Ante la crisis personas y empresas demandan menos créditos
La banca tiene dinero para prestar, pero el apetito de crédito de empresas y personas se ha reducido por la incertidumbre. Por otro lado, el ahorro crece, pero no es tan buena noticia como parece.
Una fábrica de electrodomésticos en Ecuador, en agosto de 2020.
Ministerio de Producción/Facebook
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Si bien la cartera de crédito se ha recuperado levemente en septiembre y octubre todavía no llega a los niveles de los mismos meses de 2019.
En octubre de 2020 el crédito en la banca fue USD 28.860 millones, un crecimiento de 0,6% en comparación con septiembre, pero en términos interanuales, es decir, en comparación con octubre de 2019 el crédito se contrajo 2,1% o el equivalente a USD 617 millones.
Del total de la cartera crediticia de octubre de 2020, USD 17.656 millones corresponden a crédito productivo, segmento que sufrió una contracción interanual de 2,81%, según la Asociación de Bancos Privados de Ecuador (Asobanca).
Es culpa de la incertidumbre
¿Por qué se contrae el crédito en un momento en el que se habla de necesidad de liquidez en las empresas? Por la incertidumbre sobre cómo va a ser la nueva normalidad cuando la pandemia se supere, explica Santiago Mosquera, director del USFQ Business School.
En condiciones normales, las empresas demandan crédito para dos cosas:
Uno, para financiar capital de trabajo, lo que ocurre cuando las compañías tienen una expansión o esperan aumento en sus ventas.
"Al no existir la demanda de ciertos productos, por la crisis, las empresas que pensaban vender más han acumulado inventarios, por lo que no demandan capital de trabajo", explica Santigo Bayas, gerente general de Banco Pichincha.
Y, dos, las empresas demandan crédito cuando van a expandir su infraestructura o su capacidad de producción. Piden préstamos para invertir en plantas y maquinaria y también para aumentar su capacidad de ventas.
"No hay una demanda importante de crédito productivo porque en el corto plazo no se prevé un crecimiento de la economía ecuatoriana".
Santiago Mosquera, USFQ Business School.
El Banco Central ha proyectado que en 2020 el Producto Interno Bruto (PIB) del país se reducirá en hasta 9,6% y en 2021 podría haber una recuperación de entre 2,2% y 3%.
Pero hay sectores que sí están demandando crédito porque su realidad es diferente.
"Vemos que hay necesidad de crédito en empresas que están orientadas hacia el sector exportador", sostiene Bayas.
Otras empresas que están solicitando créditos son las de alimentos y las del sector de la construcción, sobre todo para financiar arreglos y remodelaciones en viviendas.
Menos trabajo, menos consumo
El crédito de consumo también ha caído 1,01% entre octubre de 2019 y el mismo mes de 2020. Esto se debe al comportamiento de la oferta y la demanda.
Por el lado de la oferta, la cantidad de crédito para clientes que no tienen buena calificación de riesgo es menor.
"La banca se ha vuelto más exigente a la hora de evaluar el perfil crediticio de sus clientes, ante un inminente deterioro de la cartera vencida", sostiene Mosquera.
En eso coincide Alfredo Arízaga, director de UISEK Business School.
Arízaga agrega que la banca ha logrado mantener, hasta el momento, la calificación crediticia de sus clientes por la reestructuración de las deudas, una política incentivada por la Ley Humanitaria y por la Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera.
Por el lado de la demanda, el nivel de ingresos de las personas ha disminuido por la reducción de la jornada laboral, de los salarios, la caída en la actividad económica y la pérdida de empleos.
Hasta octubre de 2020 había más de 500.000 personas desempleadas y 4,8 millones con un empleo inadecuado, es decir, que no percibían el salario básico o que trabajaban menos de 40 horas a la semana.
Esa nueva realidad laboral ha hecho los hogares recorten sus gastos y demanden menos crédito. Las personas han dejado de comprar ciertos bienes, como vehículos y electrodomésticos, para los que solicitaban préstamos.
A eso se suma que el deterioro de las perspectivas económicas y del mercado laboral ha llevado a quienes han mantenido sus niveles de ingresos y sus empleos a ser más conservadores respecto al uso de crédito.
Una inyección del Gobierno
A diferencia de la cartera de crédito de la banca, la de depósitos ha crecido de forma mensual y anual.
En octubre de 2020 los depósitos en la banca ascendieron a USD 35.677 millones, 3% más en comparación con septiembre.
En términos anuales las captaciones de la banca se elevaron 11,3% frente a octubre de 2019.
"Por las restricciones de movilidad la gente en Ecuador y en el mundo se queda en casa y, por lo tanto, consume y gasta menos, lo que significa más ahorro", dice Bayas.
Y, la captación de recursos, especialmente a plazo, por los que se paga una tasa de interés sin la colocación de crédito impacta en la rentabilidad de la banca, sostiene Arízaga.
Según Mosquera y Arízaga, los depósitos están creciendo por tres motivos:
- Buen desempeño de las exportaciones no petroleras. Entre enero y agosto de 2020 ese rubro representó USD 9.664 millones.
- Inyección de capital de multilaterales al Gobierno que derivó en el pago a proveedores.
- Nuevos hábitos de consumo por la pandemia, entre los que el ahorro se ha vuelto una prioridad.
El 2 de octubre de 2020 llegaron al país los primeros USD 2.000 millones que son parte del programa de crédito más amplio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Ese dinero ha sido destinado a cubrir atrasos con proveedores del Estado y a financiar programas de reactivación económica.
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