Crisis: la clase media está anestesiada por la dolarización
La economía dolarizada ha causado que no exista inflación en Ecuador.
Gabriela Coba/PRIMICIAS
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La actual crisis fiscal de Ecuador se siente menos, por el momento, en los grupos de la población con ingresos medios y altos porque el dólar actúa como un colchón.
A diferencia de países como Argentina, donde la crisis se traduce en una constante devaluación de la moneda local, en mayores tasas de interés e inflación, en Ecuador esas variables casi no se mueven.
En octubre de 2019 la inflación cerró en apenas 0,5% comparada con la del mismo mes de 2018, mientras que las tasas de interés del Banco Central permanecen estables y la moneda, el dólar, más bien, se ha apreciado.
Pero no todo es color de rosa, la variable de ajuste en Ecuador es el empleo, es decir, la economía ecuatoriana reacciona a la crisis eliminando puestos de trabajo.
"La gente no sabe qué pasa, pero está desempleada. Tiene claro el problema, pero no las causas", dice Vicente Albornoz, economista y decano de la Facultad de Economía de la Universidad de las Américas.
Los más afectados por el desempleo son los jóvenes, eso significa que la economía no está creando nuevos puestos de trabajo y que la actividad económica crece por debajo del aumento de la población y no puede absorber a quienes se integran al mercado laboral.
Por otro lado, Albornoz añade que “no importa qué pase, las tasas de interés son las mismas de ayer y serán las mismas, mañana” porque el Banco Central las mantiene controladas mediante un sistema de pisos y techos.
En cuanto a tener una inflación baja que no se dispara ni siquiera frente a una crisis fiscal, Ernesto Revilla, analista económico de Citi para Latinoamérica, dice que no es tan buena noticia como creemos.
“Que Ecuador no tenga inflación ahora y que esté al borde de la deflación hará las cosas más difíciles en el futuro. Los ajustes fiscales son mayores en una economía sin inflación”, dice Revilla.
El exministro de Finanzas, Fausto Ortiz, coincide con Albornoz en que “los efectos de la crisis no se sienten en el consumo tanto como en el nivel empleo y esto se debe a que, frente a las dificultades fiscales, nuestra economía reacciona generando menos empleo o aumentando el subempleo”.
Una parte del desempleo, que se ubicó en 4,9% de la población económicamente activa en septiembre de 2019, también se debe a los recortes en la burocracia que ha implementado el gobierno, como parte de su plan de austeridad.
“El empleo es nuestra variable de impacto”, dice Ortiz, el gran problema es que el desempleo hace que el ingreso per cápita disminuya.
Más pobres, pero gastando
El ingreso o renta per cápita es uno de los principales indicadores de bienestar y calidad de vida de la población, entre menor es, menos bienestar ofrece un país a sus habitantes.
“Estamos en una suerte de burbuja que nos protege a los ciudadanos pero que, al mismo tiempo, nos ciega frente a lo que ocurre a nuestro alrededor”, añade Ortiz.
Al tener menos dinero, “el ecuatoriano reduce el consumo de aquellos bienes que menos le duelen en el corazón. Por ejemplo, tienden a reducir menos el consumo en licores porque les alegran la vida”, explica Albornoz.
Las personas también migran su consumo, es decir, “siguen comprando lo mismo, pero en versiones más baratas”, agrega Albornoz. Un ejemplo de esto ha sido la migración del consumo de gasolina súper, cuyos precios fueron liberados, a gasolina extra, que tiene subsidio.
En octubre de 2019 la incidencia anual de consumo disminuyó, aunque levemente, sobre todo en bienes y artículos del hogar.
Los ecuatorianos tampoco sienten los efectos de una devaluación, al contrario.
“Al estar dolarizados no percibimos que nuestra moneda se está apreciando frente a las monedas de otros países, pero esta tendencia hace que Ecuador se vuelva menos competitivo”, dice Ortiz.
Según Albornoz, antes de la dolarización en enero de 2000, teníamos un indicador de alerta temprana de problemas en la economía: era el tipo de cambio.
“Cuando teníamos sucres la gente atesoraba dólares en momentos de crisis, pues las personas no querían tener una moneda de un país con problemas. La demanda de dólares era un gran indicador de que venían problemas a corto plazo”, dice Albornoz.
Los impuestos
En una crisis fiscal los Estados tienden a subir el Impuesto a la Renta, algo que la mayoría de ecuatorianos tampoco siente.
“La mayor parte de la población percibe un salario que está por debajo de la base imponible, por lo tanto, hay una gran parte de las personas que no genera los ingresos suficientes como para pagar Impuesto a la Renta, que es necesario para cubrir el déficit fiscal”, explica Ortiz.
Pero, por más colchones que haya en Ecuador, la realidad es que el país no crece, no hay avances en las metas fiscales propuestas por el gobierno ni se ve la reducción del gasto público, dice Revilla.
El gobierno no ha logrado implementar el ajuste, que normalmente tiene un efecto negativo en la actividad económica, pero aun así la economía ecuatoriana se desacelera y este año se espera que crezca apenas 0,6% o menos.
Incluso analistas como César Robalino, ex ministro de Finanzas, creen que Ecuador no crecerá o decrecerá en los años que vienen, incluyendo 2020.
El país podría atraer inversión extranjera para financiar su crecimiento pero “los inversionistas aun están esperando a que el gobierno presente propuestas para mejorar la situación fiscal en 2020”, concluye Revilla.
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