Vega, Baudoin, Molina y Ruiz Agila en las recomendaciones literarias de esta semana
'La decimotercera forma', de Max I. Vega
PRIMICIAS
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La decimotercera forma
Max I. Vega
Editorial Cactus Pink, 2019
131 páginas
USD 5,90
Hay una estructura en los cuentos de Vega que es a la vez fórmula, paradoja y sorpresa: siempre coloca al lector en el espacio del contexto de lo que va a contar -geografía, historia, personajes que van a resolver el destino de otros- y una vez que eso sucede, no hay manera de salir de esa atmósfera.
Mientras más respeta esa forma de plantear sus cuentos, Vega sorprende y atrapa. Es como si dentro de maneras literarias que ya han sido manejadas en anteriores ocasiones, se pudiera encontrar novedad. En La decimotercera forma, las hay.
Desde el inicio, con el cuento La fe de Pauravi, se está ante relatos que recurren a mecanismos borgeanos -leyendas, mitos, pasado majestuoso, uso de latín- a través de los que se sostienen las acciones de los personajes centrales de cada relato. Importa mucho el lugar desde el que se enuncian los hechos; así, el peso de lo que sucede adquiere nuevos matices que golpean a quien lee sus páginas.
En este relato, en medio de dinastías orientales, monarcas y herederos, un hombre cuenta su tragedia y la de su amada. Y en el fondo, el impacto está en cómo Vega ha edificado una construcción poderosa, sin la cual no tendría importancia la anécdota.
La decimotercera forma es un libro que se degusta, que salta de tiempo y espacio entre cada relato, que se celebra. No hay desperdicio posible en esta lectura.
La composición de la sal
Magela Baudoin
El Ángel Editor, 2017
120 páginas
USD 15
Este libro, en su versión ecuatoriana, es la colección de 14 cuentos en los que las historias, hablan de aquello profundo que reposa sen los seres humanos, lo que se esconde, aquello que no se puede resolver en dos o tres páginas. Aquí se está ante fragmentos de un recorrido mayor.
Con La composición de la sal no se busca llegar a una meta, porque esta es distante e innecesaria. Da la impresión de que para su autora, la boliviana Magela Baudoin, el cuento solo existe para colocarnos en los zapatos de sus personajes.
Una escritura de empatía, que llega al lector como la certeza de que en pocas líneas podrá apropiarse de las dinámicas internas de los seres que habitan los cuentos.
Estos individuos de papel son reales, tienen deseos, aman, lloran tiene miedo y se enfrentan a él, se consumen, no se deciden; intentan ser felices y sosegarse.
El punto más alto de esta capacidad de afectar al lector o lectora se puede percibir en el cuento que le da título al libro. Aquí, un hombre ya grande, anciano, con nietos no puede dejar de llorar y no entiende porqué. Se conoce que en momentos complicados de su vida -como la muerte de un hijo pequeño- no lloró, pero ahora es inevitable.
Siente que algo le pasa, visita a médicos, le dicen que es normal, que no se preocupe. El hombre no quiere volverse débil ante los ojos de los demás, no puede, es un hombre. En su soledad cree encontrar una respuesta, pero no, hay algo más, siempre hay algo más: ese algo que complejiza a los personajes y los convierte en construcciones reales.
El título de La composición de la sal hace referencia a ese artefacto que hace bien, a ese salto de fe, pero sobre todo a aquello microscópico, esos elementos que no son visibles con facilidad, pero que conforman un todo.
Postales
Miguel Molina Díaz
Editorial Jaguar, 2017
59 páginas
USD 10
Este es un ejercicio de revelación, de mostrar lo que de otra forma no se pudiera decir. Las Postales que se revelan en este libro de corta duración tienen que ver con las observaciones de la voz poética y la posición que toma luego de revisar lo que visto y ha interiorizado.
La voz que Molina presenta es una que se enfrenta a lo que le da miedo. Incluso cuando ese temor se resume en la mujer que es su objeto de placer y fascinación. La poesía como intimidad. En cartas a luciana, se lee:
“la carta que te escribí se perdió
luciana debes buscarla entre tus manos y tus muslos (...)
sólo silencio luciana largas pausas
una gacela lleva mi carta atraviesa
el océano te busca en la gran ciudad
pero se pierde y debes buscar
la carta entre los dedos de tus pies
busca mi carta en el mapa
de tu piel carbónica en el mástil húmedo”
Este pavor se traslada al mundo exterior. Lo que pasa a su alrededor es motivo de consulta. Las decisiones, la separación, la mortalidad, el viaje que transforma. Pero esa figura deseada siempre está, regresa todo el tiempo. Especialmente en la segunda parte del poemario, que lleva el nombre del libro.
El trabajo poético de Molina busca imágenes diáfanas y se centra en la despedida. No importa las veces que diga adiós, nunca hay un punto final con ciertas obsesiones.
Madame Ho: Escritura de viaje
Gabriela Ruiz Agila
Editorial La Caída, 2017
66 páginas
USD 10
La posición de la voz que hace poesía es clara desde el inicio: “Yo escribo con el cuerpo que amó y combatió. Aquí estoy”, dice apenas va a iniciar el recorrido. Es un aviso, es poner en evidencia una fuerza que va a acompañar la lectura. La poesía como un acto corpóreo, material.
El viaje al que hace referencia el título está relacionado con cualquier experiencia vital, la propia y la ajena. La humanidad vive dos momentos simultáneamente: el propio —el personal— y lo que aprende de otros. En los poemas -en los que hay fechas claras- también hay referencias a otras existencias que se mezclan y que determinan el efecto en la propia voz.
Así que hay fugas, eternos desplazamientos, espacios que no son los definitivos. Siempre está en tránsito la voz. En Jaguar, Octubre de 1972, escribe:
“Ciertamente hay lugares de amor,
lugares de fuga
el nuestro
es un no lugar.”
Este traslado es agresivo. Las referencias a combatiente, a guerrilleros y la violencia que descansa en varios versos revelan la estructura rígida de este movimiento, que a través de las palabras, se decanta como un gesto y acto de liberación. Y toda liberación siempre va a generar dolor, ira, daño:
“Me mira y me desnuda. Me niego a sentir el grito pero sé que nunca se vuelve. Maldigo el día en que te conocí. Te maldigo por aparecer en mis sueños y por sacarme de Yesterday”.
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