En menos de un año el sector florícola ha perdido USD 80 millones
Los floricultores ecuatorianos catalogan al golpe de la emergencia sanitaria por coronavirus como la peor crisis que ha vivido el sector, que venía de luchar por recuperarse del violento paro de octubre de 2019.
Los bouquets de flores se agrupan en una plantación en Ecuador porque no pueden ser vendidos por el cierre de mercados.
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Hasta el momento el golpe económico del coronavirus en las haciendas florícolas de Ecuador asciende a alrededor de USD 40 millones, según la Asociación Nacional de Productores y Exportadores de Flores (Expoflores).
A lo que se suma la pérdida de USD 44 millones sufrida por los exportadores de flores durante las violentas protestas de octubre de 2019, cuando grupos de encapuchados invadieron las fincas y obligaron a los trabajadores a detener sus actividades.
Hasta 2019 las flores fueron el cuarto producto no petrolero más importante de exportación para Ecuador, un país que buscaba vencer su dependencia del petróleo.
En los mercados a los que se envían, las flores ecuatorianas siempre ocupan los primeros lugares por su calidad. Pero, 2020 no será igual.
Las flores fueron el primeras perjudicadas por el actual brote de coronavirus, que empezó en China, a inicios de 2020.
La decisión del gobierno chino de poner en cuarentena a algunas ciudades y de suspender los festejos por el Año Nuevo Chino, que comenzaba el 25 de enero, se tradujeron en la cancelación de envíos de flores programados desde Ecuador hacia ese mercado.
Luego, la expansión del virus por todo el mundo hizo que otros importantes mercados, como el estadounidense y el europeo, se cerraran. El resultado es una caída de 80% en las exportaciones de flores, según Expoflores.
Hasta el 14 de abril, Estados Unidos, España e Italia, tres de los principales destinos de las flores ecuatorianas, eran los países con más casos de contagios de Covid-19 en el mundo, por lo que mantienen el aislamiento social, la suspensión de actividades y las restricciones en puertos y aeropuertos.
En 2019, sólo las exportaciones a Estados Unidos representaron USD 397,1 millones, según información del Banco Central (BCE).
Ese es uno de los mercados de la empresa Jet Fresh Flower Growers, ubicada en la provincia de Cotopaxi, que normalmente exportaba 16 mil tallos al día. La finca, que también exporta a Europa y Australia, no vendió nada en las dos primeras semanas de la emergencia.
La demanda internacional de flores ecuatorianas responde a la calidad de las mismas, que supera a la de las producidas por sus principales competidores: Colombia, Holanda y Kenia, según Expoflores. Pero, en las condiciones actuales la calidad ya no es una ventaja incontestable.
Después de la pandemia la guerra va a ser de precios, y por eso el país debe comenzar a trabajar en reducir costos.
Alejandro Martínez, presidente ejecutivo de Expoflores.
Diego Bonifaz, dueño de la Hacienda Guachalá y de una plantación de agapantos, ambas ubicadas en el cantón de Cayambe (Pichincha), ha visto como el 93% de las plantas termina como abono por el cierre de mercados y la caída de los pedidos.
"Las ventas casi llegan a cero, por eso ahora el objetivo es mantener el cultivo de flores para el futuro, aunque toca botar las que se cosechan", dice Bonifaz.
Y esta realidad se repite en otras haciendas florícolas.
En condiciones normales, Bonifaz vendía mensualmente 8.000 tallos que en épocas de alta demanda, como San Valentín o el Día de la Madre, llegan a costar USD 0,40 cada uno. Ahora, por la emergencia sanitaria, apenas ha logrado vender 500 tallos y por la mitad de su valor, USD 20.
Esto ha significado para la plantación una caída en sus ventas de USD 3.100 al mes.
"La mitad de la producción se exportaba a Miami, pero ese mercado se cerró. El resto es destinado a la venta local, pero la crisis solo ha permitido que quienes arman bouquets compren 500 tallos", afirma Bonifaz.
El crédito no es un opción para Bonifaz, ya que las protestas de octubre le obligaron a endeudarse y el comprador de Estados Unidos no le pagó USD 2.000.
Tanto en la hacienda como en la plantación laboran 11 personas, que son 11 cabezas de familia.
"Ninguno de nosotros tenemos ingresos. Por ahora nos alimentamos de la producción agrícola que cada uno saca en los terrenos de sus casas", dice Bonifaz.
La hostería que fundé en 1993 no había cerrado nunca, hasta el coronavirus. Es la primera vez.
Diego Bonifaz, dueño de la Hacienda Guachalá.
En el país, la floricultura genera casi 100.000 empleos directos e indirectos, especialmente para mujeres.
"El sector está haciendo el esfuerzo de cuidar las fuentes de empleo, que son los cultivos. Que, si bien ahora no generan ingresos, esperamos que en un futuro sí lo hagan", afirma Alejandro Martínez, presidente ejecutivo de Expoflores.
Pero, muchos de estos puestos ya se están perdiendo por la crisis que, según Expoflores, es la peor que ha vivido el sector en su historia.
Existen soluciones
Una de las soluciones que ha encontrado el sector para reactivarse un poco es la transformación del cloruro de potasio (que se utiliza en el sector) en cloruro de sodio, que sirve como desinfectante.
Por ahora Expoflores se encuentra a la espera del registro sanitario de Agrocalidad, para luego comercializar el producto y también donarlo a las comunidades vulnerables.
Además, el sector florícola creó la plataforma Teams, a través de la cual se formarán grupos para trabajar en soluciones para los problemas actuales de la floricultura, como innovación y simplificación de trámites.
"El objetivo es ser competitivos cuando termine la emergencia sanitaria", concluye Martínez.
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