Reírse hasta de la religión, el legado de "La vida de Brian"
"La vida de Brian", Monty Python en su mejor momento.
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No la podían hacer porque los financistas no se querían arriesgar a dar dinero a una película en la que había humor alrededor de la figura de Jesús.
Alrededor, sí. Pero no sobre Jesús. Es más, Jesús aparece en la película en varios momentos, pero no hay un solo elemento de burla sobre su figura religiosa.
Así que fue el beatle George Harrison quien decidió poner el pecho, en 1976. Creó HandMade Films, una productora, con la que consiguió tres millones de libras para hacer la película, que se pudo rodar un par de años después. Todos los Monty Python estaba comprometidos para hacerla.
Habían hecho el guion entre todos. Terry Jones -recientemente fallecido- se iba a encargar de la dirección general, mientras que Terry Gilliam haría dirección de arte. Graham Chapman sería Brian, el central, así que se puso a controlar el alcoholismo que sufría entonces. John Cleese, Michael Palin y Eric Idle harían varios personajes aquí y allá.
Estaban todos embarcados y, en el resultado final, eso se siente.
El humor siempre debe ser inteligente
La sinopsis de La vida de Brian es sencilla: Brian nace el mismo día que Jesús y es confundido por muchos como el Mesías. Este es el marco para que los Python retomen la dinámica de su ya clásica serie de tv: Monty Python's Flying Circus -que se puede ver en Netflix-: "sketches" que pueden o no estar conectados entre sí, pero que dan una idea de unidad.
Sí, la presencia de Brian es la constante, la que va y viene. Y la que sostiene el relato. Sin embargo, hay más cosas que van pasando, personajes que aparecen y que son los que van a generar más risas. Porque sí, de eso se trata.
La película es una excusa intensamente graciosa para que los comediantes critiquen ideas sobre la infalibilidad de la religión, acerca de la necesidad de las revoluciones y del uso de la idea del paraíso como recompensa.
Los Monty Python parten del nihilismo absoluto, ejercitan el sentido común y hacen preguntas que permiten los mejores chistes.
Por ejemplo ¿cómo pudieron escuchar miles de personas los sermones de Jesús en una época en la que no había equipos de amplificación? Pues bueno, lo resuelven de una forma magnífica.
El humor debe ser grosero
Es probable que la película tenga escenas que, 40 años después, sean complicadas de ver, pero que cumplen una función. Lo cierto es que el humor tiene un rol social -así como refleja el tiempo en que fue creado- y las maneras en las que se construye pueden variar con el tiempo.
El asunto pasa por entender los contextos y analizar desde ahí.
Cuando los centuriones atrapan a Brian, se produce una escena en la que un estúpido juego de palabras, con un problema de pronunciación en uno de los personajes, consigue mostrar lo frágil y ridículo del poder.
La fragilidad es el eje del filme. Cualquier experiencia humana se puede romper, cualquier recorrido se puede interrumpir y eso lleva, de golpe, a un desenlace en el que un nuevo personaje adquiere protagonismo y deja a Brian de lado.
Se lo pierde de vista y es lo más justo.
Porque todo es un fluir, la vida es eso. Y aquí, los Monty Python lo dejan al descubierto a sus fanáticos y espectadores.
En ese recorrido siempre es mejor mirar lo mejor de la vida. Así de simple.
La vida de Brian se proyectará el domingo 16 de febrero en el, Ochoymedio, en Quito.
La vida de Brian
Dir: Terry Jones
Guion: Monty Python
Elenco: Graham Champman, John Cleese, Terry Gilliam, Terry Jones, Eric Idle, Michael Palin, Carol Cleveland, Neil Innes y George Harrison
HandMade Films / Python Pictures, 1979
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