Gremio de alimentos: "Ciertas empresas quizás han suavizado sus prácticas de manufactura"
Sobre las alertas de alimentos contaminados, el gremio Anfab dice que hay que educar al consumidor sobre cómo reconocer un lote alertado por Arcsa.
Un control de la Arcsa en perchas de alimentos, marzo de 2024.
Arcsa / X
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Cada semana, los consumidores ecuatorianos conocen sobre una nueva alerta de contaminación de alimentos por parte de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). Una situación que ha despertado las alarmas sobre la inocuidad de los alimentos en Ecuador.
La alerta de la agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), en noviembre de 2023, sobre niveles altos de plomo en productos importados de Ecuador fue el disparador de una serie de investigaciones y controles por parte de la Arcsa, en Ecuador.
PRIMICIAS conversó con el presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos y Bebidas (Anfab), Christian Whali, y su directora de Asuntos Regulatorios, Nicole Troya, sobre estas alertas y el impacto que han tenido hasta ahora para la industria.
Para Anfab, que representa al 70% de la industria formal de alimentos de Ecuador, el aumento de las alertas no se debe solo a problemas de inocuidad por parte de las empresas, sino también a que antes nunca hubo los controles adecuados en percha por parte de la Arcsa.
¿Qué posición tienen como gremio sobre la cantidad de alertas que la Arcsa ha emitido en los últimos meses sobre diversos productos contaminados?
Christian Whali (CW): Hace 12 años como Anfab promocionamos el cambio de vigilancia de control de alimentos, lo primero que pedimos es que se certifique a los productores de alimentos, su capacidad técnica. Por otro lado, que el control de los productos no se haga en la preproducción, sino en la postproducción, es decir, en la percha, que es mucho más efectivo para el consumidor.
Pero como no había laboratorio, la Arcsa se centró en aspectos externos del producto, como la etiqueta, el diseño del semáforo. A raíz del problema con la canela, que vino de Estados Unidos, empieza a hacer controles reales, lo que deberían haber hecho antes. Ahora se dieron cuenta que deben controlar en la percha.
Por otro lado, hay que estar claro que si bien hay alertas reales, basadas en un análisis hecho por un laboratorio acreditado y colaborador de la Arcsa, también hay que tener cuidado con lanzamientos de laboratorios, especialmente de universidades, que no tienen capacidad de acreditación.
La acreditación debe ser por producto y por contaminante. Eso toma tiempo y dinero. Las universidades no tienen estas acreditaciones.
¿Cómo ven entonces los resultados preliminares del estudio de la Escuela Politécnica Nacional que detectó niveles altos de plomo en leches provenientes de Cuenca y Guayaquil?
CW: No tiene valor. Ahorita es un estudio, que tiene dos años en marcha. El análisis no está garantizado. Pero, aunque no está terminado ni publicado, se lanza la alerta al público, a la prensa. Eso desata el problema.
No sabes qué marcas son, donde están los lotes. Hoy en día están afectadas todas las marcas de leche por esto.
No quieren revelar las marcas porque se meterían en problemas legales graves. Solo dijeron las ciudades donde tomaron las muestras: Quito, Guayaquil y Cuenca.
Lo que debió hacer la universidad es presentar sus resultados sobre las leches con plomo a la Arcsa, que es la que debe hacer el trabajo preciso, certificado y acreditado de cuál es el problema con la leche.
¿Qué está pasando con la inocuidad de los alimentos que compran los ecuatorianos? Cada semana hay un escándalo, primero el plomo en la canela, luego arsénico en agua y ahora bacterias en la leche.
CW: Vas a tener siempre alertas de esta naturaleza, lo importante es que la industria esté a tono con la Arcsa para reaccionar correctamente.
Hoy que la Arcsa empieza a controlar de manera más extensiva el contenido de esos productos, van a aparecer esos problemas, lo que tenemos que encontrar es la forma de educar al consumidor sobre cómo reconocer un lote.
La Arcsa siempre te va a decir que cierto lote está contaminado, no esa marca. Pero nos confundimos y creemos que es la marca.
¿Pero creen que el consumidor va a dedicarse a revisar en las perchas si el producto que quiere comprar corresponde a un lote contaminado?
Nicole Troya (NT): Entendemos la preocupación del consumidor. Las empresas han retirado de manera inmediata los productos del mercado y si las personas tienen el producto en casa deben revisar si se corresponde con el lote contaminado.
Una de las cosas que hicimos con la Arcsa es mejorar el listado de los productos con plomo, ahora tiene más información, dónde está ese lote, dónde lo puede encontrar en la etiqueta, puedes ver una reseña de la empresa, qué dijo al respecto. Creemos que el consumidor merece tener esa información para que tome decisiones acertadas.
¿Cuál es la garantía para el consumidor de que otros lotes no estén contaminados?
CW: Cuando existe problemas con un lote de un producto, Arcsa hace una revisión de los procesos de gestión de calidad de la empresa. Eso debería garantizar que ese lote fue un accidente, que no es una práctica común en esa empresa.
Pero algo debe estar fallando en las prácticas de manufactura y en los controles de inocuidad de las empresas, para que ahora haya tantas alertas.
CW: Creo que tuvimos tranquilidad durante muchos años desde la introducción de las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM), ciertas empresas quizás han suavizado sus métodos de trabajo. Pero es bien difícil que se escape algo así, si no es un accidente, el cual puede ser operativo o, tal vez, contaminación cruzada.
Ciertas empresas quizás han suavizado sus métodos y prácticas de trabajo.
Hay que promover afianzar los controles, revisar las certificaciones de BPM. También puede haber un descuido de estas certificaciones por parte de las autoridades. Estamos trabajando con la Arcsa para fortalecer la certificación de BPM.
Por otro lado, la Arcsa debería ser un ente asesor, no solo controlador. Hemos perdido con el tiempo esa asistencia técnica.
NT: En el país también existe una alta informalidad en nuestro sector: en lácteos es del 70%, en ovoproductos de 80%, en cárnicos de 75%.
A la informalidad no los controlan porque son empresas fantasmas, no tienen lote, certificación sanitaria. También es la oportunidad para que estas empresas se formalicen.
¿Por qué las industrias de alimentos afectadas por el problema del plomo en la canela no hicieron los debidos controles al proveedor de Negasmart, que compraba el producto al procesador de canela en rama Carlos Noguera?
CW: Para garantizar la calidad o inocuidad de sus productos, la empresa certifica a sus proveedores. Si detrás de esa certificación hay un movimiento criminal, una adulteración, el problema se torna grave, porque lo que pasa detrás ya no lo puedes certificar.
Tú certificas a tu primer proveedor y el procedimiento es que este certifique a sus proveedores, así debería funcionar toda la cadena, pero no fue así (ver nota a pie de página con réplica de la empresa Negasmart).
NT: Fue algo intencional, se adulteró la canela y se vendió a una empresa certificada por muchas empresas y que también tenía certificaciones propias.
¿Antes de la alerta de la FDA de Estados Unidos, nunca hubo controles de la Arcsa sobre los niveles de plomo en alimentos?
CW: No. Nunca se hizo controles de este tipo en alimentos.
¿Y en qué se basaban las empresas para saber si sus productos tenían niveles adecuados de plomo o no?
NT: Tenemos una normativa adoptada del Codex, que es la legislación internacional y es una guía para muchos países. Nosotros impulsamos a que se siga esta norma, que te dice la susceptibilidad de un listado de productos a ciertos tipos de contaminantes.
En algunos productos no hay mención a los tipos de contaminantes, aunque esto no es excusa, eso hace que no tengan un valor de referencia.
La alerta sobre el plomo en Estados Unidos impulsó a nivel del Codex para que se establezca un límite de plomo para todos los productos alimenticios. Ya se iniciaron las discusiones, pero aún no ha salido nada oficial. El riesgo cero no existe, pero siempre hay oportunidad de mejora.
La industria ha buscado que los niveles de metales pesados se acerquen a cero, es lo mejor.
El 1 de abril, la Arcsa alertó sobre bacterias en lotes de mantequilla de la marca La Original y de leche entera pasteurizada de Pura Crema. Se trata de dos marcas reconocidas y de alto consumo. ¿Qué está pasando con los controles de inocuidad en las grandes empresas de alimentos del país?
CW: Siempre habrá un factor humano, una inatención en un momento dado, en la materia prima, en el proceso, el empaque, o posterior, mal manejo del producto en percha. Nosotros hemos llamado la atención sobre este tipo de accidentes que pueden producirse.
No hay riesgo cero, pero algunas de nuestras empresas tienen sistemas de gestión de calidad que son de nivel internacional.
En el otro caso de las bacterias en agua embotellada, hay mucha informalidad.
NT: Es muy importante la trazabilidad para llegar a la raíz del problema y verificar. Las empresas deben mejorar su trazabilidad.
¿Cómo garantizan la inocuidad, considerando que la Arcsa no puede hacer controles como se debería por falta de personal?
CW: Hemos motivado a la Arcsa para que se adopte el sistema de control de riesgo. Por un lado, el potencial del producto a contaminarse microbiológicamente, y por otro, el poder de penetración en el mercado, según el tamaño de la fábrica.
Hay que empezar por las empresas que mayor distribución tienen, luego las pequeñas. Es la forma de mejorar el control y asegurar a la población.
¿Qué impacto ha tenido estas alertas para la industria de alimentos?
CW: El impacto es totalmente negativo. Toda la industria está puesta en cuestionamiento. Lo importante es, en primer lugar, la tranquilidad del consumidor. Yo soy un orgulloso del desarrollo de la industria alimentaria en el país, los productos son comparables a los importados.
Pero tenemos que motivar a las empresas a no bajar la guardia y seguir mejorando sus controles de calidad.
Lo más grave es la imagen que proyectó Ecuador exportando productos contaminados. Para mí eso es fatal. No sé qué ruido habrá en el mercado americano por estas alertas.
Réplica de la empresa Nagasmart: Frente a la pregunta ¿Por qué las industrias de alimentos afectadas por el problema del plomo en la canela no hicieron los debidos controles al proveedor de Negasmart, que compraba el producto al procesador de canela en rama Carlos Noguera?, Christian Whali menciona: “Tú certificas a tu primer proveedor y el procedimiento es que este certifique a sus proveedores, así debería funcionar toda la cadena, pero no fue así”.
Desde Negasmart, hacemos la siguiente puntualización: “Las normas de referencia en Ecuador son las normas técnica ecuatorianas del INEN -y la sustitutiva de normativa unificada de alimentos, que es la que rige para fabricantes y procesadores de alimentos- las cuales no indican nada puntual sobre los protocolos o controles a realizar, ni quiénes son los responsables de hacerlo en la cadena de abastecimiento”.
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