Waykana, la primera pyme ecuatoriana que negocia sus acciones en bolsa
Waykana empezó como un emprendimiento en la sala de los abuelos de uno de sus fundadores y recientemente vendió parte de su paquete accionario a un fondo local de inversiones.
Campanazo por la negociación de acciones de Waykana, en la Bolsa de Valores de Quito, el 1 de septiembre de 2021.
Bolsa de Valores de Quito/Twitter
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Waykana, que desarrolla productos ancestrales como el té de guayusa, se convirtió en la primera pequeña y mediana empresa (pyme) en negociar sus acciones en el mercado de valores ecuatoriano.
La operación se hizo a través del Registro Especial Bursátil (REB), un segmento del mercado bursátil creado exclusivamente para la negociación de valores emitidos por pymes y organizaciones de la economía popular y solidaria.
El 1 de septiembre, cuando fue el campanazo por la salida a bolsa de Waykana, se negoció un paquete compuesto por 220 acciones, es decir una parte de las 1.000 que posee la empresa.
Las acciones se negociaron con un valor de USD 909 cada una y fueron adquiridas por un fondo de inversiones del país.
"Podríamos haber sacado más acciones a un menor precio, pero queríamos llegar a un inversionista más sofisticado", dice Demetrio Santander, cofundador de Waykana.
Y agrega que "la negociación nos demostró que hay fondos ecuatorianos que ya quieren trabajar como fondos internacionales, es decir que están más dispuestos a tomar riesgos, a creer en los emprendedores.
Los recursos de la negociación se destinarán a la expansión del negocio en Ecuador, que busca entrar a otras cinco cadenas de supermercados y con ello a 1.000 puntos de venta.
Además, el negocio quiere consolidar e impulsar sus exportaciones a Brunei, Singapur, Alemania y Estados Unidos.
Desde su constitución, hace seis años, Waykana ha exportado a más de 20 destinos.
Plan de expansión
Waykana pensó que llegaría a emitir en bolsa cuando tuviera muchos años de antigüedad, pero los planes se adelantaron por la pandemia.
En medio de la crisis la empresa abrió más mercados, como Brunei, y surgió la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiamiento.
"Debíamos buscar alternativas para obtener recursos y crecer, sobre todo como marca. Empezamos a hablar con fondos e inversionistas y uno de los fondos nos recomendó obtener capital en bolsa", afirma Santander.
Y eso justamente lo que le ocurre en este último mes a la empresa, que registra más inversionistas interesados.
Con ese antecedente la empresa aspira a realizar en los próximos meses una nueva negociación de acciones, dice Juan David Gómez, cofundador de Waykana.
Si bien las ventas de Waykana cayeron levemente en 2020, sus mercados se expandieron porque aparecieron nuevos hábitos de consumo. "La gente ahora busca productos más naturales y que den energía, por el aumento de las horas laborables a causa del teletrabajo", explica Gómez.
Por ello, la empresa también desarrolla nuevos productos para los próximos meses. Actualmente el portafolio de Waykana está compuesto por té de guayusa al granel, bolsas de té de cuatro sabores y energizantes en lata de cuatro sabores.
De la sala de los abuelos a la bolsa
Waykana es un negocio que surgió con la amistad entre Santander y Gómez, quienes se conocieron en un foro de emprendimiento.
"Los dos teníamos valores compartidos, como son las ganas de ayudar al desarrollo económico de las comunidades el país y exportar productos ecuatorianos", cuenta Gómez.
En la búsqueda de respuestas a sus anhelos, ambos emprendedores hicieron un viaje a la Amazonía, donde probaron la hoja de guayusa, planta endémica de Ecuador, y descubrieron que era un energizante natural.
"Nos enamoramos de la idea de vender la guayusa en el extranjero y que las personas digan esto es de Ecuador".
Juan David Gómez, Waykana
Así es como surgió el negocio, en el que no solo se iba a comercializar la planta, sino que tendría un valor agregado.
"Empezamos el emprendimiento cuando los dos teníamos otros trabajos. Decidimos que yo me iba a lanzar y Demetrio me iba a apoyar con su sueldo porque teníamos mucho trabajo por hacer", dice Gómez.
El emprendimiento, que empezó en la sala de los abuelos de Santander, ahora es una empresa que cotiza en bolsa y trabaja con más de 100 productores de la comunidad Kichwa de Napo y Orellana, a quienes les pagan más del 15% del precio estipulado en las políticas de comercio justo.
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