"El gobierno no debe asustarse, tiene que liderar la solución"
Al parecer, algunos políticos no quieren reconocer la gravedad de la crisis, pues están pensando en las elecciones presidenciales de 2021, dice César Robalino, exministro de Finanzas.
César Robalino, exministrode Finanzas y exdirector de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.
PRIMICIAS.
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Lo que aconteció el domingo en la Asamblea Nacional, cuando el Legislativo negó y archivó el proyecto de ley de Crecimiento Económico, envía mensajes sumamente graves a los mercados, dice el exministro de Finanzas, César Robalino, en entrevista con PRIMICIAS.
“Ya no es posible salir de la crisis económica que estamos viviendo mediante la fórmula de acudir a la política fiscal, hay limitaciones enormes para ese propósito”, agrega Robalino.
Las recetas que Ecuador usó en el pasado, como aumentar la inversión pública para mover la economía no son posibles porque el país ya no puede endeudarse masivamente para financiar una estrategia así.
¿Cuáles son las salidas y qué tan grave es la crisis? El exministro de Finanzas dice que a Ecuador solo le quedan dos posibilidades: aumentar las exportaciones de petróleo y productos mineros, y tratar de atraer inversión extranjera.
¿Cómo podemos salir de la crisis?
El gobierno tiene la palabra. Salir implica una serie de acciones que incluyen el aumento de la producción de petróleo.
El gobierno tiene que desplegar toda su capacidad de convencimiento frente a una serie de grupos que se oponen al incremento de la producción petrolera.
Hay que perforar más en el Yasuní. El presidente Lenín Moreno dijo hace varios meses que sí era posible perforar en una zona mayor del Yasuní pero que él no lo quería hacerlo y que le dejaba la tarea al próximo gobierno.
Creo que el presidente debe volver atrás en esa decisión y dar la orden de perforar, de ahí se puede sacar una cantidad importante de petróleo que nos puede ayudar a atraer liquidez desde el exterior.
Tiene que hacerlo, no hay alternativa a mi juicio porque si no el nuevo gobierno va a asumir el país en unas condiciones peores que las que le tocó afrontar a Moreno.
¿Qué tan grave es realmente la situación?
Este año el déficit presupuestario es de USD 5.000 millones y lo que se paga por amortización de capital de la deuda externa debe estar superando los USD 4.000 millones, tan solo esos dos gastos implican una necesidad de financiamiento de al menos USD 9.0000 millones. Esto no es sostenible.
La crisis es más grave de lo que alguna gente piensa. Cuando un ministro de Finanzas está viendo todas las semanas si hay fondos para pagar los salarios, si de repente se retrasa en el pago de 40% de la contribución estatal al sistema de pensiones del IESS, cuando se atrasa en el pago a municipios y consejos provinciales de lo que se les debe por Ley, se ve la gravedad de la crisis fiscal.
Pero parece que algunas personas y algunos políticos no quieren reconocerlo, nadie quiere perder votos porque ya están pensando en las elecciones presidenciales de 2021 y no en las próximas generaciones.
¿Ha manejado bien el gobierno el tema?
No creo. El camino era incrementar el Impuesto al Valor Agregado (IVA). Además la política comunicacional del gobierno no ha sido la más adecuada.
Otro tema que está mal manejado es el diálogo (posterior al conflicto y el paro de las primeras semanas de octubre). Ponerse a dialogar, dos o tres meses sin llegar a consensos razonables porque nadie está de acuerdo no sirve.
El diálogo es para llegar a acuerdos, pero si no conduce a nada de eso es una pérdida de tiempo. En este sentido, lamentablemente, el gobierno no ha tenido éxito.
O es que los ecuatorianos no podemos ponernos de acuerdo con nada ni con nadie y estamos esperando a que venga la explosión total para llegar a un consenso.
¿No es la dolarización un consenso?
Teóricamente todos estamos de acuerdo en que no queremos salir de la dolarización, pero el punto son los hechos, las acciones y los efectos de cada acción los que ponen en peligro al sistema monetario.
Por suerte la banca está bien, está preparada para absorber el choque y eso es bueno.
¿Cuáles son las salidas?
Solo nos quedan dos variables, aumentar la inversión privada y aumentar las exportaciones. Pero la inversión privada nacional no va a responder porque los empresarios locales sienten incertidumbre, no saben a dónde va la economía, a dónde va el país.
La economía del país no va a crecer ni este ni el próximo año porque la demanda agregada está debilitada.
Las exportaciones privadas crecen lentamente, dependen de la economía mundial y algunos expertos creen que esta se encamina hacia una recesión y eso implicará menos demanda para las exportaciones de productos ecuatorianos.
Son las exportaciones de petróleo y de la minería, además de las inversiones extranjeras, las que tienen que reemplazar al gasto público como motor de la economía.
Pero estas dos variables solo van a crecer en función de la calidad de la política económica del gobierno.
¿Qué debe hacer el gobierno después de la derrota en la Asamblea?
No debe asustarse, tiene que liderar la solución, tiene que seguir insistiendo en las reformas estructurales. Necesitamos la reforma al Código Laboral. El gobierno no puede detenerse.
¿Aguanta Ecuador otro año y medio sin reformas?
Aguantaría, pero acudiendo a mecanismos poco razonables, como endeudarse en los mercados internacionales pagando tasas de interés de dos dígitos. Comprometiéndose con China a entregar más petróleo a cambio de financiamiento, etcétera.
El gobierno decía hasta hace poco que la deuda con la banca y las empresas petroleras chinas ascendía a unos USD 5.000 millones, la idea sería emitir bonos a 30 años de plazo con una tasa de interés de alrededor del 5% y repagar todos los contratos de preventa o facilidades petroleras con China.
Con eso liberamos petróleo para venderlo a precio de mercado internacional.
¿Y quién compraría bonos de Ecuador con esas condiciones tan favorables?
No serían bonos en el mercado internacional, se podría hacer una negociación de gobierno a gobierno con China, es una negociación dura pero hay que hacerla para ayudar a la sostenibilidad de las finanzas públicas.
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