Más ecuatorianos recurren a crédito para compras del día
Los préstamos de consumo son los que más crecen en Ecuador, pero se usan para gastos del día en supermercados, farmacias.
Imagen referencial de un centro comercial en Quito.
PRIMICIAS.
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El crédito de consumo es el que más crece en Ecuador en el primer semestre de 2023, mientras el resto de segmentos pierde el dinamismo frente a iguales meses de 2022.
Los ecuatorianos obtuvieron USD 7.332,4 millones en créditos de consumo del sector financiero privado entre enero y junio de 2023, según datos de la Asociación de Bancos Privados de Ecuador (Asobanca).
Frente a igual período de 2022, es un incremento de 12% en el volumen de crédito de consumo.
Y el número de desembolsos también aumentó. El sector financiero aprobó 3,6 millones operaciones de consumo, frente a los 3,1 millones reportados entre enero y mayo de 2023.
Este tipo de endeudamiento crece acelerado, a pesar de que la tasa de interés máxima para el consumo es de 16,77% anual. Se trata de la segunda más alta en el sector financiero, luego de la tasa del microcrédito (que va de 22% a 28% según el monto) y que es para los pequeños negocios.
Y, en contraste, el volumen en el segmento de microcrédito creció 3,6% frente al período de enero a junio de 2022. Incluso, el crédito para las empresas tuvo un decrecimiento de 1% anual en ese período.
De ahí que la Junta de Política y Regulación Financiera estableció una nueva fórmula para fijar las tasas de interés máximas para los créditos de segmentos empresariales a partir de julio de 2023, para que así estos préstamos recuperen dinamismo, menciona el presidente ejecutivo de Asobanca, Marco Rodríguez.
"Las autoridades de la Junta Financiera han reconocido que el resultado de aplicar bajos techos a las tasas de interés deriva en un crecimiento menor del crédito para los sectores productivos", explica Rodríguez.
¿Por qué crece el crédito de consumo?
Un mayor endeudamiento con préstamos de consumo podría ser reflejo de que en Ecuador hay más hogares viviendo en una "economía de subsistencia", dice Andrés Albuja, profesor de la Universidad Internacional SEK.
La economía se está desacelerando en lo que va de 2023: hay menos inversiones, las ventas están perdiendo ritmo y el empleo adecuado no aumenta a los niveles previos a la pandemia de Covid-19, dice Albuja.
De ahí que los ecuatorianos han visto sus ingresos reducidos y echan mano de los préstamos de consumo y la tarjeta de crédito para gastos "del día a día", agrega.
Uno de los indicadores que muestra que las personas están usando préstamos consumo para el "día a día" es el aumento del uso de la tarjeta de crédito en compras en supermercados, en establecimientos de salud y en centros educativos, explica Hanns Soledispa, director de la firma de investigaciones Exponential Research.
Entre estos, están los de alimentación, compra de medicinas y pago de la educación de sus hijos.
Los consumos con tarjeta de crédito en supermercados sumaron USD 472 millones entre enero y mayo de 2023; lo que significó un crecimiento de 8,1% frente a igual período de 2022.
De hecho, las compras en establecimientos de salud sumaron USD 251,9 millones en el primer semestre de 2023; es decir, aumentaron 10% frente al mismo período de 2022.
Y, los gastos en educación pagados con tarjetas de crédito llegaron a USD 159,6 millones; esto es, 7% más en ese mismo período.
Liquidez para pymes
Otro factor es que más negocios pequeños y empresas están optando por este tipo de préstamos de consumo para necesidades urgentes de liquidez, ante la contracción de los créditos empresariales, dice Soledispa.
Las tasas de interés máximas para el crédito empresarial son más bajas y este tipo de préstamos se recuperan en más tiempo, por eso, desembolsar más préstamos de consumo resulta más rentable para las entidades, agrega Soledispa.
¿Y la tasa de mora?
A junio de 2023, el 4,9% de los préstamos de consumo está en mora.
La tasa de morosidad del crédito de consumo está por encima del promedio total de crédito en el sistema financiero privado, que es de 3,2%.
Esto podría perjudicar a las entidades financieras y al dinamismo del crédito, porque mientras más crece la morosidad, bancos y cooperativas tienen que guardar más provisiones como colchón de respaldo, dice Albuja.
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