Carlos Loaiza: “Aún tenemos carreras universitarias que no están alineadas con el futuro”
Carlos Loaiza, socio y director de la firma de servicios profesionales Price Waterhouse Coopers (PwC), reflexiona sobre el futuro laboral de los jóvenes ecuatorianos menores de 30 años, en momentos en que los paradigmas del mercado han sido revaluados por las nueva tecnologías, como la Inteligencia Artificial.
Carlos Loaiza es director de la firma de servicios profesionales Price Waterhouse Coopers (PwC)
Cortesía PwC
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Cada año la población de Ecuador crece 2%, es decir, unas 300 mil personas se integran a la Población en Edad de Trabajar o PET, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos. De esta nueva fuerza laboral, el 56% tiene menos de 30 años y pertenecen a la denominada generación Millennial (jóvenes nacidos entre 1981 y 2000).
Cuando el país se dolarizó, hace ya 19 años, PwC dijo que faltaban tres puntales para la competitividad dentro de un esquema monetario rígido, incluyendo talento capacitado y universidades de primer nivel. ¿Conseguimos estas competencias?
Aún tenemos carreras universitarias que no están alineadas con el futuro. Hablando de robótica, de temas digitales, del Internet de las cosas, incluso de medicina, existe una necesidad urgente de innovación en las universidades.
En el último ranking de universidades en América Latina, solo aparecen tres ecuatorianas. Hemos mejorado, pero aún hay una tarea importante por desarrollar en términos de carreras y de competencias laborales.
Habilidades que se necesitan hoy
Ecuador aún vive de sectores como la agroindustria e hidrocarburos, pero ¿qué actividades marcarán el futuro laboral del país?
Según el Banco Mundial, el país crecerá apenas 0,7% en 2019. ¿Qué sostiene ese crecimiento? El petróleo. Pero se viene algo importante: la minería. Más allá de la discusión del manejo ambiental, Ecuador tiene un potencial minero grande y debería fomentarse la inversión pública y privada en ese sector.
¿Necesitamos carreras universitarias orientadas a la agroindustria?
En parte sí. Hay nuevas tecnologías y herramientas que incluso los productos estrella de exportación, como el banano y el camarón requieren, porque los mercados en Europa o Asia son exigentes y piden, por ejemplo, esquemas de trazabilidad avanzada. Los consumidores quieren saber de dónde vino el camarón que llegó a su mesa y para eso se necesita tecnología.
Necesitamos mejorar urgentemente la productividad y para esto hay que usar técnicas avanzadas, como la agricultura de precisión que involucra el uso de drones, de imágenes satelitales, conocimiento del microclima, saber cuál es la cantidad de riego o fungicida necesaria para mejorar el rendimiento los cultivos. Estos son ejemplos de temas que hoy no se discuten en Ecuador.
¿Cuáles son las carreras redundantes?
En los últimos 10 años Ecuador fomentó una política de becas para estudios de pregrado y maestrías en el exterior. Tenemos 8.000 becarios que retornaron y buena parte no encuentra empleo. ¿Por qué?
Esas becas estuvieron mal dirigidas, debieron enfocarse hacia carreras del futuro, como la robótica, el Internet de las cosas y la agricultura de precisión.
Tenemos jóvenes que regresan a pagar la deuda de sus estudios y no encuentran empleo o trabajan en temas ajenos a su profesión. Por otro lado, en el mercado ecuatoriano no existen los talentos que las empresas buscan y deben contratarlos en el extranjero.
La novelería de los sectores estratégicos
¿Cómo insertamos laboralmente a los menores de 30 años que terminarán el colegio y la universidad en los próximos años?
Debe haber una política del Estado que involucre varios frentes: por un lado la parte académica, cada año tenemos 300.000 nuevos ecuatorianos que alcanzan la edad de trabajar, pero muchos vienen con carreras que el mercado no necesita.
El otro tema es el emprendimiento, tanto en el sector privado como en el público. Hay que ofrecer condiciones para que las ideas se conviertan en proyectos, esos proyectos en emprendimientos y éstos últimos en medianas o grandes empresas.
Y la tercera vía es generar condiciones para que las empresas puedan contratar nuevos trabajadores.
Con la combinación de estas 3 variables tendríamos la posibilidad de brindar oportunidades a los jóvenes, obviamente también es necesario que la economía crezca en promedio al menos 2% o 3% al año para generar más empleo.
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