'The Stand': el terror de la pandemia se inspira en un libro de Stephen King
La miniserie trata sobre la lucha entre el bien y el mal, de un grupo de sobrevivientes de una pandemia mortal.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
¿Cómo se puede entender al fin del mundo cuando hay una pandemia? Este es un tema enteramente circunstancial.
La idea de volver a llevar a The Stand, una novela de Stephen King, a la televisión (hubo una miniserie en 1994) ya tiene 10 años. En enero de 2019 se anunció que esta versión estaría comandada por el director Josh Boone y que Stephen King participaría como guionista, de al menos uno de sus episodios.
Pero llegó la pandemia y la serie empezó a transmitirse. Hay nuevas lecturas que pueden hacerse alrededor de una historia que habla del grupo de sobrevivientes de un virus mortal que se llevó a casi toda la población mundial.
Personas que intentan recuperar cierto orden, cierta estructura. En medio de una batalla entre fuerzas del bien y del mal. Una batalla con sentido místico, con fantasía oscura de por medio.
En definitiva es una historia de Stephen King.
La idea del fin del mundo en la ficción involucra siempre una necesidad: mantener la civilización, el sentido de la sociedad humana, a toda costa.
Encontrar esos mecanismos que hacen que los seres humanos puedan convivir medianamente en paz. Hay una tensión ahí, porque no siempre se lo va a conseguir, o se lo hace a costa de sacrificios.
La crítica Lorraine Berry lo ha definido de manera precisa: “Independientemente del caos de estos mundos distópicos, todavía se espera que los humanos observen códigos de conducta que protegerán a todos. Y esos códigos los hacen cumplir los protagonistas”.
Y The Stand tiene suficientes protagonistas para extender este argumento hasta el infinito. Porque todos son importantes, cumplen un rol y representan algo superior.
Esta aventura épica -el libro, en su versión original tiene más de 800 páginas; en su segunda versión, supera las 1.000- lo que sucede es que en medio del apocalipsis, el bien y el mal se enfrentan.
Sí, es la sociedad humana llevada a la mínima expresión. Y también a un sentido no tan concreto sobre lo que es la bondad y lo que significa la maldad.
Por eso The Stand funciona, porque el caos va a generar caos para poder encontrar un camino.
Una estructura funcional
Para esta miniserie -que se puede ver el Latinoamérica a través del servicio de Starzplay- tanto Boone como Benjamin Cavell, las cabezas de la producción, apostaron por una estructura que rompe la linealidad, lo que ha ayudado a dos cosas.
La primera tiene que ver con mantener la fuerza en los personajes y sus historias. Cómo se forjan las relaciones, cómo se generan y se rompen alianzas.
El presente de la miniserie es en el que hay dos facciones. Una de Boulder, Colorado, dirigida por Mother Abigail (Whoopie Goldberg) una mujer anciana que está segura de que está cumpliendo una voluntad divina, cuidando a su parte de sobrevivientes, a los que fue reuniendo a través de visiones.
La otra tiene su espacio en Las Vegas, Nevada. El terreno de la vileza, de los tipos que son capaces de lo que sea. Y que tienen en Randall Flagg (Alexander Skarsgård) su eje central, su motor, su capitán.
Flagg es uno de los mejores y más memorables personajes de Stephen King, que se ha colado en otras historias épicas -como en La Torre Oscura- y Skarsgård lo vuelve seductor, peligroso y deja que su impronta se perciba en todos los episodios (cinco hasta ahora) a pesar de salir poco en pantalla.
El otro punto a favor es que la serie consigue dejar de lado muchas de las historias de la novela y concentrarse en lo medular.
La adaptación es funcional al formato, incluso cuando hay escenas que parecen ser solo tiempos muertos, con personajes como Stu Redman, Frannie Goldsmith y Larry Underwood hablando y hablando.
El tiempo dentro de la historia pasa con rapidez porque siempre hay algo sucediendo. En términos prácticos, The Stand sabe cómo manejar sus elipsis.
Fuera de estos dos niveles, la serie es fiel al espíritu de la obra de la que viene.
Si Berry asegura que son los personajes de estas historias sobre el fin del mundo quienes deben hacer cumplir los códigos de conducta social, para mantener la civilización, Stephen King lo sabe y de sobra.
Por eso, se sabe, King ha cambiado el final de la serie -algo que ya ha hecho en las versiones literarias de esta historia-.
Y por eso tuerce los caminos y eso le da a la obra una intensidad inusitada que, en la pandemia, funciona casi como sentencia.
Los personajes abren el camino para algo terrible, algo cruento que le permite a la historia avanzar. Porque The Stand habla sobre el triunfo de la humanidad, su supervivencia, y del costo y los sacrificios en el medio.
Y de eso se trata, de reconocer lo que se pierde, para que la vida continúe como se espera.
The Stand
Desarrollada por Josh Boone y Benjamin Cavell
Basada en la novela de Stephen King
Elenco: James Marsden, Odessa Young, Alexander Skarsgård, Whoopie Goldberg, Greg Kinnear.
CBS All Access, 2020
Otras recomendaciones
'Wandavision'
La fase cuatro del Universo Cinematográfico de Marvel empieza con esta serie de televisión de nueve episodios, de media hora cada uno. Wanda Maximoff despierta en una realidad en la que está casada con Vision, pero los seguidores de la saga saben que él murió en Avengers Infinity War.
Entonces, ¿qué está pasando?
Marvel apuesta todo con una serie que va a dar las bases de lo que será la nueva amenaza para estos superhéroes. Porque algo está pasando, algo le están haciendo a la Scarlet Witch y cuatro horas y media -un episodio por semana- serán suficientes para desenredar este misterio.
'Patriot'
Dos temporadas bastan para contar la historia de John Tavner, un agente de inteligencia que debe desarmar un plan de armamento nuclear de Irán y, al mismo tiempo, mantener su fachada como ingeniero, para que nadie lo descubra y lograr su cometido.
Esto, en medio de una crisis personal brutal, de instintos suicidas y de una carrera musical en ciernes. Porque John Tavner compone canciones y las canta como mecanismo de resistencia a lo que le pasa y son buenas canciones.
Una historia de espías nunca fue una gran comedia negra, de enredos. Nunca.
Compartir: