Palmicultores luchan contra la plaga para no perder la bonanza de precios
El precio de la tonelada de palma se disparó hasta en USD 230 tras el fin del confinamiento. Pero una plaga conocida como la Pudrición del Cogollo amenaza con mermar la producción del sector.
Imagen referencial de las plantaciones de palma en Esmeraldas, provincia que cultiva la mayoría de esta planta en el país.
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Los palmicultores en Ecuador celebran el alza del precio del aceite de palma en los mercados internacionales. El precio se elevó por un aumento de la demanda tras el fin del confinamiento de Covid-19.
Pero no todo es festejo. Los agricultores deben enfrentar a la Pudrición del Cogollo, plaga que ha exterminado más de 90.000 hectáreas de cultivo desde 2017. Además el sector de procesamiento de palma opera al 45% de su capacidad.
Esta enfermedad es un hongo que ataca los cultivos e impide el crecimiento de la planta. Además de Ecuador, donde hay 254.206 hectáreas sembradas con palma, la Pudrición del Cogollo se ha extendido a Panamá, Colombia, Surinam y Brasil.
Los altos precios internacionales, mezclados a la merma en la producción nacional, han hecho que el precio local se dispare. Pero esto a su vez golpea al sector industrial que produce aceites, mantecas, margarinas y jabones a base del aceite de palma.
Así, en esta ecuación se desarrolla esta industria que representa el 3,5% del Producto Interno Bruto Agrícola y genera 120.000 empleos directos e indirectos.
Buenos precios desde 2020
La reactivación de la demanda y el comercio mundial tras las restricciones derivadas de la pandemia, han impulsado un alza sostenida en el precio de materias primas. En este grupo están la soya, el trigo y la fruta de palma.
A partir de mayo de 2020, el precio internacional (FOB Indonesia) del aceite crudo de palma se ha incrementado en más del 100%.
La tonelada de palma pasó de USD 70 antes de mayo de 2020 a cotizarse hasta en USD 230 en las últimas semanas de febrero de 2021.
"Es un respiro para el productor, frente a los precios en temporada de confinamiento", dice Oscar Calahorrano, presidente Ejecutivo de Propalma.
Indonesia y Malasia son los más grandes productores mundiales de palma, con el 85% de la producción global.
En la región, Perú y Colombia, junto a Ecuador, son países que se han dedicado a la producción, procesamiento y exportación de palma.
La maldición de la plaga
Esmeraldas tiene las mayores plantaciones de palma. Su cultivo ha impedido que los habitantes de la provincia se dediquen a los sembríos de la hoja de coca.
"La dinámica social y productiva de Esmeraldas gira en torno a la palma".
Oscar Calahorrano, presidente Ejecutivo de Propalma
Pero, al ser la mayor productora, también ha sido la mayor perjudicada por la plaga de la Pudrición del Cogollo. Hasta la fecha, ha terminado con unas 90.000 hectáreas.
Esto ha disminuido la producción de las plantas extractoras del aceite de palma.
"La producción pasó de las 607.000 toneladas, en 2017, a una proyección de 400.000 para este año", señala Calahorrano de Propalma.
Debido al impacto de la plaga, la industria estima una contracción superior al 30% en el volumen de las exportaciones para este año.
Las áreas afectadas por la plaga se pueden volver a sembrar, pero se necesitan tres años para que la planta empiece a producir nuevamente.
Perjuicios para la industria
Pero no todas son buenas noticias. Mientras los agricultores se benefician de los precios altos, esto ha provocado un efecto contrario al sector industrial.
Quienes procesan el aceite de palma pagan más porque el costo de la materia prima se disparó en el mercado local.
"El precio local, y ha pasado desde algunas semanas, es más alto que el internacional", asevera Calahorrano.
Estos costos elevados de la materia prima acorralan a los productores de derivados como aceites comestibles, mantecas, margarinas, cosméticos y productos de limpieza.
Por ello, el sector busca apoyo en el Gobierno, con el fin de garantizar el abastecimiento del mercado local y evitar un alza en el precio de venta al consumidor.
Biocombustibles, en la agenda
La prioridad del sector, en este momento, es conseguir créditos blandos para atender a los agricultores que perdieron sus plantaciones a causa de la Pudrición del Cogollo.
Volver a sembrar palma, según el gremio, garantizará el abastecimiento del mercado local y aumentará la presencia en el internacional.
Hasta el momento, se han vuelto a sembrar 20.000 hectáreas y unas pocas están a punto de retomar la producción.
Además el sector palmicultor comenzó, en 2017, un plan para incursionar en el mercado de combustibles con un biodiésel hecho con base en el aceite de palma.
Con este producto se busca competir con el diésel, que es importado y tiene un alto contenido de azufre.
"Hoy la disponibilidad de palma es limitada, pero apuntalar un proyecto de biodiésel y combustibles limpios es fundamental", sostiene Calahorrano de Propalma.
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