El coronavirus evidencia la brecha educativa en Ecuador
Una niña en un infocentro comunitario, el 31 de agosto de 2011.
Ministerio de Educación/Flickr
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La rutina normal de Luciana, de 11 años, cambió cuando se desató la actual emergencia sanitaria. El pizarrón de la escuela fue reemplazado por la pantalla de una computadora, los libros por una tableta electrónica y las clases, por videoconferencias.
Desde el 23 de marzo Luciana se levanta a las 8:30, casi dos horas más tarde de lo normal, desayuna, se baña y se viste para asistir a clases a través de la aplicación de videoconferencia Zoom.
Más tarde hace deberes y los envía por correo electrónico o realiza pruebas usando otras aplicaciones.
Si no entiende o tiene alguna duda, Luciana puede escribirles a las profesoras por correo electrónico o a su dirigente por WhatsApp.
Diana Lara, madre de Luciana.
Internet se convirtió en un aliado en la educación de Luciana, que nació en una familia de clase media, que tiene en su hogar computadoras, teléfonos inteligentes y tabletas. Pero esa realidad no es igual para todos los niños de Ecuador.
A tan solo cinco kilómetros de distancia de la casa de Luciana, en el norte de Quito, vive Melanie, quien hasta antes de la emergencia sanitaria asistía a una escuela pública.
Melanie no tiene una rutina diaria, que reemplace sus actividades antes de la pandemia, porque no recibe clases en línea y los deberes llegan a distintas horas.
Melanie no tiene computadora ni Internet en casa, así que solo puede conectarse con el mundo académico a través de la aplicación de WhatsApp del celular de su hermano.
Además, "a veces la vecina nos presta su Internet para utilizar mi teléfono", explica Rosa Guadinango, madre de Melanie.
En 2018, en el país el 11,2% de los hogares tenían una computadora portátil o de escritorio, según el Instituto de Estadística y Censos (INEC). Mientras que el 37,2% de las familias tenía acceso a Internet.
El cambio de paradigma en la educación durante la emergencia sanitaria ha golpeado sobre todo a los miembros del sistema educativo público. Hay 79.500 estudiantes no tienen acceso a Internet, según la ministra de Educación, Monserrat Creamer.
La desigualdad digital en la educación hace que el 2% de los estudiantes del sistema público no pueda acceder a la plataforma virtual Plan Educativo Covid-19, creada por el Ministerio de Educación para que los niños no se retrasen en su aprendizaje.
La plataforma tiene más de 840 recursos digitales, entre ellos, videos, podcast, audios complementarios, módulos de formación, fichas pedagógicas. Además de visitas virtuales a museos. Recursos que Melanie no puede aprovechar.
Para los estudiantes que no tienen acceso a la plataforma, la ministra de Educación dice que “las escuelas enviarán la información que necesiten vía Whatsapp”, pero en algunos hogares ni siquiera hay teléfonos inteligentes.
Sólo cuatro de cada 10 ecuatorianos tenía un celular inteligente en 2018, según la encuesta Tecnologías de la Información y Comunicaciones, realizada por el INEC.
En 2011 el gobierno empezó el proyecto de infocentros comunitarios, que son espacios con computadoras e Internet gratuito para la población. Pero, el proyecto no contempló un escenario de pandemia.
Para quienes no puedan acceder al material digital, el Ministerio inició la transmisión de programas educativos e informativos a través de 160 canales y más de 1.000 radios rurales-comunitarias.
No me he enterado de la transmisión de material educativo en la televisión.
Rosa Guadinango, madre de Melanie.
Y para los estudiantes que no tienen acceso a ninguno de estos medios se están "imprimiendo guías docentes y fichas pedagógicas", para que puedan avanzar con la ayuda de un maestro, según Creamer.
"Tenemos aproximadamente 75.000 estudiantes de 1.400 unidades educativas rurales, los cuales contarán con la asistencia de 5.000 profesores", dijo la ministra.
Pero esa asistencia no llega a los casos como el de Melanie, que aunque vive en la ciudad está en un limbo en el que no tiene acceso a los recursos tecnológicos, ni a la asistencia de educativa.
Su madre, Rosa Guadinango, no terminó la educación básica por lo que resulta difícil guiar a su hija en las tareas. "Muchas veces mi hija no entiende cómo hacer los deberes y no hay quien le explique", dice preocupada.
Desde el 5 de abril, a esta realidad se sumarán los estudiantes del régimen Costa, quienes empezarán el nuevo año lectivo.
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