Subempleo e informalidad marcan el mercado laboral de las mujeres
El deterioro de las condiciones laborales de las mujeres se ha agravado por el cierre y la caída de ingresos de las micro y pequeñas empresas en la pandemia de Covid-19.
Una vendedora informal comercializa frutas en una calle de Quito, en julio de 2022.
EFE
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El subempleo y la informalidad entre las mujeres aumentaron, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
La tasa de subempleo de las mujeres llegó a 21,8% en junio de 2022, lo que significa 1,8 puntos porcentuales sobre la tasa del mismo mes de 2019, antes de la pandemia.
El subempleo es un trabajo precario, donde la gente percibe ingresos inferiores al salario básico, de USD 425 al mes; o labora menos de la jornada legal, de 40 horas a la semana.
En la misma línea, la tasa de informalidad del mercado laboral de las mujeres llegó a 54,8% en junio de 2022, es decir, un incremento de 5,7 puntos porcentuales frente al mismo mes de 2019.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define al empleo informal como el trabajo que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales.
Mientras tanto, la tasa de empleo adecuado de las mujeres era de 27,6% en junio de 2022, es decir, 1,1 puntos porcentuales menos que la cifra del mismo mes de 2019.
Influye el tipo de negocios
Una de las razones que explica el deterioro del mercado laboral para las mujeres es el cierre o la caída de ingresos durante la pandemia de Covid-19 de los pequeños negocios, que son grandes empleadores de este grupo de población.
Lo muestra el estudio Impacto de la pandemia en el empleo femenino en micro y pequeñas empresas, presentado el 18 de agosto de 2022.
El informe fue elaborado por Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) y Corporación Participación Ciudadana.
Más del 45% de las mujeres trabaja en micro y pequeñas empresas, según el estudio. Este tipo de compañías son más vulnerables a las crisis porque su tamaño y sus ventas limitan su liquidez y su capacidad de endeudamiento, explica Felipe Hurtado, director académico de Cordes.
El deterioro del mercado laboral de las mujeres también responde a la mayor participación de ese grupo de la población en actividades de servicios, que registraron mayores pérdidas entre 2020 y 2021.
La caída de las ventas de ese sector en ese período respondió a las restricciones de movilidad y distanciamiento para evitar contagios de Covid-19.
Por ejemplo, las peluquerías perdieron 2.000 empleos, de los cuales el 80% corresponde a mujeres.
Cabezas de hogar
La destrucción de empleos formales durante la pandemia llevó a las mujeres a emprender por subsistencia, cayendo en el subempleo y la informalidad.
Otro problema para las mujeres es que carga de tareas del hogar aumentó durante la pandemia. Las mujeres dedican ahora más tiempo al cuidado de los niños y de otros miembros vulnerables de la familia para evitar contagios, sostiene la OIT.
En ese contexto, Cordes, Usaid y Corporación Participación Ciudadana sugieren a las autoridades y al sector privado trabajar en programas para generar empleos femeninos.
Gremios, como la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), han planteado medidas como determinar licencias compartidas entre la madre y el padre para el cuidado de los hijos y fomentar la corresponsabilidad parental.
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