'Unorthodox': una mujer lucha por su espacio en una miniserie
La actriz israelí Shira Hass interpreta a Esther Shapiro, la protagonista de "Poco Ortodoxa".
Netflix
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Esther "Esty" Shapiro toma un poco de te, en la ventana de su casa en Williamsburg -un vecindario en Brooklyn, Nueva York-. Lo termina y se decide. Sale de su casa.
Ese salir de su casa es también metafórico. Hay algo más en esa acción.
El inicio de Poco Ortodoxa (Unurthodox) es el momento en que Esty actúa y deja su espacio en el movimiento Satmar, en la comunidad jasídica de Nueva York. Se va porque se da cuenta que no tiene espacio ahí.
Porque como mujer, en el grupo religioso judío del que forma parte, su alternativa es estar en casa, ser la madre de los hijos y nada más. No aspirar a nada más.
Ni siquiera a tener educación.
Esty escapa. Y lo que hace la miniserie de cuatro episodios es contraponer su pasado -en flashbacks-, con el presente de su vida en Berlín, Alemania.
Así se construye un personaje.
Una serie basada en hechos reales
En 2012, Deborah Feldman publicó su libro autobiográfico Unorthodox: The Scandalous Rejection of My Hasidic Roots (Poco ortodoxa: el escandaloso rechazo a mis raíces jasídicas), en el que contó cómo salió del movimiento Satmar.
Y claro, se convirtió un best seller.
Años después Anna Winger y Alexa Karolinski fueron las encargadas de la adaptación de la historia de Feldman. Tomaron casi de manera literal la parte del pasado de la escritora y así apareció Esty, como una especie de alter ego.
Todo lo relacionado a la vida de Feldman en la comunidad es lo que se cuenta en la serie.
Sin embargo, Esty y Feldman no son las mismas: Si bien ambas llegaron a Berlín y enfocan su desarrollo en función del arte: Esty va a la música y no a la literatura.
Maria Schrader es la directora de todos los episodios de la miniserie, que fue filmada en su totalidad en Alemania. Así que esas partes que parecen ser Nueva York, no lo son. Gran mérito de la producción.
La calidad al servicio de una historia de despertar
Shira Haas es la actriz que sostiene sobre sus hombros la minisierie. El terreno del judaísmo ortodoxo no es ajeno a ella, quien ya participó en la serie de comedia y drama Shtisel -que también se puede ver por Netflix-, sobre una familia en una comunidad ortodoxa en Jerusalén.
Haas es capaz de mostrar todo lo que pasa por la cabeza de Esty con su mirada. Hay vulnerabilidad, ira, miedo, fuerza, determinación, curiosidad en un personaje que está viajando y que no deja de viajar entre su pasado y su presente.
Pero Esty no fuese nada sin el otro personaje que sostiene el relato: su esposo Yanky Shapiro -interpretado por Amit Rahav-. Un matrimonio arreglado, de acuerdo a las costumbres del movimiento. Un matrimonio que parece romperse por esa inexistente química que les impide intimar sexualmente.
Y si no hay hijos, la mujer no sirve.
A diferencia de Esty, que está decidida al cambio, Yanky no lo está. Pero lo interesante de lo que Winger y Karolinski hacen es que lo trasladan a él a Alemania, para buscar a la mujer y llevarla de vuelta.
Y en esa búsqueda fuera de su espacio de confort, se va a producir algo sumamente valioso, que explota y regala uno de los momentos más intensos de la miniserie, en sus minutos finales.
Para que Esty brille, necesita un Yanky que también lo haga.
Ella es una mujer que toma una decisión, contrapuesta incluso a sus creencias. No deja de lado su fe, pero sí la convicción de que una mujer es quien debe decidir lo que debe ser, no el hombre, no su colectividad.
Poco Ortodoxa cumple un objetivo casi moralista, desde luego. Es crítica y al mismo tiempo es homenaje. Todo momento, presente y flashback, está rodado de la misma manera. No hay diferencias entre el "espacio bueno" o el "espacio malo". Porque no va por ahí su moraleja.
Con extrema fijación en los detalles ritualísticos, las vestimentas y los peinados, la miniserie es acerca de cómo una mujer se da cuenta de lo que esperaba no es lo que realmente quería ser. Y toma decisiones para remediarlo.
En este momento particular, un programa con estas características es más que bienvenido.
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