Manzano: No hay nada que reemplace a la UNA
Con la desaparición de la Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA), el país no cuenta con reservas estratégicas de alimentos en caso de una catástrofe natural.
Bernardo Manzano, ministro de Agricultura, el 10 de mayo de 2022.
Cortesía Ministerio de Agricultura
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La Empresa Pública Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA) se creó en 2013 con varios objetivos.
Entre ellos almacenar y comercializar productos agropecuarios, pero también administrar la reserva estratégica de los mismos que garanticen la seguridad alimentaria de los ecuatorianos.
En octubre de 2022, el liquidador de la Unidad Nacional de Almacenamiento, Luis Hernández, dijo a PRIMICIAS que faltan 55.000 quintales de arroz, valorados en USD 1,8 millones de la reservas del país.
Al mismo tiempo, un decreto presidencial ordenaba que el Ministerio de Agricultura se haga cargo de la UNA.
Sin embargo, sin las cuentas en orden, esa transferencia aún no se ejecuta, dijo a PRIMICIAS el ministro de Agricultura, Bernardo Manzano.
¿Se suspendió el traspaso de la Unidad Nacional de Almacenamiento (UNA) al Ministerio de Agricultura que se ordenó por decreto presidencial?
Se está trabajando en la parte legal para poder recibir la UNA, una vez que se subsanen todos los problemas legales y se actualicen los balances, porque, según reportaron, hay pérdidas de 55.000 quintales de arroz, que entiendo fueron denunciadas a la Fiscalía.
Una vez que se resuelvan todos los problemas legales, nosotros recibiremos a la UNA porque no podemos recibir algo que está en mal estado. Para nosotros va a ser mucho más difícil ponerlo al día porque no lo hemos manejado.
¿Por qué es importante tener una Unidad Nacional de Almacenamiento?
La UNA es una empresa pública que se manejaba a través de la EMCO, no tenía nada que ver con el Ministerio de Agricultura y las competencias de la UNA son diferentes a las del Ministerio.
Nosotros trabajamos con políticas públicas y la UNA trabajó con temas de almacenamiento, compra y venta de ciertos productos agrícolas.
Sin embargo, desde su creación tuvo complicaciones. Al inicio era ENAC (Empresa de Almacenamiento y Comercialización) y quebró; después fue UNA y también volvió a quebrar.
Por un lado, es bueno tener un área buffer, de comprar y vender para tratar de que el mercado no se caiga, sobre todo de productos tan sensibles como los granos. Sin embargo, como se ha manejado, no podemos recibirlo.
¿Y qué pasa con la sostenibilidad alimentaria, por ejemplo en una catástrofe natural?
Eso se llama reserva estratégica. La UNA era importante para eso y para mantener en equilibrio el mercado.
¿Y existe alguna entidad que la reemplace?
Ahora no hay nada que la reemplace.
Sin embargo, estamos en constante contacto con las diferentes piladoras de arroz para saber cuáles son sus volúmenes y, en caso de emergencia, tener acceso también a ellos. En este momento se trabaja con la empresa privada.
Para mantener el equilibrio de mercado, nosotros nos hemos manejado muy bien con las piladoras, la que no cumple con el precio la hemos cerrado, cuatro han sido cerradas.
Lo que también buscamos es exportar los excedentes que se dan en abril y mayo, porque es la cosecha más grande y pensamos en colocarlos en Colombia. Hemos tenido reuniones para la posibilidad de exportar también a Chile.
Si las cosas parecen avanzar sin una Unidad de Almacenamiento, entonces ¿por qué se insiste en traspasarla al Ministerio de Agricultura?
El decreto se refiere a liquidar, no a la reactivación de la misma; es decir, que los activos, pasivos y derechos litigiosos pasarían al Ministerio y se usa la venta de activos para liquidar pasivos. Eso corresponde a la decisión del Ejecutivo.
La UNA se está liquidando, porque muchas de las instalaciones no sirven.
En el primer trimestre de 2022 hubo una contracción en el sector agrícola de 1,4% frente a 2021. ¿Cómo cerró el año que terminó?
Mucho mejor, se recuperó como en alrededor de tres puntos para el segundo semestre, los precios del arroz, banano, maíz y la venta de pollo estuvieron bien.
Se ha ayudado también a los pequeños productores a través de los programas de asistencia técnica y de los subsidios de la urea, así como los kits tecnológicos. Proteger la parte comercial, que es importante para que el pequeño agricultor tenga un buen retorno.
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