Reforma al IESS: "ajuste será duro, difícil y doloroso, pero necesario"
Edificio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), en el norte de Quito.
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El Gobierno se comprometió a impulsar un nuevo proceso de diálogo para delinear una reforma estructural del sistema de seguridad social.
La reforma desde luego incluye al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y el documento que produzcan las autoridades actuales debería servir de base para que el próximo gobierno haga la reforma.
El objetivo, según el presidente Lenín Moreno, es buscar que el IESS sea sostenible en el tiempo y que garantice la prestación de servicios a sus afiliados.
Los expertos en seguridad social, Jorge Madera, Alfonso Merino y Patricia Borja, dialogaron con PRIMICIAS y esbozaron los contenidos que deberían abordarse en una reforma a la Ley de Seguridad Social:
La abogada Patricia Borja advierte que el ajuste será "difícil, duro y doloroso, pero necesario" y dice que demandará acuerdos amplios.
Para estos expertos, la reforma debería centrarse en cuatro acciones:
- Reducir los gastos administrativos del IESS, mejorar los mecanismos de designación de los integrantes del Consejo Directivo de la institución y automatizar los procesos contractuales para evitar la corrupción.
- Modificar el régimen de pensiones, conocido como Seguro de Pensiones.
- Mejorar el sistema de salud del IESS, para que pueda complementarse con el sistema de salud pública.
- Reformar el sistema de inversiones para que garantice la seguridad del dinero de los afiliados y de los pensionistas.
Seguro de pensiones, clave
Uno de los puntos clave, según el gobierno, es la reforma al régimen de pensiones.
El dinero que financia el Fondo de Pensiones, que proviene de los empleadores, los trabajadores y del Estado pronto no alcanzará a cubrir las obligaciones del IESS.
Esto según las mismas autoridades del gobierno y los estudios actuariales realizados al Fondo de Pensiones.
Se impone buscar una nueva estrategia para financiar las pensiones de los jubilados. Los analistas aseguran que las alternativas no son muchas y que las principales son:
- Subir los aportes a los afiliados.
- Aumentar la edad a la que se jubilan las personas o crear incentivos (tributarios) que lleven a los afiliados, de manera voluntaria, a postergar su retiro de la vida laboral.
- Reducir las prestaciones.
El estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denominado ¿Cuáles son los principales nudos críticos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social? señala que habrá problemas para financiar las prestaciones de los jubilados si no se realizan cambios estructurales.
"Los problemas de sostenibilidad se profundizarán con el proceso de maduración propio del sistema de pensiones. (Según el último estudio actuarial) se observa que la carga pensional se reduce de 6,38 trabajadores activos por cada jubilado en 2020 a 2,11 activos en 2058; lo cual pondrá presión sobre el financiamiento de los próximos años", según la OIT.
Para Jorge Madera, director de la Mesa de Seguridad Social, el problema no es cómo financiar las jubilaciones ahora sino las futuras, porque las nuevas generaciones no tienen estabilidad laboral.
Esto quiere decir que entran y salen del sistema, no como las generaciones anteriores que permanecían años en el mismo empleo o la misma empresa y podían aportar regularmente.
Nada de política
Patricia Borja recalca que las alternativas para dar sostenimiento al Fondo de Pensiones deben ser analizadas de manera técnica y no política.
Borja dijo que las modificaciones estructurales tienen que basarse en estudios actuariales actualizados y en un análisis de la situación económica y social del país.
En julio de 2020, la Superintendencia de Bancos exigió al IESS nuevos estudios actuariales en los que conste el impacto de la pandemia de Covid-19 sobre la seguridad social y la economía.
"Un incremento de los aportes de los trabajadores puede ser automáticamente rechazado por la ciudadanía, por eso es necesario tener una justificación técnica", agrega Borja.
Nido de burocracia
Mientras que Alfonso Merino, otro experto en seguridad social, opina que antes de pensar en cambios a gran escala, es importante ordenar al IESS por dentro, con medidas más inmediatas.
Cita, por ejemplo, una reducción de los gastos administrativos y el castigo a la corrupción.
Hasta septiembre de 2020, el IESS tenía 37.034 empleados y destina USD 624 millones cada año para cubrir los salarios de su abultada nómina, según la página de transparencia de la Caja del Seguro.
"El problema es que hay una gran cantidad de funcionarios administrativos y no vinculados a la salud. Si no se hacen esos cambios, el dinero nunca alcanzará", asegura Merino.
Una fuente de IESS, que prefirió no ser identificada, dice que además de la reforma estructural, es clave que el Gobierno pague la deuda histórica que tiene con el Instituto.
Según el último informe financiero del IESS, el Seguro Social reclamaba el pago de USD 16.268 millones hasta septiembre de 2020.
Una pandemia financiera
De manera paralela, el IESS tiene problemas financieros que se agravaron por el impacto de la pandemia.
La institución registra ingresos por USD 325 millones mensuales pero sus gastos ascienden a USD 512 millones, según dijo Moreno durante un evento en Guayaquil, la semana pasada.
Es decir, la institución registra un déficit de USD 187 millones mensuales.
"Si no hay cambios estructurales una persona que hoy tiene 20 años tendrá problemas para cobrar su pensión cuando se jubile", dijo Moreno.
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