer los arupos, los árboles más representativos y queridos de la capital aunque, en realidad, son originarios de Loja. Las fotos de los arupos y el azul del cielo se toman las redes.
Arupos en todo su esplendor.
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Una alegría para Quito que está tan alicaída: llegan el cielo azul, la pirámide perfecta de un volcán nevado y, para dar color a esta postal, las flores rosadas, lilas o blancas de un frondoso arupo.
Durante el verano, los quiteños tienen el privilegio de despertarse todos los días con estos paisajes.
Los cibernautas, fotógrafos con celular, no dejan de captar las esquinas de agosto, mes de vientos, sol y de arupos en cada jardín.
Así como se espera el florecimiento de los guayacanes en el sur de Loja (entre los meses de diciembre y enero), en agosto Quito ve cómo los arupos cambian de color.
Sorpresa al descubrir los orígenes del arupo, nativo de Ecuador y de Perú.
El arupo es parte de la cotidianidad de Quito. Cada quien vive su día a día entre estos bellos árboles y las tradiciones de la ciudad, desde el norte hasta Chimbacalle:
En 2019 hubo una iniciativa ciudadana para sembrar un bosque de arupos en el sector de Él Trébol, pero no se ha visto concretada aún.
En este trino, el exalcalde Roque Sevilla también manifiesta su sueño de ver un barrio lleno de estos árboles coloridos:
Los arupos nos recuerdan mejores tiempos para la ciudad, como cuando las conversaciones por esta época del año giraban en torno a la elección del arupo más bello y no al pandemonio en el municipio.
Cielo color mar, verano en tiempos de vacunación, sol pálido y equinoccial y un arupo blanco en medio de las avenidas... ni siquiera Gabriel García Márquez lo hubiera soñado:
Si tiene la oportunidad, salga y fotografíe su arupo favorito, sería un gusto verlo publicado, floreciendo, en las redes sociales.
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