Embargo al crudo y al gas rusos desata 'guerra' energética mundial
En Ecuador la guerra energética entre dos de las mayores potencias del mundo trae más ingresos por el alza del petróleo, pero preocupa por la subida del precio de la gasolina.
Foto de archivo de la perforación en el campo Lebedinskoye en el Mar de Ojotsk de la compañía energética rusa Rosneft, 8 de marzo de 2022.
Reuters
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La cotización del petróleo WTI, de referencia para Ecuador, cerró el 8 de marzo con una subida del 3,6% a USD 123,70 el barril, mientras que la gasolina alcanzó los precios más altos desde 2008 en Estados Unidos.
Los contratos de futuros del WTI para entrega en abril treparon USD 4,30 con respecto al cierre anterior.
En Ecuador se espera que el precio de la gasolina súper, de 92 octanos, suba en este contexto.
Como todos los meses, el precio al consumidor de la súper será dado a conocer el viernes 11 de marzo, por la Agencia de Regulación y Control Hidrocarburífero (ARC).
De acuerdo con la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados del Petróleo (Camddepe) la súper podría superar los USD 4 por galón frente a los actuales USD 3,68 por galón.
Para el resto de las gasolinas, como la extra y la Ecopaís, ambas de 85 octanos, y el diésel, no se esperan variaciones porque el Gobierno congeló sus precios en octubre de 2021.
Tras el congelamiento, la gasolina extra y la Ecopaís se venden a un precio fijo de USD 2,55 por galón y el diésel premium a USD 1,90 el galón.
Petróleo sube un 37%
Desde el comienzo de 2022, el barril de crudo de Texas, de referencia para Ecuador, se ha encarecido casi un 64%, y solo en el último mes un 37%.
Los precios suben impulsados por la invasión de Rusia contra Ucrania, que comenzó el 24 de febrero, y por las sanciones impuestas al régimen ruso de Vládimir Putin.
Algunos expertos vaticinan que, de seguir así las cosas, el precio del WTI podría superar los USD 200 por barril.
La de Ucrania se ha convertido en una guerra energética, con los suministros de petróleo, gas natural y carbón de Rusia como punto central de presión para Estados Unidos y sus aliados, que intentan obligar a Putin a bajar las armas.
Directo a la espina dorsal
Estados Unidos y el Reino Unido impusieron el 7 de marzo un embargo a sus importaciones de petróleo, gas natural y carbón procedentes de Rusia. Buscan animar a otros países, como Alemania, para que se unan al bloqueo.
Pero los países europeos no podrán reaccionar tan rápido por su dependencia frente al petróleo, el gas natural y el carbón rusos.
Al contrario de Estados Unidos, Alemania depende fuertemente de los suministros de petróleo y gas natural rusos.
De hecho, el precio del WTI podría haber subido mucho más en la jornada del 8 de marzo, según analistas de la firma de trading de monedas Oanda si no fuera porque el mercado percibe que conseguir un embargo más amplio no será fácil.
Según Oanda el precio del crudo de Texas subió 7% tras el anuncio de embargo por parte de Biden, cuando podía haberse disparado hasta 20% si hubiese una señal clara de que más países se unirían.
La gasolina se dispara
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha dado un plazo de 45 días a las compañías de su país para que terminen los contratos que tengan con empresas rusas para importar petróleo y gas natural.
Los principales refinadores están dejando de comprar petróleo ruso y los bancos se niegan a financiar los embarques de materias primas producidas en Rusia, como parte de las sanciones.
Biden ha reconocido que las medidas buscan asestar un golpe en la espina dorsal de la economía rusa, pero Estados Unidos también pagará un alto precio.
Un primer efecto no deseado de las sanciones ha sido el alza de los precios de la gasolina, lo que amenaza con aumentar las presiones inflacionarias que ya plagan a Estados Unidos y al resto del mundo.
La gasolina en Estados Unidos alcanzó un promedio de USD 4,065 por galón, el pico más alto desde julio de 2008 y se encamina hacia un récord de USD 4,114.
¿Por qué importar petróleo ruso?
Pese a ser el mayor productor de petróleo del mundo, gracias al desarrollo de la industria del fracturamiento hidráulico o fracking, Estados Unidos importa unos 180.000 barriles diarios de crudo desde Rusia o el 3% de su demanda diaria.
Lo hace para atender sus territorios costeros más aislados y mantener las refinerías funcionando casi a plena capacidad, algo a lo que Estados Unidos se puede permitir renunciar.
Mientras que para Rusia, lo que está en juego es una posible recesión, al ser uno de los mayores exportadores de crudo y de productos petrolíferos del mundo.
Además, Moscú enfrenta un duro castigo de parte de estados Unidos, de Europa y de sus aliados, así como un boicot de actividades de numerosas empresas, desde navieras hasta marcas de ropa de lujo.
Putin y su plan B
Pero el presidente ruso Vládimir Putin no se ha quedado de brazos cruzados, al inicio de febrero de 2022, aun antes de lanzar su invasión sobre Ucrania, ya había iniciado conversaciones con China.
Aprovechando la invitación a los Juegos Olímpicos de Invierno en Beijing, la capital china, se reunió con el presidente Xi Jinping de China para pactar la construcción de un gasoducto entre Rusia y China.
El ducto permitiría exportar 10 billones de metros cúbicos de gas natural adicionales durante los próximos 30 años y será construido por la gigante rusa Gazprom.
Una movida que puso nerviosos a los países de la Unión Europea, como Alemania, que importan desde Rusia el 41% del gas natural que consumen y casi un 27% del petróleo que necesitan.
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