Producción de textiles está estancada, las ventas cayeron 19,68%
2019 ha sido un año de cifras negativas para el sector textil y de confecciones en Ecuador. Producción, exportaciones, ventas, consumo, generación de empleo y hasta las importaciones -de materias primas y maquinaria- cayeron en comparación con 2018.
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"El cierre de año en ventas para el sector textil no es lo que se esperaba y 2020 se proyecta también como un año de estancamiento", dice Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE).
Desde 2016 las ventas de productos textiles han venido cayendo, según el índice de la producción industrial manufacturera (IPI-M).
Este indicador mide la producción generada por la industria a partir de las ventas y la variación de los inventarios. Cuando el índice disminuye significa que las ventas cayeron y se comercializaron más productos almacenados.
En agosto de 2016 el IPI-M llegó a 116,56 y durante los siguientes tres años tuvo fluctuaciones hasta caer en agosto de 2019 a 87,81 puntos.
Los números evidencian un estancamiento de la producción directamente vinculado con la caída de las ventas.
Entre enero y agosto de 2019 las ventas de textiles y de confecciones en el país llegaron a USD 728,5 millones, un 19,68% menos en comparación con el mismo período de 2018, cuando alcanzaron USD 906,9 millones.
La mayor caída se evidencia en los textiles. Durante los primeros ocho meses de 2019 se vendieron USD 241,9 millones, mientras que en el mismo período de 2018 llegaron a USD 317,8 millones, lo que significa un recorte del 23,16%.
La disminución en las ventas responde a una reducción en el consumo de los ecuatorianos desde 2016, considerado el peor año para el sector desde la dolarización en 2000.
En el primer semestre de 2019, los hogares destinaron en promedio USD 33,45 al mes para adquirir productos textiles, un 2,67% menos que en 2018, según datos del Banco Central (BCE).
Menos trabajo
La caída en la ventas impactó en la oferta de empleo de esta industria.
Entre septiembre de 2018 y septiembre de este año 12.000 puestos de trabajo se perdieron en las 70 fábricas que forman parte de la AITE, entre las que se encuentran Pinto, Tatoo, Pasa y Vicunha.
"Lo más crítico de todo es la caída en el empleo pleno sectorial. Hay una reducción del 9% de los empleos directos", explica Díaz.
Desde 2018, tres grandes fábricas de la asociación cerraron sus puertas. Además, según información de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria (Capeipi), la mitad de las empresas afiliadas que opera en el sector textil dejó de hacerlo o se trasladó a la informalidad.
"Hay personas que están produciendo localmente sin cumplir con las leyes tributarias, laborales, comerciales, ambientales, entre otras", sostiene el presidente de la Asociación.
El sector atribuye su compleja situación al contexto económico que vive el país y al contrabando, considerado como la subdeclaración de mercaderías, que solo en telas representa entre un 60% y 70% de lo que ingresa al país.
Comercio exterior en negativo
Las cifras de importaciones de materia prima y maquinaria confirman el estancamiento en la producción local de textiles.
Entre enero y agosto de 2019 el sector dejó de adquirir 1.600 toneladas métricas de hilos y 4.400 toneladas métricas de telas.
Las compras de la industria textil ecuatoriana se redujeron en siete de los nueve países donde los textileros ecuatorianos adquieren materia prima.
Además, la AITE habla de una pérdida de competitividad que se evidencia en la disminución de las exportaciones de hilados y tejidos, en un 38% y 24%, respectivamente.
Solo el rubro de exportación de confecciones muestra señales de mejora, se incrementó un 55% en los primero ocho meses de este año, en comparación con el mismo período en 2018.
Aunque, según Javier Díaz, esto se debe a "un contrato especial alcanzado por una la empresa Ingesa hacia los Estados Unidos".
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