Apagones: "Cocinar con 32 grados de temperatura es inhumano"
María Manzaba, de 50 años, invita al ministro de Energía, Fernando Santos, a que vaya a Guayaquil e intente sobrevivir con altas temperaturas sin electricidad.
María Manzaba, de 50 años, habitante de Guayaquil. 30 de octubre de 2023
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El apagón en Guayaquil llegó justo cuando María Manzaba escuchaba en sus redes sociales las declaraciones del ministro de Energía, Fernando Santos: "Muchísimos hogares en la Costa han dejado el ventilador y se han cambiado al aire acondicionado".
María, de 50 años, transpira frente a la cocina en la que prepara los alimentos y se indigna:
"No sabe que cocinar con 32 grados es inhumano. Parece un infierno", asegura, mientras limpia el sudor de su frente con su mano izquierda.
Es lunes 30 de octubre y todo es un caos en la casa donde trabaja María: sin luz, sin agua y con una persona de la tercera edad -hipertensa y con discapacidad- que se ahoga en un pequeño cuarto, cuyas ventanas están abiertas de par en par.
Pero el clima castiga y tampoco hay brisa que refresque. María vuelve a escuchar a Santos Alvite y no puede evitar el enojo:
"Quisiera que viniera ahorita para que sienta el calor insoportable".
María Manzaba
Con la ropa pegada al cuerpo, María no tiene agua para cocinar. La casa depende de una cisterna que no funciona por la falta de energía y, para rematar, la empresa Amagua anunció la suspensión del servicio por trabajos urgentes.
"Justo en medio de los apagones", se queja.
Al igual que María, Evelina López busca un lugar fresco para calmar el calor. Ella no ha escuchado las declaraciones de Santos, en el canal digital Visionarias, porque su celular no tiene carga.
Pero dice que no le sorprende que un funcionario del Gobierno se exprese así: "Ellos tienen generadores, ni se preocupan de eso", agrega con molestia e incredulidad.
Sostiene que ni los aires ni los ventiladores funcionan sin energía, "así que da lo mismo" y agrega que si el consumo sube por la compra de más aires acondicionados, las autoridades deben resolverlo.
María y Evelina se sientan en la vereda, afuera de la calle, a esperar que la electricidad regrese y puedan seguir con sus vidas, tan maltratadas por el Estado, "que no nos da trabajo, luz ni agua para sobrevivir".
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