Arroceros, maiceros y bananeros aumentan uso de drones para fumigar
Según estudios de empresas que ofrecen este servicio, la fumigación y el riego son 50 veces más rápidos con estos equipos que con mochilas aspersoras. Gremios y productores tienen la opción de alquilar estos aparatos.
Imagen de la utilización de drones en plantaciones de maíz.
Ecuadrones
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Hasta hace unos años era difícil pensar en que un aparato de dos metros fumigue y fertilice los cultivos agrícolas en el país. La tecnología de los drones se veía como algo lejano. En la actualidad, ya es una alternativa para el agro.
El uso de drones para actividades agrícolas se ha incrementado en un 80% desde 2020, año de la pandemia, según Backer Yánez, de la empresa Ecuadrones, con más de siete años en el mercado nacional.
Esto, explicó, porque durante el confinamiento no había mucha mano de obra disponible y los productores optaron por emplear estos equipos.
Sus principales clientes son productores y gremios de los sectores arrocero, maicero y bananero, asentados en la Costa. Pero también tienen usuarios de la Sierra, principalmente plantaciones de pinos y eucaliptos.
"Los utilizan para fumigación principalmente", señaló Yánez a PRIMICIAS.
Según el proveedor, las ventajas van desde ahorro de tiempo y recursos, sobre todo mano de obra.
Leonardo Virviescas, vocero de BASF, va más allá. Según estudios de la empresa, los drones son hasta 50 veces más rápidos en la aplicación de productos químicos de protección de cultivos, que el pulverizador de mochila típico.
Además, una hectárea de cultivo se fumiga normalmente en cinco horas, mientras que con estos equipos esos tiempos se reducen a 15 o 30 minutos.
Para su operación, solo se requiere de dos personas con un cobertura de 23 hectáreas en un día. "Esto no reduce el tiempo, sino también el costo invertido", manifestó a PRIMICIAS.
En el mercado existen drones de hasta USD 20.000, pero las empresas brindan la alternativa del alquiler.
"El productor puede alquilar drones por tiempos y con costos bajos que van desde USD 14 por hectárea en el caso del cultivo de arroz, o de USD 20 por hectárea en el caso del banano", detalló el representante.
Según Virviescas, Colombia lleva la delantera en su implementación y los resultados son óptimos para los productores.
Ventajas y desventajas del uso de drones
Para Jorge Valle, presidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de El Oro, la utilización de drones como nueva tecnología para la fumigaciones en los cultivos es una buena alternativa.
En entrevista con PRIMICIAS, destacó que se logran resultados en ciclos cortos, como el arroz. "Son cultivos bajos que le permiten a la persona que lo opera tener visibilidad del dron y del cultivo. En banano, se ha restringido un poco el uso por el tema de la visibilidad".
El experto explicó que con estos equipos hay menos desperdicio de producto en la fumigación, porque es más exacto.
No obstante, cree que la falta de autonomía es una desventaja. "Hay que cambiar de batería y otros implementos que se suman al costo del alquiler. Son elevados", aseguró.
De allí que el sector bananero opta más por el uso de avionetas para la fumigación.
Sin embargo, agregó, su uso es ideal para superficies pequeñas y en zonas sensibles, donde hay escuelas, vías y poblaciones vecinas que pueden resultar perjudicadas con la fumigación. En estos casos, la alternativa más acogida es la del alquiler.
Por eso, las empresas proveedoras buscan captar a los agricultores de las áreas rurales.
Para Salomón Altamirano, ingeniero agrónomo en Yara, el aumento del uso de esta tecnología es evidente, principalmente en los cultivos de arroz.
"Ayuda mucho en el tema de la operación. Un agricultor se toma fumigando toda una mañana, con un dron lo hace una hora y media o dos horas. Se ha vuelto una herramienta muy eficiente", manifestó.
Coincidió con Valle en la precisión al momento de fumigar, a diferencia de la mano de obra que donde hay un margen de error.
Altamirano cree que los costos con la aplicación de estos equipos es similar al uso de recurso humano. "La diferencia puede ser de USD 1, no hay mucha distancia".
Yara emplea drones para la fertilización foliar (suministro de nutrientes a las plantas a través de sus hojas). Pero además se le puede dar otros usos, como para levantamientos topográficos y fotogrametría para monitorear los cultivos.
En el mercado ecuatoriano hay drones a los que además se les puede instalar un software con infrarrojos para detectar plagas.
El tamaño de uno de estos aparatos es 2x2 metros, pesan en promedio 45 kilogramos y tienen una gran hélice que soportar el peso del producto, como agua y fertilizantes. Estos van en un tanque con capacidades de entre 15 y 30 litros.
La regulación de su uso está a cargo de la Dirección General de Aviación Civil (DGAC). Existe una normativa vigente desde 2020, con algunas disposiciones.
Por ejemplo, estos aparatos no podrán ser operados en las cercanías de aeródromos, zonas de seguridad del Estado, helipuertos, zonas intangibles, entre otras.
La distancia mínima para acercarse a estos espacios aéreos controlados es de nueve kilómetros, mientras que la altura máxima de vuelo es de 122 metros, sobre el terreno.
Las horas permitidas para operar son entre “la salida y puesta del sol” y en condiciones meteorológicas adecuadas para ser visibles.
En Ecuador hay aproximadamente 22 drones certificados solo para fines agrícolas y tres centros de capacitación autorizados, según la DGAC.
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