Gobierno y empresas buscan financiamiento en un mercado de valores estancado
El estancamiento del monto negociado en el mercado de valores ecuatoriano responde a una mayor percepción de riesgo en el país, que ha derivado en restricción de las inversiones.
Un campanazo en la Bolsa de Valores de Quito, en septiembre de 2023.
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Tras un par de años de buenos resultados, la previsión del mercado de valores sobre su desempeño para el último año se cumplió: no hubo crecimiento en 2023. Y la expectativa para 2024 no es mejor.
El estancamiento del mercado se evidencia en su monto total negociado, que llegó a USD 13.313 millones ese año, según información de la Bolsa de Valores de Quito. Eso significa una reducción de 1% en comparación con 2022, cuando se negociaron USD 13.452 millones.
Y la proyección para 2024 es desalentadora, lo que podría derivar en problemas de financiamiento para empresas y el Gobierno, que busca saldar deudas mediante la entrega de papeles a proveedores, municipios y prefecturas.
"Se está complicando la inyección de recursos a través del mercado de valores porque no hay acceso a fuentes de financiamiento", dice Fernando Simó, representante de la casa de valores Ecuabursátil.
"Ya se está viendo algunas demoras en pagos de vencimientos en el mercado de valores".
Fernando Simó, Ecuabursátil
Mayor incertidumbre, menor plazo
La caída del monto negociado en bolsa se da a pesar de que aumenta el número de empresas que negoció en ese mercado en 2023, entre las que figuran grandes marcas de telefonía, banca y consumo masivo
Entonces, ¿qué pasa? Hay poco interés entre los inversionistas por papeles de largo plazo o del sector público.
El ahondamiento de la crisis económica y social que vive el país desde el segundo semestre de 2023 han llevado a que haya menor apetito por papeles como las obligaciones (deuda corporativa), que caen 17% en el último año.
Las obligaciones son títulos con mayores rendimientos, plazos que superan los 360 días y cuyas condiciones de amortización se fijan de acuerdo a las necesidades de las compañías que emiten.
"Ante la mayor percepción de riesgo, como se evidenció a partir de la muerte cruzada (mayo 2023), los inversionistas migran hacia el corto plazo", dice Ramiro Crespo, presidente de la Asociación de Casas de Valores de Ecuador (Asocaval).
"El hecho de que las empresas se financien solo a corto plazo presenta problemas en su planificación de largo plazo, es decir, en su compra de maquinaria o inmuebles".
Ramiro Crespo, Asocaval
"Faltan compradores"
Entre los títulos que presentaron desempeño negativo también están: Certificados de Tesorería (Cetes) y Bonos del Estado, mecanismos que el Estado usa para obtener financiamiento.
Para Crespo, el menor desempeño de esos valores se podría explicar en el hecho de que el gobierno no tenía problemas de liquidez en 2023, por lo que no emitía papeles.
Sin embargo, Simó considera que el problema está en la falta de inversionistas para esos papeles.
"El Estado está solventando sus deudas con bonos, pero falta quien quiera comprar. Eso se debe a que los compradores de esos títulos son limitados: bancos, Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess) e inversionistas institucionales", dice.
Y agrega que hay entidades que han restringido su inversión en el mercado bursátil, debido a una serie de factores, entre ellos figuran mayores tasas de interés pasivas de la banca o priorización de papeles de corto plazo ante la crisis económica.
Las instituciones a las que se refiere son:
- Biess.
- Instituto de Seguridad Social de la Policía Nacional (Isspol), después de que se conociera el desfalco de más de USD 900 millones.
- Corporación del Seguro de Depósitos (Cosede).
- Instituto de Seguridad Social de las Fuerzas Armadas (Issfa).
- Fondos de inversión, que destinan sus recursos a la banca.
- Banco.
- Cooperativas.
- Empresas de seguros, que se enfocan en papeles de corto plazo.
Una alternativa para que esas instituciones inviertan más es que el Estado entregue a sus acreedores títulos más líquidos como notas de crédito del Servicio de Rentas Internas (SRI), dice Simó.
Por su parte, Crespo sostiene que la deuda interna debe estandarizarse, es decir, hacer que los títulos tengan condiciones financieras que sigan un patrón con respecto a tasas de interés y plazo. Eso permitiría conocer la formación de precios, lo que atraería a más inversionistas.
Por último, Crespo y Simó dicen que el mercado de valores necesita desarrollo a largo plazo, lo que se logra con reformas radicales.
Por eso, plantean cambios que hagan que los depósitos centralizados de valores cumplan normativa internacional y que permitan la integración con mercados de valores de la Alianza del Pacífico y de la Asociación de Mercados de Capitales de las Américas (Amerca).
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