Viejas casonas se vuelven hoteles y atractivos turísticos de Cuenca
La restauración de casas patrimoniales está en auge en el Centro Histórico de Cuenca. Edificaciones de hace más de un siglo se convierten en modernos hoteles, restaurantes y terrazas que apuestan al desarrollo turístico de la ciudad.
Vista desde el roof top del del Itza Hotel Boutique, ubicado en el Centro Histórico de Cuenca.
Boris Banegas Abad
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Las inversiones son millonarias y el trabajo de recuperación de las casas es minucioso.
Es el caso del Itza Hotel Boutique Internacional, que abrió sus puertas en marzo de 2022, tras más de cinco años de restauración.
Su propietaria es Maritza Yumbla, una emigrante azuaya que reside en Canadá. Ella adquirió la edificación a la familia Peña y destinó aproximadamente USD 1,2 millones para su intervención.
Esta edificación, ubicada en las calles Gran Colombia y Benigno Malo, a una cuadra del parque Abdón Calderón data de 1930. Combina las características de arquitectura francesa e italiana que eran habituales en las viviendas importantes de Cuenca en esa época.
Yumbla, quien es una empresaria del sector hotelero en Canadá, decidió invertir en Cuenca por el potencial que tiene una ciudad declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, pero a la que “le faltaba más infraestructura turística”, detalla la administración del hotel Itza.
La inversora reunió a un grupo de arquitectos, artesanos, artistas y técnicos locales en diferentes especialidades para dar forma a este proyecto. A cargo de la restauración estuvieron los arquitectos Alfredo Ordóñez Castro y Fabián Orellana Serrano.
El hotel tiene 15 habitaciones de lujo, un restaurante y una sala de reuniones con bar en la planta baja. Pero el mayor atractivo es su rooftop o bar en la terraza, que ofrece una vista panorámica de la urbe.
La tendencia de los rooftop
En plena pandemia, en Cuenca se estrenó la tendencia de los bares y restaurantes que, además de su carta, ofrecen vistas espectaculares de la ciudad. Es el caso de Negroni y Madame, ambos ubicados alrededor del Parque Abdón Calderón.
Negroni es un proyecto del empresario turístico Juan Pablo Vintimilla. Está ubicado en la mansión Jerves Calero, construida en 1917. Desde febrero de 2021 este espacio es el primer rooftop adecuado en el centro de Cuenca.
Negroni Rooftop ofrece gastronomía internacional y coctelería de autor con una vista desde lo alto al principal símbolo arquitectónico de Cuenca: la Catedral de la Inmaculada.
Madame es un bar lounge ubicado en la segunda planta de una casa de estilo típicamente francés que data de 1920 y pertenece a la familia Arce. Se inauguró en septiembre del 2021 y es administrado por Chistian Muñoz y Javier Baculima.
Muñoz estaba a cargo de la remodelación, cuando el dueño de la vivienda le propuso que se hiciera cargo del espacio. Se asoció con Baculima y juntos diseñaron la propuesta.
“La idea es mantener la casa como tal, que sea como un museo vivo y que la gente pueda ver cómo era la vida en esa época”, detalla Muñoz.
La casa no ha sido intervenida con mayores cambios y mantiene el ambiente maximalista de la época, con los muebles y decoración que rememoran esos años. Además, aprovecha los balcones que dan a las calles céntricas de la ciudad para ofrecer a los comensales una experiencia diferente.
En la misma zona, está la Casa Firenza, ubicada en la calle Bolívar, que prevé abrir sus puertas en mayo próximo. La inversión para su adquisición y recuperación está próxima a los USD 4 millones.
La edificación tiene tres pisos. En la primera planta habrá establecimientos de comida, en la segunda, un hotel con ocho habitaciones y el tercer piso tendrá un rooftop en dos niveles con una vista atractiva de la Catedral de Cuenca.
“La restauración y readecuación de la casa rescata todos los sistemas constructivos vernáculos propios de nuestra identidad arquitectónica”, explica Paúl Vázquez, quien está al frente del proyecto.
La vivienda muestra sin revestimiento los materiales y técnicas constructivas antiguas de la capital azuaya, como el adobe, el empañetado, el ladrillo, la baldosa, la madera y el carrizo.
El estilo de esta edificación combina los elementos restaurados con un nuevo concepto de arquitectura, explica Vázquez. Por ejemplo, mantiene los cielos rasos de latón francés de estilo neoclásico, que contrasta con materiales como el acrílico, el cristal y el hierro.
“Esta es una tendencia de restauración muy usada en ciudades de Europa y que por primera vez se aplica en nuestro Centro Histórico”, detalla el arquitecto.
Hay otro proyecto en marcha en una vivienda patrimonial ubicada en las calles Bolívar y Tarqui, diagonal a la iglesia del Cenáculo, con una inversión cercana a los USD 2,8 millones. Su propietario es Samuel Morocho, un emigrante ecuatoriano que es chef en Estados Unidos.
La intervención aún está en marcha y tomará por lo menos un año más. Hasta el momento se han rescatado algunos elementos patrimoniales que estaban en mal estado.
Esta edificación se convertirá en un hotel boutique y una cafetería, que Morocho espera administrar en algún momento. Con este proyecto, él y su familia quieren “aportar a la reactivación de la economía de la ciudad”.
Estos espacios han diversificado la oferta de hotelería y gastronomía en Cuenca, explica la directora ejecutiva de la Fundación Municipal Turismo para Cuenca, María Angélica León.
“Esta nueva dinámica de turismo en inmuebles patrimoniales recuperados fortalece la actividad económica del destino, pues genera plazas de trabajo en sectores como la construcción, decoración, hostelería, agrícola, catering y demás cadena de valor”, añade.
León dice que las edificaciones también se convierten en un gran atractivo turístico “porque además de ofrecer deliciosa gastronomía y bebidas, resultan ser escenarios fantásticos para fotos, videos, rodajes de películas, videoclips y sobre todo, para apreciar por qué Cuenca es llamada la ciudad roja, gracias a sus techos de teja”.
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