"El cáñamo es un negocio difícil, un mercado incierto": Andrés Luque
Andrés Luque, subsecretario de Producción Agrícola. Imagen de 2020.
Cortesía Ministerio de Agricultura
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Si bien el reglamento para la siembra y cultivo de cannabis no psicoactivo o cáñamo en el país está vigente desde el 19 de octubre de 2020, su siembra y cultivo no serán inmediatos.
"Estas genéticas son de los hemisferios norte y sur, por lo que hay que adaptarlas a los trópicos. Ese proceso puede tardar entre tres y cinco años, aunque no lo sabemos exactamente", dice el subsecretario de Producción Agrícola, Andrés Luque en entrevista con PRIMICIAS.
El Ministerio de Agricultura considera que hay mercado para la comercialización de cáñamo en Estados Unidos y Latinoamérica.
Luque habla sobre las expectativas económicas del sector y los cuestionamientos al reglamento que se publicó cuatro meses después de la entrada en vigor de las reformas al Código Orgánico Integral Penal (COIP).
Esa normativa dejó de considerar al cannabis no psicoactivo o cáñamo como una sustancia sujeta a fiscalización en Ecuador.
¿El cáñamo permitirá reactivar la economía tras la pandemia de Covid-19?
Se abren grandes oportunidades para el país, pero hay que aclarar que no es la salvación económica, como todo el mundo cree. Es un negocio difícil, es un mercado incierto.
Hay dos vías para el mercado, la primera es el cannabis medicinal, cuyo cultivo creemos que puede durar de tres a cinco años. Cuando madure no se sabe qué tan rentable será.
La otra oportunidad es el desarrollo de genéticas de cáñamo industrial para consumo humano y animal, y para la elaboración de fibras. Nos interesa este tipo de cultivo a largo plazo porque permite la reconversión de cultivos en grandes extensiones, como ocurre con la caña de azúcar y el maíz.
¿Es una industria de prueba y error?
¿Desde el Ministerio de Agricultura se han identificado los mercados en los que el cáñamo y sus derivados tendrían acogida?
Hay que decir que las proyecciones de mercados futuros son muy optimistas, por lo que tenemos recelo.
Estados Unidos es el mercado más grande para el cáñamo. Nosotros estamos autorizando la exportación de biomasa, pero habrá que ver cuál es la apertura de ese país a este tipo de producto.
Europa es un mercado más complicado porque sus regulaciones son confusas en cuanto al cannabidiol (CBD). Los productos están entrando principalmente por Suiza, porque ese país autoriza menos de 1% de Tetrahidrocannabinol (THC), mientras que Europa autoriza menos de 0,2% de THC.
También vemos mucho interés en Latinoamérica. En la región hay países como Brasil que han despenalizado el uso del producto terminado, pero no han permitido su cultivo. Para nosotros esa es una oportunidad considerando que Brasil tiene 180 millones de habitantes.
Con las reformas al COIP Ecuador despenalizó el cultivo y la producción del cáñamo con un contenido de THC inferior a 1% en peso seco. ¿Eso no significa que pueda llegar a todos los mercados?
Nosotros despenalizamos el cáñamo con menos de 1% de THC, las personas que quieran exportar a Estados Unidos tratarán de estar por debajo de 0,3% de THC y quienes quieran llegar a Europa tratarán de no sobrepasar el 0,2% de THC.
La idea es que quienes estén entre 0,3% y 1% de THC se industrialicen en el país para luego exportar sus derivados.
Ha habido críticas al reglamento.
Hay ciertas plantas de cannabis no psicoactivo que son genéticamente similares a las de marihuana, lo que obliga a que este reglamento sea más estricto en relación con cualquier otro cultivo.
Se debe entender que para hacer mejoramiento genético se han mezclado variedades. El contenido bioquímico cambió, pero el fenotipo quedó idéntico.
Uno de los puntos cuestionados es la autorización para la siembra. ¿Por qué la extensión mínima del área de cultivo para cáñamo industrial es de cinco hectáreas? ¿Cuál es el criterio para fijar el área mínima de cinco hectáreas en campo abierto y de dos hectáreas en invernadero?
La norma dice que no se podrá disponer del material secado hasta que el análisis demuestre que el contenido de THC es menor a 1%. ¿Ese procedimiento se hará en la primera cosecha o siempre?
La idea es que siempre se lo haga. Aunque, eso puede modificarse con el tiempo porque se trata de una industria muy cambiante.
Si vemos que la persona siembra siempre la misma genética de cáñamo y vemos que el control de THC continuamente sale bien eventualmente se podría eliminar ese tipo de procedimientos.
El acuerdo ministerial es una herramienta más flexible frente a otras normativas en las que se deben hacer cambios a través del Legislativo.
¿Por qué se necesita que la Policía custodie el traslado de cargamentos de biomasa o flor de cannabis no psicoactivo?
Ese es un protocolo que replicamos del Ministerio del Interior, que tiene guías para productos sensibles.
Es como tener dos vasos uno de cerveza con alcohol y uno de cerveza sin alcohol. Para diferenciarlos hay que enviar el producto a un laboratorio o probarlo y ver el efecto. En esta industria pasa lo mismo. La planta y la flor seca de cannabis no psicoactivo tienen apariencia y olor similar a la de cannabis psicoactivo.
Es ventajoso que el Estado brinde acompañamiento policial para evitar problemas.
En el reglamento hay siete tipos de licencias, una para cada proceso de la cadena de producción. Cada licencia tiene requisitos específicos. ¿Eso no causa confusión?
Las licencias tienen un costo. ¿Cuándo publicará el Ministerio las tasas?
Deberían estar listas esta semana. Eso debe ser aprobado por el Ministerio de Economía y Finanzas, cartera de Estado a la que le enviamos el documento el 6 de noviembre de 2020.
¿Cómo se van a manejar las tasas?
Hicimos un benchmarking con Colombia y Uruguay. Son bastante accesibles, la mayoría estaría entre USD 1.000 y USD 3.000, pero no me quiero adelantar. La licencia para exportación será la más cara al requerir una menor inversión. Con esa decisión se busca alentar a las personas a ser productoras, ya que esa licencia también permite exportar.
Lea el reglamento completo aquí:
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