En Ecuador se necesitan varias generaciones para salir de la pobreza
Ecuador y Brasil están por debajo de la media en el Índice de Movilidad Social.
Reuters
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Ecuador está en el puesto 57 de 82 países en el Índice de Movilidad Social de 2020. La clasificación responde a la capacidad de los ciudadanos para alcanzar su mayor potencial, independientemente de sus orígenes socioeconómicos.
Por ejemplo, en Dinamarca se necesitan dos generaciones para que una familia pobre alcance el ingreso medio del país. En Francia se necesitan seis generaciones y en Brasil, nueve.
Ecuador está más cerca de Brasil que de Dinamarca en términos de movilidad social.
En Dinamarca, que lidera el índice, quienes nacieron en una familia de escasos recursos tienen más posibilidades de comprar una casa, acceder a la educación y alcanzar una mejor calidad de vida que sus padres.
Un mal desempeño en indicadores como oportunidades de trabajo, condiciones laborales y salud, tienen a Ecuador por debajo del promedio mundial.
Entre los principales indicadores de salud considerados están:
- Estadísticas de embarazo adolescente.
- Prevalencia de la malnutrición en niños de entre 5 y 19 años.
- Acceso y calidad de los servicios de salud.
- Expectativa de vida.
Mientras que en materia laboral, solo el año pasado el deterioro del mercado, derivado del estancamiento de la economía, hizo que casi 116 mil personas perdieran su empleo formal en el país.
El análisis presentado en The Global Social Mobility Report 2020 se basa en una metodología que integra las últimas estadísticas de organizaciones internacionales y una encuesta a ejecutivos.
Klaus Schwab, fundador de Foro Económico Mundial.
Los siete pilares
El Foro Económico Mundial también toma en cuenta otros siete pilares para determinar la situación de la movilidad social de un país.
Estos pilares son:
- Acceso a la educación.
- Educación equitativa y de calidad.
- Aprendizaje permanente.
- Acceso a la tecnología.
- Distribución equitativa de los salarios.
- Protección social.
- Instituciones inclusivas.
La distribución equitativa de los salarios es uno de los pocos indicadores en los que Ecuador obtuvo una calificación positiva por el incremento del salario básico, que en diciembre de 2019 llegó a USD 400.
Con el aumento de USD 6 el salario básico ecuatoriano llegó a ser el cuarto más alto de Latinoamérica.
"Los resultados de la movilidad social dependen en gran medida de la educación, pero también están directamente relacionados con los factores del mercado laboral", explica el reporte.
A continuación, una tabla en la que aparecen las posiciones de Ecuador en los 10 indicadores. Entre más alto es el número, peor es el desempeño del país.
¿Un nuevo contrato social?
Según el Índice, uno de los factores que limita la movilidad social en algunos países es la división digital, caracterizada por sistemas productivos con altos márgenes de ganancia y poca utilización de mano de obra.
Estos sistemas se basan en la automatización de los procesos, es decir, el reemplazo de trabajadores por máquinas, robots, computadoras o programas informáticos.
Y la desigualdad creada por la globalización y la Cuarta Revolución Industrial se ha plasmado en "una sensación creciente de injusticia, precariedad, debilitamiento del tejido social, rotura de la confianza en las instituciones, desencanto con los procesos políticos y una erosión del contrato social", según el Foro Económico.
En esto coincide Susana Herrero, directora del Centro de Investigaciones Económicas de la Universidad de Las Américas (UDLA), quien dice que "la baja movilidad social, sobre todo en Latinoamérica, la tercera región del mundo con mayor desigualdad, termina legitimando el hartazgo social".
Herrero agrega que "por más que las personas mejoren y se esfuercen no podrán progresar por factores como la falta de protección social o el poco acceso a servicios de salud".
Una parte de este fenómeno se vio en países como Ecuador, Chile, Colombia y Bolivia, donde en 2019 estallaron violentas protestas con una amplia participación de jóvenes.
Ante este escenario Herrero considera que la fractura social no se debe al desarrollo tecnológico, sino "a la falta de un proyecto social en conjunto, un proyecto de desarrollo nacional incluyente que ahora no existe".
Para Herrero la tecnología es una oportunidad para alcanzar ese proyecto en países en vías de desarrollo, como Ecuador.
La tecnología brinda la oportunidad de aprender, de conocer y de conectarse. El acceso de los grupos en condición de pobreza extrema a herramientas digitales mejora sus capacidades productivas y sus redes para encontrar empleo y oportunidades económicas.
Susana Herrero
Por ejemplo, en Ecuador el acceso a educación superior se está logrando a través de plataformas tecnológicas.
"Las personas que no pueden dejar su comunidad, por distintos motivos, ya no tienen que renunciar a la educación", concluye Herrero.
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