Los ataúdes de cartón no están destinados solo para emergencias
El uso de féretros hechos con cartón en el país durante la emergencia por Covid-19 indignó a algunas personas en redes sociales, pero este tipo de ataúdes busca posicionarse y quedarse.
Una persona le da los últimos acabados a un ataúd de cartón, en mayo de 2020.
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La empresa Corrucart, que elabora cajas de pizza, empaques de vino y hasta exhibidores publicitarios, decidió innovar y empezar a fabricar ataúdes con el mismo material: cartón corrugado.
"Hace cuatro años que venimos trabajando en este producto que teníamos programado lanzar en junio de 2020, pero por la crisis nos tocó acelerar su salida al mercado", dijo en entrevista con PRIMICIAS, Fernando Quirola, gerente general de la compañía.
Quirola habló con este medio en la época más dura de la pandemia en Guayaquil.
El uso de los ataúdes de cartón resuena más en las emergencias, como el terremoto de abril de 2016 y la actual crisis sanitaria por Covid-19, pero la realidad es que el producto se quiere quedar. Aunque para ello "es necesario ir contra los prejuicios", reconoció Quirola.
¿Por qué cartón?
En algunos países, como Reino Unido, Colombia y Argentina, ya se fabrican ataúdes de cartón, lo que responde a tres motivos:
- Son más baratos.
- Se fabrican más rápidamente.
- Son ecológicos.
Un ataúd de metal o de madera puede costar por lo menos USD 400, el equivalente a un salario básico unificado. Para algunas personas puede resultar un valor excesivo, si además de eso se suman los servicios de traslado, de preservación y el costo del espacio en un cementerio.
El precio de los ataúdes de cartón en el país es de USD 150. La elaboración de cada uno tarda 20 minutos, según Corrugart.
El producto tiene, además, un componente ambiental: el rendimiento de los materiales y su proceso de descomposición.
Para hacer un ataúd convencional de madera se utilizan dos árboles. Con la misma cantidad se hacen 100 ataúdes ecológicos.
Restbox, empresa argentina de ataúdes de cartón
El cartón corrugado está hecho de un compuesto de los árboles que se llama celulosa y de un porcentaje de cartón reciclado, por lo que "su descomposición tarda un año y se transforma en materia orgánica", asegura Quirola.
Para evitar cualquier tipo de contaminación la empresa no agrega a la estructura accesorios ni plásticos ni metálicos.
El ataúd de cartón es uno de los elementos en los funerales verdes, una tendencia que busca devolver los restos de las personas a la tierra.
Romper esquemas
Así como en Ecuador, en otros países también ha existido cierto rechazo a los féretros de cartón.
En el caso local, Quirola cree que la resistencia al uso de este material responde a "una mala experiencia con algún tipo de caja que alguien puso en el mercado de forma artesanal durante la crisis de Covid-19 y a que cambia tradiciones, como usar ataúdes de madera o de metal".
Pero, el empresario está dispuesto a romper los esquemas.
"Estamos empeñados en que la gente acepte al cartón como opción porque las sociedades debemos asumir nuevos valores, como la responsabilidad con el medio ambiente".
Que el féretro esté hecho de cartón no significa que no cumpla con condiciones de calidad, como tener un diseño para impedir la fuga de líquidos y resistir hasta 300 kilos de peso.
En abril de 2020, unos de los meses más golpeados por la pandemia, llegamos a fabricar 1.000 unidades.
Fernando Quirola, gerente general Corrugart
La empresa ecuatoriana no solo está dispuesta a innovar con el material de los ataúdes, sino también con sus diseños, que no tienen que ser necesariamente religiosos.
"Lo más novedoso que ofrecemos es que se puede personalizar el producto por las técnicas y herramientas que usamos, como el láser", dice Quirola, quien agrega que "queremos cumplir los últimos deseos de los clientes".
Y aunque al inicio haya cierta resistencia, el mercado de féretros de cartón tiene potencial de crecer. "Tenemos interesados en Estados Unidos, México, Perú y Colombia", concluye Quirola.
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