El comercio electrónico no desplazará a vendedores por catálogo
Hasta 2019 el sector de venta directa reportaba 890.000 'empresarios independientes', de los cuales 500.000 se han mantenido activos durante la emergencia sanitaria.
Una mujer ofreciendo los productos de una empresa de venta por catálogo en 2020.
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Para las empresas de venta directa o por catálogo en Ecuador la pandemia de Covid-19 ha significado un cambio de forma, pero no de fondo. El sector mantiene su modelo de negocio con vendedores o, como ellos se autodenominan, 'empresarios independientes'.
Si bien en marzo, mes en que Ecuador vivió un estricto confinamiento, el sector experimentó una caída de 90% en sus ventas, el comercio electrónico ayudó a que la reactivación fuera casi inmediata.
Sin embargo, las empresas no se han planteado prescindir de los vendedores. "Sin los empresarios independientes el volumen de ventas sería mínimo. En este modelo de negocio hay un ejército de personas que llegan a más clientes", dice María Fernanda León, directora ejecutiva de la Asociación Ecuatoriana de Venta Directa (AEVD).
En ello coincide Carlos Gallegos, director ejecutivo de la empresa de producción y venta de cosméticos por catálogo Yanbal.
Gallegos afirma que "no vamos a entrar en un modelo de comercio electrónico. Siempre vamos a apoyar nuestro canal de ventas". La fuerza de ventas de Yanbal en Ecuador está conformada por 2.500 directoras y 80.000 consultoras.
Hasta 2019 el sector reportaba 890.000 empresarios independientes, de los cuales 500.000 se han mantenido activos durante la emergencia sanitaria.
Venta menos directa
Para Verónica Bonini, quien desde hace 23 años se dedica a la venta directa de productos de la marca Oriflame, los cambios que ha traído la emergencia sanitaria son agridulces. Bonini extraña el contacto con las personas, pero cree que sin la pandemia la transformación tecnológica del sector se habría tardado en llegar.
En esto coincide Gallegos, quien afirma que "por la pandemia se aceleró el proceso de transformación digital" del sector.
Catálogos digitales, aplicaciones, reuniones en plataformas tecnológicas, entregas a domicilio y métodos de pago electrónico ahora son parte del negocio.
"Incluso hay vendedores que están aprovechando sus redes sociales para hacer demostraciones de los productos", dice Bonini.
En este contexto, un buró de crédito lanzó una aplicación de georeferenciación para localizar a los vendedores por catálogo, dice León.
Por su parte, Yanbal desarolló la plataforma Yanbal a tu lado para localizar a las personas que comercializan los productos de la empresa.
Alternativa al desempleo
Por la crisis económica mundial, las empresas de venta directa prevén que el número de vendedores crecerá. Y así lo confirma Bonini, quien dice que la semana anterior ingresaron más de 30 personas a su equipo de ventas.
"Esto se debe al desempleo y a la reducción de la jornada laboral, en muchos casos se trata de personas que son la única fuente de empleo de su hogar", dice Bonini, quien vive en Guayaquil.
En el modelo de negocio de venta directa los comerciantes no tienen relación de dependencia con las empresas, sino que adquieren los productos a un menor precio para luego venderlos a terceros.
Hasta diciembre de 2019 en el país había 311.134 personas sin empleo, según la última Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo (Enemdu).
Y, por la actual crisis, otras 508.000 personas podrían quedarse sin trabajo, según proyecciones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ningún negocio es fácil
En medio de la crisis las estafas aumentan. El sector del comercio por catálogo no es ajeno a esta realidad. Algunos negocios piramidales se hacen pasar por empresas de venta directa.
"Si para entrar a un negocio piden montos elevados de dinero y el negocio gira en torno al reclutamiento de personas hay que sospechar. Pueden ser casos de esquemas piramidales manejados por mafias", explica León, quien agrega que una de estas organizaciones fue desarticulada en marzo.
Sabemos de casos en los cuales se ofrece a las personas dinero fácil, cuando ningún emprendimiento es sencillo.
María Fernanda León, AEVD.
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