Tokarczuk y Handke, los nobel de Literatura dan sus discursos en Estocolmo
Olga Tokarczuk, durante su discurso en la Academia Sueca de Estocolmo, este 7 de diciembre de 2019.
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Los nobel de Literatura Olga Tokarczuk y Peter Handke pronunciaron dos discursos muy diferentes de aceptación del galardón —ella más abierto al mundo, él más intimista—, en los que el único punto en común fue la referencia a la figura materna.
El de este sábado 7 de diciembre fue una acto atípico, no solo por la presencia de dos premiados —Toraczuk corresponde a 2018 cuando se dejó en suspenso— sino por la tensión que se vive en la Academia Sueca, debido a las críticas contra Handke por su actitud proserbia en las guerras de los Balcanes.
Críticas que se manifiestan a nivel político, pues Turquía demanda que se le quite el Nobel a Handke y Kosovo ha decidido boicotear la entrega del premio —el martes 10 de diciembre— con la no asistencia de su embajadora en Suecia.
Las palabras de Tokarczuk
La nobel polaca (Sulechów, 1962) recordó a su madre en su discurso, a quien ya la echaba de menos incluso antes de que ella naciera, y que le dio "algo que antes se conocía como alma y, por lo tanto, la dotó con el narrador más sensible del mundo".
Torkarczuk, que escribe "ficción, pero nunca es pura invención", tiene que sentir todo dentro de sí misma, y para eso le sirve la sensibilidad, que es el "arte de la personificación, de compartir sentimientos".
Intelectual, activista política y ambiental, la autora de Los errantes habló de literatura, pero también del mundo en que vivimos que se encuentra ante una "emergencia climática" y una "crisis política" de las que estamos intentando encontrar una salida.
Una situación que no es "solo resultado de un giro del destino, sino de algunas acciones y decisiones muy específicas -económicas, sociales y relacionadas con la visión del mundo (incluidas algunas religiosas)", indicó.
Así, la codicia, la falta de respeto por la naturaleza o la rivalidad sin fin "han reducido el mundo a la condición de un objeto que podemos cortar en pedazos, usarlo y destruirlo".
"Es por eso por lo que creo que debo contar historias como si el mundo fuera una entidad viviente única, en constante formación ante nuestros ojos, y como si nosotros fuéramos una pequeña y, a la vez, poderosa parte de ello".
Antes de aquel broche, Tokarczuk, de quien la Academia Sueca destacó su "imaginación narrativa que, con pasión enciclopédica, representa el cruce de fronteras como una forma de vida", se preguntó por el futuro de la literatura y por un mundo que se transforma velozmente, pero que no tiene narrativas para contarlo.
Sin embargo, se mostró convencida de que "pronto aparecerá un genio capaz de construir una narrativa completamente diferente, aún inimaginable" y que nos cambiará a todos.
La autora señaló que vivos en un mundo "de demasiadas contradicciones, hechos mutuamente excluyentes batallando unos con otros con uñas y dientes".
Una sociedad en la que, gracias a la llegada de internet, se podría haber cumplido el sueño ambicionado por pedagogos del siglo XVII, de que la información a disposición de todos habría mejor al ser humano. Pero, adivirtió: "un sueño cumplido suele ser con frecuencia una desilusión".
El exceso de información "que no somos capaces de soportar" hace que, "la famosa cita de Shakespeare" nunca venga tan bien: "cada vez con más frecuencia, internet es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y furia".
Un "internet completa e irreflexivamente sujeto a los procesos del mercado", cuya gigantesca cantidad de datos sirve, "sobre todo, para programar el comportamiento de los usuarios, como aprendimos tras el caso de Cambridge Analytica".
El polémico Handke
El discurso —lectura como se conoce en lenguaje nobel— de Peter Handke, en las instalaciones de la Academia Sueca, en Estocolmo, llevó a la audiencia a los recuerdos de los "acontecimientos únicos" —como los ha llamado— que le contaba su madre sobre su familia y vecinos.
Aquellos acontecimientos le dieron "ímpetu" a la carrera del escritor austríaco (Karnten, 1942), que comenzó en 1966 con la obra de teatro Insultos al público.
Un ímpetu que necesitaba además de "oscilaciones e impulsos" llegados del mundo del arte. Desde la películas de John Ford a las canciones de Leonard Cohen, pero, en especial durante la infancia, de las letanías religiosas esloveno-eslavas que oía en la iglesia y de las que recitó un fragmento.
El prolífico Handke cultiva el teatro, la narración, la poesía, pero también la dirección (La mujer zurda) y el guion cinematográfico (El cielo bajo Berlín) y es un enamorado de España, que está presente en varios libros.
Tokarczuk y Handke recibirán el Premio Nobel, junto al resto de laureados el próximo martes, cuando víctimas del genocidio en la localidad bosnia de Srebrenica -cometido en 1995 por milicias serbobosnias- tiene previsto protestar contra el escritor austríaco, al considerar que minimiza aquellos hechos.
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