Petróleo sube y casi llega a USD 70 por barril, pero no es todo bueno
La subida de los precios del petróleo es buena y mala, pues al alza de los combustibles se suma la necesidad de agregar más termoeléctricas.
Una vista panorámica de una de las 13 terminales de productos limpios de Petroecuador, en marzo de 2021.
Cortesía Petroecuador.
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El precio del barril de West Texas Intermediate (WTI), de referencia para el petróleo crudo ecuatoriano, cerró el 7 de junio de 2021 en USD 69,23 por barril.
Es decir, el WTI está tocando la barrera de los USD 70. Es una buena noticia para los ingresos del Estado, pero no tan buena si hablamos del costo de la importación de combustibles derivados del petróleo.
Entre enero y junio de 2021, el precio del crudo ha experimentado un incremento de 43,5%, o el equivalente a USD 21,10 por barril. El aumento obedece a la recuperación de la demanda, por la apertura de los mercados y la reactivación económica tras los primeros embates de la pandemia de Covid-19.
El precio del petróleo en los mercados internacionales es la referencia que toma la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero de Ecuador para calcular, cada mes, un nuevo precio de las gasolinas Extra y Ecopaís y del diésel.
Los precios de los tres combustibles varían cada mes de acuerdo con una banda de precios, que fue implementada en julio de 2020.
El país adoptó este control de precios para reducir de manera gradual el subsidio a los combustibles. Con este sistema, el precio de las gasolinas puede incrementarse o bajar en un rango de máximo 5%.
Mientras que el precio del diésel solo puede variar un rango de 3%.
Con la aplicación del sistema de bandas el galón de las gasolinas Extra y Ecopaís aumentó un 14,22%, al pasar de USD 1,75 a USD 1,99 entre julio de 2020 y mayo de 2021.
En ese mismo periodo, el galón de diésel pasó de USD 1 a USD 1,484. Eso significa un incremento del 48,4%, como lo muestra el siguiente gráfico:
Esta semana, la ARC publicará los nuevos precios de los combustibles, que estarán vigentes entre el 12 de junio y 11 de julio.
Preocupación por electricidad
El incremento de los precios del petróleo en el mercado internacional aumenta también el gasto del Estado en la importación de derivados.
Algo que en estos momentos está en observación pues la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, de 1.500 megavatios de potencia, podría dejar de operar por daños en su infraestructura.
Coca Codo Sinclair provee de cerca de 25% de la oferta de electricidad del país y si es necesario que disminuya su actividad deberá ser reemplazada por plantas termoeléctricas movidas a diésel, fuel oil o gas natural.
La hidroeléctrica Coda Codo Sinclair corre el riesgo de ser dañada parcialmente por un fenómeno de erosión regresiva en las márgenes del río Coca. La erosión está a 8,9 kilómetros de las obras de captación de agua de la planta.
La Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec), dueña de la hidroeléctrica, inició un plan para recuperar la capacidad del parque termoeléctrico, de manera que pudiera eventualmente reemplazar la generación de la central.
En los últimos años, el incremento de generación eléctrica por parte de las hidroeléctricas ha reducido el consumo de combustibles y por ende, la producción de las termoeléctricas.
Es así que entre 2016 y 2020 el gasto de combustibles para la producción de energía eléctrica, sin contar el Impuesto al Valor Agregado (IVA), se redujo un 67%, al pasar de USD 247 millones a USD 81,4 millones, según el Operador Nacional de Electricidad (Cenace).
El diésel, considerado el combustible más caro, fue el hidrocarburo que menos se usó para la generación eléctrica entre 2016 y 2020.
El consumo de diésel para la generación eléctrica bajó al pasar de 90 millones de galones a 7 millones de galones entre 2016 y 2020.
Entre 2016 y 2020, el Gobierno gastó USD 107,6 millones en la adquisición de 132 millones de galones de diésel.
Debido al costo del diésel, que generalmente es importado, Celec prefiere el fuel oil de producción local para la operación de las termoeléctricas, como lo muestra el siguiente gráfico:
La pregunta es cuánto gastaría el Estado si, en efecto, la erosión regresiva del río Coca causara daños en Coca Codo Sinclair.
El exviceministro de Electricidad en el Gobierno del expresidente Lenín Moreno, Luis Camilo Vintimilla, hizo una proyección.
De acuerdo con Vintimilla, si se tuviera que reemplazar la producción de energía de Coca Codo Sinclair con generación térmica Ecuador necesitaría aproximadamente 400 millones de galones de fuel oil y de residuos anuales.
En 2020, Coca Codo Sinclair generó 6.796 millones de kilovatios hora (kWh).
"De producirse ese hipotético escenario, en la práctica, probablemente solo una parte del déficit de generación eléctrica ocasionado por Coca Codo tendrá que ser cubierto con termoeléctricas. Otra parte lo será con nuevas hidroeléctricas u otras fuentes renovables", dice Vintimilla.
Esperanzas en Toachi Pilatón
Una opción sería la inauguración de una parte del proyecto hidroeléctrico Toachi Pilatón, compuesto por las plantas de Sarapullo y Allriquín.
Solo la central Sarapullo, que entrará en operaciones en los próximos meses, tendrá una potencia instalada de 50 megavatios.
Mientras que Alluriquín, otra de las centrales del proyecto, entraría en operaciones en 2022 con una potencia instalada de 200 megavatios.
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El plan consiste en poner en funcionamiento las centrales termoeléctricas y ampliar la operación de las demás hidroeléctricas.
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