Pozo: El reto del próximo gobierno es lograr que la economía crezca al 4%
El ministro de Finanzas dice que Ecuador no se puede dar el lujo de crecer al 2% anual si quiere salir de una de las peores crisis de su historia.
El ministro de Finanzas, Mauricio Pozo, en su despacho, en octubre de 2020.
Cortesía Ministerio de Finanzas.
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El ministro de Finanzas, Mauricio Pozo, dice en entrevista con PRIMICIAS que Ecuador ya no se puede dar el lujo de crecer a menos de 4% si quiere generar empleos. Advierte que reactivar al sector privado será uno de los mayores retos del próximo gobierno.
Quiere dejar el camino lo más avanzado posible para que el gobierno que asuma el poder en mayo de 2021 apruebe rápidamente tres duras reformas económicas, pero reconoce que nada garantiza que la nueva administración lo haga.
Pozo identifica los riesgos para la dolarización en el mediano plazo, y habla de la factura social de la crisis, agravada por la pandemia de Covid-19.
Estamos en una crisis que combina la peor caída de la economía en la historia reciente de Ecuador con el mayor déficit fiscal. ¿Cómo se sale de esa situación?
Para superar una crisis de esta magnitud lo primero es ordenar las finanzas, es decir, mantener la austeridad y las metas del programa económico, como la reducción del déficit fiscal, del déficit primario que no es otra cosa que el déficit fiscal menos los intereses de la deuda pública.
Recuperar las reservas internacionales, manejar mejor la deuda.
Todo esto es necesario para preparar al país para una recuperación posterior.
¿Cómo reducir el número de servidores públicos y su costo en términos de salarios sin agravar la recesión y empeorar los indicadores de empleo?
Hay que ordenar las finanzas públicas de una manera que no termine profundizando el problema. Eso significa priorizar el tipo de gasto y no incrementar ciertos egresos que no son generadores de actividad económica, por ejemplo, llenar puestos que quedan vacantes en el sector público, revisar el gasto en bienes y servicios, manejar los intereses de la deuda.
Todos estos rubros son gasto corriente. Es un esfuerzo que tiene que hacer no solo el Gobierno Central sino todo el sector público, incluyendo las entidades autónomas, las entidades de control, las superintendencias, los gobiernos seccionales, etcétera.
Los gastos de todas estas entidades tienen que organizarse para que podamos tener unas cuentas fiscales que no nos generen un déficit ni nos lleven a endeudarnos más.
¿Qué margen de maniobra hay para bajar los intereses de la deuda pública?
Ecuador dio un paso importante al renegociar su deuda externa en bonos Global, no nos trajo liquidez pero liberó recursos y le quitó presión al Presupuesto General del Estado.
En cuanto a la deuda bilateral, que asciende a aproximadamente USD 6.000 millones, de los cuales USD 5.500 son con China, avanzamos en un proceso de mejora de las condiciones pero todavía quedan periodos de vencimiento de estas deudas con China que tenemos que replantear.
Y, aparte, tenemos la deuda interna. Los papeles de la deuda interna tienen que empezar a homologarse en condiciones y características, plazos y tasas con los títulos de la deuda externa porque el emisor es el mismo: el Estado ecuatoriano.
Esto es importante porque el Estado tiene que facilitar el flujo del pago del servicio de la deuda pública total, que es la suma de la deuda interna y de la deuda externa, acoplando los elementos que acabo de citar.
Y haciendo algo que Ecuador no ha tenido: una curva de rendimiento de los papeles de la deuda, que no se ha podido trazar precisamente por esta disparidad entre los papeles de los distintos tipos de deuda.
Esto le va a ayudar al país a aminorar el gasto corriente.
¿Cuánto se puede recortar el pago de intereses de la deuda con este manejo?
En intereses de la deuda pública el Presupuesto pagaba anualmente cerca de USD 4.000 millones. Tras la renegociación de la deuda en bonos Global, que era una deuda cara, nos queda el tema de la deuda bilateral y el de acoplar los títulos de mejor forma.
Yo creo que esos cerca de USD 4.000 millones puede bajar a unos USD 2.800 millones, es decir, tendríamos un ahorro de más de un punto del PIB solo en el pago de intereses de la deuda.
¿Le alcanzan los pocos meses de gobierno que quedan para lograrlo?
A esto no le veo mayores problemas. No es un tema fácil pero se puede hacer. Hay otros problemas, más bien, que no vamos a alcanzar a resolver en los meses que quedan de este gobierno.
Al próximo gobierno le tocan las tres reformas más duras: la tributaria, la reforma al Código Laboral y la reforma a la Seguridad Social. Usted ha dicho que van a dejar el camino más o menos abierto para esas reformas.
Estamos trabajando con los técnicos del Ministerio de Finanzas, de las entidades públicas que tienen relación con las reformas y aparte tenemos técnicos nacionales e internacionales de los multilaterales que nos están apoyando.
La idea es que una vez que tengamos un documento más elaborado, ojalá lo podamos terminar para finales de año, entramos en un proceso de socialización y de participación de otros actores, como los representantes de la sociedad civil, de los gremios, de movimientos sociales para preparar un documento con la mayor cantidad de puntos de coincidencia posibles para que el próximo gobierno pueda aprobar las reformas que el país necesita.
¿Qué garantía existe de que el próximo gobierno quiera hacer las tres reformas?
No hay ninguna garantía, pero si avanzamos y encontramos puntos de coincidencia, existirán más posibilidades de que estos procesos se materialicen.
Eso implica un proceso de negociación política muy amplio.
Más que negociación política se necesita un proceso de socialización y de diálogo. No se trata de ceder nada sino de defender conceptos, nadie puede estar en contra de una reforma a la seguridad social porque tal como vamos esto no tiene salida.
El tema es que las visiones no necesariamente son las mismas y por eso es necesario el diálogo.
Hay candidatos que no han aceptado conversar ni con el FMI, si uno de ellos llega al poder a lo mejor no quiere saber nada de las reformas que le van a dejar delineadas.
Si el próximo gobierno no quiere aprobar las reformas tendrá que ver cómo hace para atender todo lo que el país necesita.
Un candidato puede decir cualquier cosa, pero ya sentando en el gobierno tiene que tomar decisiones: todos los meses hay que pagar la nómina del Estado, hay que transferir dinero a los gobiernos seccionales para que presten los servicios básicos, hay que pagar el servicio de la deuda.
Así que si no le gusta el FMI y no le gustan las reformas tendrá que ver cómo las reemplaza y de dónde saca el dinero para que no se paralice el país.
¿Cuál es el mayor reto para el próximo gobierno?
Acelerar el proceso de recuperación de la economía, aprobar las reformas fundamentales y, ojalá, organizar de mejor manera la esfera pública porque ahora parece que no todos en el sector público apuntamos en la misma dirección y el país necesita consensos en varios temas.
El Gobierno Central puede organizar sus finanzas pero si el resto de entidades y de gobiernos no hacen lo mismo, las finanzas públicas no progresan. No es un esfuerzo de un sector sino de todos.
¿Dónde debe estar el énfasis para salir de esta crisis?
En promover que el país pueda crecer mucho más aceleradamente, porque las estimaciones que se han hecho hablan de tasas de crecimiento de entre el 1,2% del PIB y el 2,3% del PIB en promedio anual y eso es un crecimiento muy bajo, no podemos darnos el lujo de crecer a ese ritmo.
El mayor problema que tenemos, que son el desempleo y el subempleo, no se va a poder resolver con un crecimiento tan débil.
Tenemos que crecer al 4% por lo menos y hay que traer inversión privada de afuera y eso tendrá que promoverlo el próximo gobierno y encontrar la manera de lograrlo.
Nosotros vamos a hacer todo lo posible en estos meses, pero esto no es un trabajo de un gobierno, es un tema que tiene que mantenerse y hay que ser persistente en el tiempo.
Es un trabajo que implica una buena reforma tributaria y la eliminación del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD), por ejemplo.
Implica varias cosas, una de ellas es una reforma tributaria que simplifique, aplane y reduzca algunos impuestos y que revise otros. Una reforma ampliada.
Por eso es que discutir a estas alturas temas puntuales como si el IVA tiene que ser aumentado es prematuro e insuficiente, hay que hacer una revisión integral del sistema tributario. De tal suerte que recaudemos lo que técnicamente tenemos que recaudar sin que eso implique el sacrificio de la actividad privada, ese es el meollo.
¿Cuáles son los impuestos más perniciosos que tiene Ecuador que impiden impulsar la actividad privada?
Sin duda el ISD, hay que ver cómo se desmonta de forma gradual porque produce mucha recaudación, no se puede quitar de una sola, pero hay que ir reduciéndolo poco a poco.
El impuesto de 25% a las sociedades se podría revisar porque si no hay una reactivación privada no habrá una recuperación económica.
Lo otro que tiene que ser revisado no son impuestos, pero son costos de producción, me refiero a los aranceles. Ya he conversado con el ministro Iván Ontaneda para revisar toda la estructura arancelaria.
A mí criterio el promedio de los aranceles en Ecuador está muy por encima de lo que tiene que ser y esto obviamente impacta la productividad y la competitividad de la economía ecuatoriana.
Importar en Colombia o en Perú (insumos, maquinaria, materias primas para la producción) es mucho más barato que en Ecuador, entonces competir con ellos se vuelve muy difícil.
Por estos días los economistas especulan cómo sería la recuperación de Ecuador, si en forma de L, o sea, con un crecimiento bajo pero sostenido. Si en forma de W, es decir, con una mejoría y luego una caída, o si en forma de K. El alfabeto es amplio.
Puede ser una recuperación gradual pero tiene que ser permanente. Tenemos que crecer de manera permanente al 4% y ese debería ser uno de los objetivos a perseguir por parte del siguiente gobierno.
Ecuador no puede darse el lujo de crecer a un ritmo más lento. Tenemos problemas que resolver y la única forma de hacerlo es reactivando la economía. Este impulso debe venir por el lado del sector privado.
El reto para nosotros es promover, en el tiempo que nos queda, la mayor cantidad de actividad económica y de producción posible. El próximo gobierno tendrá que poner esto como una prioridad.
¿Cuáles son los renglones del sector privado que pueden impulsar una tasa de crecimiento de ese orden?
Hay varios sectores que pueden ser partícipes importantes de ese crecimiento. La producción extractiva es uno de ellos (minería y petróleo). Son actividades que atraen mucho capital y esos recursos entran a la economía, circulan, y permiten financiar otras actividades.
Por ejemplo, la construcción del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), a comienzos de la década de 2000, nos dio un impulso de crecimiento de tres años seguidos.
La inversión extranjera en áreas clave, como la banca. La banca internacional casi no tiene presencia en Ecuador. Si tuviéramos aquí bancos del nivel de Santander o BBVA, que están presentes en la región, el nivel de competitividad interna se elevaría y los costos de transacción se reducirán, lo que favorece a los productores.
Las obras de la infraestructura también pueden ser otro motor de crecimiento, como la construcción de una autopista que conecte a Quito y Guayaquil, pero con inversión privada. Un proyecto de esa naturaleza demanda una inversión de entre USD 1.500 y USD 2.000 millones.
¿Cuál es el mayor riesgo para la dolarización en el mediano plazo?
El desorden fiscal, porque absorbe recursos y no permite atraer capital, otro riesgo es que no se maneje el sector externo de tal manera que podamos recuperar las reservas internacionales perdidas, que no podamos avanzar en las reformas que debieron hacerse cuando el país inició el proceso de dolarización.
El ejemplo más evidente de esas reformas postergadas es la Laboral.
Mauricio Pozo, ministro de Finanzas
Uno no puede tener un régimen cambiario rígido, en el que no se puede devaluar la moneda para defendernos de choques externos como la pandemia, si no tenemos un sector laboral mucho más moderno, por eso se aplicó la Ley Humanitaria, porque era imposible mantener la estructura vigente con una crisis como la que se nos vino encima.
La reforma laboral es urgente y por eso también queremos dejar el camino avanzado en ese sentido.
Otro tema que tenemos que afrontar es que, aunque existe un sistema financiero sólido que sigue captando depósitos, vemos una demanda de crédito débil, tenemos que ver cómo la reanimamos porque es uno de los pilares para reactivar la economía.
Para reactivar la demanda de crédito necesitamos normas claras para el sector privado, estabilidad, facilidades de financiamiento, el apoyo crediticio de los organismos multilaterales que nos garantiza liquidez y nos permite recuperar la cadena de pagos, que estaba casi rota.
Si el Estado paga atrasos con sus proveedores, estos pagan sus deudas con terceros y todo el mundo empieza a pagar, se genera un círculo virtuoso y, con eso, podemos ir animando la demanda de crédito.
¿Cuándo veremos una recuperación de la cadena de pagos?
Es un proceso. Conforme vaya entrando liquidez a la economía, conforme la estabilidad se vaya consolidando, esa cadena de pagos va a empezar a rodar mejor.
Pero ¿usted la va a dejar estabilizada?
Sí, la idea es dejar una economía operativa, trabajando, estable y con la cadena de pagos funcionando normalmente. Ese es el reto que tengo.
Hablemos de la factura social de la crisis. Unicef dice que la clase media en Ecuador se va a reducir en 1,1 millones de personas, es un golpe que puede complicar la gobernabilidad en cualquier democracia.
El programa económico con el FMI establece un incremento de recursos para la protección social. El objetivo de cobertura social es destinar a ella un punto del PIB, que no es poco dinero, para políticas de apoyo a sectores vulnerables.
Pero esta acción tiene que ser complementada por varios frentes, uno de ellos es la recuperación del sector privado, de la actividad productiva porque la única forma de lograr que las personas salgan de la pobreza es generando empleo.
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