La Rondalla Ambateña, tres décadas de una tradición musical
Las cantantes de la Rondalla Ambateña se presentaron el 22 de febrero de 2020, en Ambato (Ecuador).
EFE
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"Para Ambato es un icono, un grupo de ambateños que representan a la ciudad en Ecuador y fuera de él", expresó la presidenta de la agrupación, Mercedes Lozada, poco antes de salir al escenario en la reciente Fiesta de la Fruta y de las Flores.
Se trata de un grupo único en el país, conformado hace 32 años por el director de la Orquesta Filarmónica Nacional y Ópera de Ecuador, el ambateño Álvaro Manzano, como una iniciativa integrada de amigos y familiares con ganas de compartir la música típica del país.
En la actualidad y pese a que han surgido otras bandas de similar orientación, la de Ambato se ha convertido en un referente y en su andadura ha recorrido las principales ciudades de Ecuador, además de ciudades Estados Unidos, Canadá, Perú o Costa Rica y otros.
"Somos el grupo que más tiempo ha permanecido en los escenarios en el país y estamos muy orgullosos", reconoció Lozada.
60 años entre la más joven y el mayor
Un total de 24 músicos (13 hombres y 11 mujeres) con edades comprendidas entre los 17 a los 77 años, componen la Rondalla, que a lo largo de años ha ido renovándose y enriqueciéndose con instrumentos de cuerda como el tiple, la guitarra y el bajo. Además de otros de percusión como el redoblante, la pandereta y el melódico acordeón.
Ataviado con un poncho negro, del que cuelgan cintas rojas e insignias, Horacio Villafuerte, el director musical, resalta que en su haber la Rondalla rescató y popularizó la canción Altivo Ambateño, del compositor guayaquileño Carlos Rubira Infante.
"Fue creada luego del terremoto que tuvimos (1949), y gracias a esa pujanza de nuestros antepasados hemos podido salir adelante y revivimos la canción que hoy es un himno de Ambato"
Horacio Villafuerte, director musical.
"Yo de esta tierra no he de alejarme, porque es el suelo donde nací, soy ambateño que con el alma, quiero a mi tierra con frenesí", canta mientras toca un acompasado tiple.
Cada año, la banda incorpora media docena de canciones a su repertorio, en el que abundan los boleros, balses, baladas y composiciones del folclor ecuatoriano, entre ellas temas andinos.
Origen español y popular en Latinoamérica
De origen español medieval, las rondallas se popularizaron en América hasta convertirse en conjuntos modernos que siguen entonando composiciones muy melódicas y románticas, y que por ejemplo en México se cuentan por centenares.
En el caso de Ecuador, la ambateña ha sido y sigue siendo la abanderada de un género muy popular que continúa cosechando adeptos y nuevas incorporaciones.
Así, Carolina Antonella Mendieta es la voz más joven de la agrupación. Con 17 años considera la música "uno de los pilares más importantes desde la niñez", gracias en buena medida a la inspiración de su madre, también integrante de la Rondalla.
"Muchos jóvenes de mi edad no se centran mucho en la música de Ecuador como los pasillos o albazos", lamenta Mendieta al referirse a ambos géneros musicales populares también para la danza: el primero nacido en Colombia pero que en Ecuador ha adquirido una denominación propia, y el segundo, característico de la región andina ecuatoriana.
Considera que a pesar de que las nuevas generaciones se dejan llevar por ritmos latinos más actuales, "la música de nuestro país es lo que realmente debe llenar a toda la sociedad".
Pese a la brecha generacional entre los integrantes, la buena sintonía y camaradería reina minutos antes del ensayo y afinación de voces e instrumentos.
Vicente Villafuerte, uno de los veteranos con 76 años, insiste en que la música ha unido a esposos, hermanos, padres e hijos, y que su estilo ha recibido influencias innegables de rondallas y tunas de México o España.
Una vez en el escenario de su natal Ambato, el aplauso del público les da la bienvenida y los pentagramas marcados en la memoria fluyen en forma de melodías viejas y nuevas que agradece el municipio.
Y la interpretación se torna en un canto a la vida, a la familia y a la amistad, representadas en una veintena de músicos que siguen una tradición "por exclusivo amor al arte".
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