La agricultura de conservación, la oportunidad para el campo en Ecuador
Aunque le hace falta tecnificación, la agricultura es una de las actividades económicas más importantes de Ecuador. Según el Banco Central, en 2020 el comercio exterior agropecuario representó la entrada de USD 7.549 millones al país.
Productores de arroz en plena cosecha, en la región Costa.
Ministerio de Agricultura
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Eso representa el 50,41% de las exportaciones no petroleras ecuatorianas. Además, durante la última década se han exportado más de USD 60.000 millones en productos agrícolas; generando un superávit de la balanza comercial agropecuaria de USD 32.926 millones.
No obstante, la producción tiene limitaciones y no ha podido aprovechar todo su potencial. La heterogénea geografía ecuatoriana dificulta el uso de tractores y de maquinaria agrícola, además hay poco acceso a sistemas de riego en los cultivos.
Pero el campo ecuatoriano tiene una oportunidad con la llamada agricultura de conservación. Se trata de un sistema de cultivo que fomenta la utilización mínima de maquinaria o insumos químicos para mejorar los rendimientos de las plantaciones.
Se fundamenta en la diversificación y rotación de los cultivos; lo que permite aprovechar la biodiversidad y los procesos biológicos de la tierra, según explica la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En esa línea de argumento Rubén Flores, oficial de políticas para América Latina y el Caribe de la FAO, quien asegura que la producción agrícola en Ecuador debe apuntalar a un sistema productivo más sostenible: ambiental, social y económicamente.
Según Flores, para los siguientes 10 años la agricultura de conservación debería ser una práctica recurrente entre los campesinos y empresarios ecuatorianos. El objetivo, dice, es cubrir una mayor parte de la demanda local e internacional, que cada vez opta por productos de mayor calidad y trazabilidad.
El mercado de productos certificados crece en un 12% anual. Estas certificaciones garantizan la calidad del producto, además asegura poco uso de insumos químicos, que minimizan su impacto ambiental y sobre la salud humana.
En este contexto, la agricultura es importante para la generación de divisas, asegura Flores.
Mejoras en la agricultura
La agricultura de conservación se puede realizar en Ecuador, a pesar de la heterogeneidad de los suelos. Pero los productores deben prepararse y entender que la dinámica de la demanda está cambiando, destaca Flores.
Según el Plan Nacional de Agricultura 2021, de todo el suelo que se podría mecanizar para aprovechar en la agricultura, el 94% está en zonas con limitaciones para hacerlo; mientras que el 6% restante también tiene dificultades, pero menores.
Entre las dificultades más importantes están las pendientes o quebradas que dificultan el acceso de tractores, o la instalación de sistemas de riego artificial, por ejemplo.
Precisamente es la ventaja de la referida agricultura de conservación es que no requiere de uso de maquinaria.
El riego es otro obstáculo
El riego es otro obstáculo que complica el desarrollo de la agricultura ecuatoriana: cifras oficiales señalan que para 2020, las plantaciones con riego representaban 899.356 hectáreas de cultivos de los 2,2 millones de hectáreas de la superficie agrícola del país.
Además, solo cinco de los 37 tipos de cultivos registrados por la Encuesta de Superficie y Producción Agropecuaria (Espac) cuentan con acceso a riego. Estos cultivos son de arroz, banano y plátano, cacao, caña de azúcar y maíz duro seco y representan el 72% del total de la superficie agrícola cultivada en Ecuador.
Para Fidel Jaramillo, exfuncionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la agricultura en Ecuador tiene dos principales modos de producción: agro negocios, ubicados en la Costa, enfocados en productos de exportación y la pequeña agricultura familiar en la Sierra, que atiende al mercado interno.
Ambos modos de producción deberán capturar distintos nichos del mercado, comprendiendo las necesidades de los consumidores y aprovechando las oportunidades de comercialización, señala Jaramillo.
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