Carmen Sánchez-Laulhé: 'Los ojos de España están puestos en Ecuador'
Empresas españolas de energía, salud y agroindustria invierten en Ecuador por percepción de mayor estabilidad frente a otros países de Latinoamérica.
Carmen Sánchez-Laulhé, presidenta de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria de Quito.
Cortesía Cámara Oficial Española de Comercio e Industria de Quito
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España es uno de los países que está destinando más capitales a Ecuador, según el ministro de Producción, Julio José Prado. Y así lo reconocen los empresarios.
En entrevista con PRIMICIAS, Sánchez-Laulhé habla sobre los cambios en Ecuador y el aumento del interés de los inversionistas españoles.
"Los inversionistas consideran que Ecuador tiene productos espectaculares, como el cacao, por lo que es factible abrir mercados en España y Europa. Y también ven oportunidades para los productos españoles en Ecuador", dice Carmen Sánchez-Laulhé, presidenta de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria de Quito.
Y agrega que son multinacionales, pero también pequeñas y medianas empresas (pymes).
En el primer semestre de 2021 la inversión extranjera directa que llegó desde España sumó USD 11,5 millones, según el Banco Central.
El Gobierno ha dicho que hay mayor interés de los empresarios españoles en invertir en Ecuador. ¿Ustedes han notado eso?
Vemos un interés creciente. Hay más empresas, no solo españolas, que están mirando a Ecuador, porque ofrece estabilidad que no se encuentra en otros países de la región. Otro factor que incide es la dolarización, porque se disminuye el riesgo cambiario.
Los ojos están puestos en Ecuador.
¿Por qué los inversionistas Españoles consideran que hay estabilidad en Ecuador?
Porque el Gobierno está comunicando sobre el crecimiento, el impulso de las inversiones y las medidas para facilitar el empleo. Es un mensaje recibido de manera positiva por los sectores empresariales y los potenciales inversores.
Hay un par de elementos que considero importantes. El primero, como decía, es que el país tiene una economía dolarizada, que tiene más estabilidad y genera más tranquilidad al inversionista extranjero porque no debe asumir el riesgo del hundimiento de la moneda o de la penalización del cambio.
El segundo elemento es la seguridad jurídica, en la que Ecuador ha dicho que está trabajando. Eso se debe a que el inversionista espera tener ciertas garantías antes de destinar sus capitales a un país. Hay un compromiso del Gobierno de seguir trabajando en esa dirección.
Si se fortalece la seguridad jurídica, Ecuador va a ser un país más atractivo para las empresas extranjeras.
¿Qué otros retos tiene Ecuador para la atracción de capitales?
Se debe trabajar en la estructuración de proyectos, de forma eficiente.
Para eso hay que mejorar el tiempo que tarda en concretarse un proyecto.
También, Ecuador debe seguir trabajando en la parte bancaria, ya que es un país con gastos bancarios y transaccionales caros en la región.
Y se requiere una legislación laboral que se adapte a los tiempos actuales, que sea flexible y que sea justa con la empresa y el trabajador.
El anuncio de la reducción del Impuesto a la Salida de Divisas (ISD) en 2022 también es una buena noticia para cualquier empresa que esté pensando invertir en Ecuador.
Otros pasos importantes que el Gobierno ha dado son la reducción arancelaria a 667 partidas.
¿Qué debe esperar el país con la llegada de inversión extranjera?
Las empresas extranjeras tenemos que venir con un compromiso serio de largo plazo, de quedarnos en el país, para aportar al desarrollo económico y social.
Ahora mismo creo que el mayor compromiso de las empresas, locales e internacionales, debe ser la creación de empleo de calidad. Uno de los grandes problemas en la región es la informalidad laboral.
El Gobierno aspira a que la inversión española se duplique en los próximos cuatro años. ¿Eso es factible?
Eso es factible, pero depende de muchas variables. Ahora mismo estamos viviendo una coyuntura complicada en el mundo, por la pandemia y la crisis logística.
Hay un compromiso muy firme de España, como país y sector empresarial, con Ecuador. Por eso, cuando se reabrieron las fronteras y hubo reactivación, Ecuador fue el primer país al que viajó la Secretaria de Estado de Comercio de España.
La Cámara tuvo una reunión con el secretario de Alianzas Público Privadas, Roberto Salas. ¿Qué modelo de inversión resulta más atractivo para los empresarios españoles?
Es normal que proyectos grandes se realicen a través de alianzas público privadas. Además, ese es un modelo que en España está muy desarrollado. Las empresas españolas, al conocerlo muy bien, pueden aportar desde la parte técnica de implementación y de conocimiento de la materia hasta la parte administrativa del modelo de gestión.
La alianza público privada es un modelo que en España está muy desarrollado.
Si se está aportando en sectores de infraestructura, energía y salud debe haber participación del Estado ecuatoriano porque son proyectos en beneficio de los ciudadanos.
Y hay otro tipo de servicios, productos e inversiones que por sus características tienen que ser privados. En los dos modelos hay grandes empresas españolas haciendo inversiones muy importantes en Ecuador.
¿De qué sectores son las empresas españolas que están invirtiendo en el país?
Tenemos empresas de los sectores de energía, infraestructura, salud, consultoría y agroindustria.
Además, si se analiza la relación comercial entre los dos países, más de 90% de las exportaciones ecuatorianas a España son agroalimentos. También hay crecimiento en los segmentos industriales, tecnológicos y de bienes de consumo.
Más del 90% de las exportaciones ecuatorianas a España son agroalimentos.
En cambio, Ecuador importa desde España productos industriales y de tecnología, que representan el 62%.
Los dos países están diversificando y ampliando su alcance para llegar a sectores que pueden internacionalizarse y encontrar socios.
¿Cuánto ha incidido el acuerdo con la Unión Europea en la relación comercial entre España y Ecuador?
El acuerdo comercial entre Ecuador y la Unión Europea solo puede calificarse de éxito, por el crecimiento y las posibilidades que se han generado para ambas partes.
Además, ese tipo de acuerdos mejora la competitividad de los países, porque exige ser más eficientes e innovares.
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