Compra y venta de artículos usados, una opción para estirar los ingresos
En Ecuador, la necesidad de generar ingresos ha hecho que personas de todos los estratos socioeconómicos compren y vendan artículos de segunda mano.
Una mujer selecciona artículos de segunda mano en el Mercadito D'Carol, en Quito, el 1 de abril de 2021.
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Las ventas de segunda mano, también conocidas como de garaje o mercados de pulgas, han cobrado fuerza en Ecuador durante la pandemia de Covid-19. Las ventas de este tipo de productos se hacen de forma presencial y a través de plataformas digitales.
Gabriela Vásconez, Carol Mendizábal y Stefany Suárez, tres propietarias de ese tipo de negocios, explican que la compra y venta de objetos usados ha ganado popularidad por cuatro factores:
- Las personas buscan nuevas fuentes de ingresos ante la caída en las ventas y la pérdida de empleos.
- Ante la pérdida de poder adquisitivo las personas han modificado sus hábitos de consumo, priorizando el gasto en alimentos y salud. Por eso la ropa y los objetos de segunda mano son una alternativa para seguir comprando, pero a un menor precio.
- La pandemia ha llevado a las personas a ser más conscientes con el medio ambiente y por lo tanto a reducir el consumo desmedido y a dar una segunda vida a sus bienes.
- Por las restricciones de movilidad y de distanciamiento las personas permanecen más tiempo en casa lo que las ha llevado a organizarla mejor y a darse cuenta de que tienen ropa o artículos en buen estado que no usan.
Stefany Suárez es una de estas últimas personas. Durante la pandemia organizó su casa y se dio cuenta de que podía vender las cosas que no estaba usando. Por eso junto a una amiga crearon Kocó, una tienda digital que vende ropa usada.
"Muchas veces tenemos ropa guardada porque no nos gusta o no nos queda. Esa ropa podría tener una segunda vida".
Stefany Suárez, Kocó
Al inicio Kocó vendía ropa de familiares y amigos, pero con el pasar del tiempo empezó a recibir ofertas de personas en todas partes del país. Ahora compra y vende prendas de vestir a ciudades como Ambato, Manta, Ibarra y Guayaquil.
En busca de ingresos
La compra y venta de artículos de segunda mano se consolidó en una tendencia en el país sobre todo por la crisis económica.
"Hay gente que antes regalaba su ropa y que ahora la vende porque necesita dinero", dice Carol Mendizábal, propietaria del Mercadito de Pulgas D' Carol, ubicado en el centro norte de Quito.
"A veces sienten culpa, pero yo les digo que no lo hagan porque están ayudando a que otras personas puedan acceder a cosas de buena calidad a precios más bajos", dice Mendizábal, cuyo negocio tiene más de 1.200 proveedores.
La pérdida de poder adquisitivo entre los ecuatorianos se evidencia en la contracción de los consumos del hogar y en el deterioro del mercado laboral. En 2020 el gasto de las familias decreció 7% frente a 2019, según cifras del Banco Central.
En febrero de 2021 las dos terceras partes de la población económicamente activa (PEA) del país tenían un empleo inadecuado o estaban desempleadas.
"Las tiendas de segunda mano son una alternativa para que las familias puedan estirar sus ingresos", dice Gabriela Vásconez, socia de Amigui, una empresa que desde hace 12 años se dedica a la compra y venta de ropa de segunda mano en el país.
Amigui tiene nueve tiendas en Quito, de las cuales tres son centros de acopio. Pero ese no es su único canal de ventas.
El 10% de la compra y venta de ropa se hace a través de WhatsApp. Al mes este negocio comercializa entre 6.000 y 10.000 prendas. Este negocio es el sustento de 25 familias.
"Ahora las personas buscan cosas más baratas, pero también quieren comodidad, que se logra con la tecnología", dice Vásconez.
Todos compran, todos venden
La necesidad de ingresos ha hecho que quienes compran y venden artículos de segunda mano sean personas de todos los estratos sociales, dice Stefany Suárez, de Kocó.
Eso porque quienes venden artículos de segunda mano pueden llegar a obtener hasta el 50% de la ganancia de la venta.
En el caso del Mercadito de Pulgas D' Carol quienes venden su ropa lo hacen bajo consignación, es decir que no se compra la ropa inmediatamente, sino que evalúa la mercadería. Si los objetos están en buen estado se venden y se entrega el 50% al dueño. Lo que no se comercializa se devuelve.
En cambio en Amigui se compra la ropa y luego la empresa la clasifica. Por eso las personas que venden sus prendas de vestir reciben entre 30% y 40%.
Y quienes compran ropa de segunda mano pueden obtener un conjunto completo de ropa por USD 10.
"Una persona que destina un monto de dinero determinado a comprar tres prendas de ropa de bebé nuevas, podría obtener con ese mismo dinero una funda grande de ropa de bebé usada", explica Carol Mendizábal.
Si bien las personas que compran y venden artículos de segunda mano son de todos los estratos socioeconómicos, una característica que sí predomina es que en su mayoría son mujeres mayores de 20 años.
Eso responde a dos factores: las mujeres son quienes se encargan de la economía del hogar y son quienes más han perdido ingresos, aseguran las emprendedoras.
En Ecuador las mujeres pasaron de tener al mes un ingreso laboral promedio de USD 292,7 en diciembre de 2019 a USD 262,6 en diciembre de 2020. Eso significa una reducción del 10,2%.
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