'Venus' de Alex Magrí: ese lo-fi ingenuo y sensible que funciona
Alex Magrí hace una apuesta al sonido lo-fi en este, su primer trabajo solista.
Diego Corrales / PRIMICIAS
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La idea es que la grabación no tiene por qué sonar perfecta, que en todos esos momentos no claros o de imperfecciones se produce algo que tiene que ver con una conciencia estética.
Música como la posibilidad de lo inmediato y de lo cercano. De hacerlo bajo otras estrategias.
Y, sin embargo, encontrar en esto cierto sentido de belleza.
La posibilidad que abre Alex Magrí en su disco Venus es la de repasar por un grupo de canciones que se enfocan en la figura de la mujer, en lo femenino -de ahí el nombre del disco-, siempre desde la conciencia del amor.
Una mujer como ese otro ser al cual se vuelca la pasión. Ya sea Camila, Lucía o Emélie.
Eso le permite a un disco lo-fi y pop generar un tipo de sinergia particular. Porque Venus es un álbum que si bien se enmarca en un terreno claro, también busca una cadencia que pocas producciones de este tipo tiene.
Y esto queda en evidencia por los arreglos musicales y por esa especie de dulzura e ingenuidad que parecen recorrerlo.
¿De qué habla Alex Magrí cuando habla de amor?
En Venus la evidencia más clara que se tiene con el lo-fi está en la voz con la que Alex Magrí -nombre artístico de Alexander Chalen- interviene en las canciones. No hay melodías potentes, ni afinación precisa en lo que se canta.
Si bien la voz está en primer plano, la potencia se mueve por otros lados.
Por los pianos, los pianos eléctricos y teclados; las baterías, los entornos, la experimentación y las mismas letras en las que hay un intento por poetizar sobre las relaciones y las mujeres y lugares que han pasado por su vida.
Algo que queda en evidencia en Liverpool, el tema que se enfoca tanto en un espacio, en una persona especial y en referencias a The Beatles. Como si la música, el sonido, los terrenos y las personas pudieran convivir en un mismo paréntesis.
Con Emélie salta la idea de la relación a distancia, entre Quito y Guayaquil, con un aire a jazz o lo que podría ser el jazz ‘a la Reinhardt’ mezclado con un bolero según Alex Magrí: “Estrellan los valles de tu gran ciudad / sos tan alta y yo al nivel del mar”.
El resultado es espléndido.
Dentro de Venus también hay puntos de contacto con cierta estética asiática. Ya sea por la instrumentación, arreglos y hasta por la existencia de una canción como Okinawa.
Entre canciones y temas instrumentales, Venus es un disco que probablemente no sea para muchos oyentes. Sobre todo por su apuesta sonora. Pero vale la pena aceptar que a veces la música puede ser bella, sin importar desde dónde venga, ni del cómo y el por qué suena de la forma en que suena.
Se puede escuchar el disco aquí:
Otras recomendaciones
'Empty', de Chloé Silva
Es probable que la voz de Chloé Silva suene familiar, como si se hubiera escuchado antes. Quizás sea un tema de su timbre de voz. Pero nada más.
En un ambiente que parece estandarizar los sonidos, lo que pasa cuando se escucha un tema como Empty es que se descubre otra forma de hacer música y una presencia contundente, con una voz que si bien canta en inglés, tiene una cadencia tan local que asombra.
'Cuando quieres jugar conmigo', de Neona y Lolabúm
Sensibilidad hip-hop clásico, cruzada con algo de indie electrónico y con un juego de palabras que se mueve con un spanglish a flor de piel, para que tanto Neoma como Lolabúm se enfoquen en una canción en la que, por fin, alguien le puede decir a la persona que ya no está en su vida "Ya dejé la tristeza / Ya no te escribo como un sad boy". Cuando quieres jugar conmigo a falta de un coro parece tener dos y eso la convierte en la adicción del momento para cualquier amante de la música.
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