Psicópatas en el cine: ¿la ficción como reflejo de la realidad o como ejemplo?
Joaquin Phoenix como el 'Joker', en un fotograma de la película de Todd Phillips
Warner Bros. Pictures
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Joaquin Phoenix se levantó de la entrevista el 19 de septiembre. Robbie Collin de The Telegraph le preguntaba sobre si estaba preocupado de que la película Joker, que él protagoniza y que se estrena este 4 de octubre, termine inspirando a la gente sobre la que habla, con resultados trágicos.
Phoenix solo atinó a decir: "¿Por qué?... Pero, por qué... no, no". Antes de levantarse e irse. Tomó una hora al equipo de Warner convencerlo de que regresara para terminar la conversación.
La respuesta obvia ante esta inquietud es solo una: el arte, la ficción no se puede hacer responsable de las lecturas que provoque en personas que, desde algún tipo de patología, puedan ver en lo que sucede en una película un modelo a seguir.
Verlo así permitiría ingresar en un terreno en el que van a reinar las prohibiciones y solo restaría una manera aceptable para que las historias se cuenten.
Sin embargo, ¿es momento para replantearse algún tipo de responsabilidad al momento de intentar una mirada sobre la maldad o el villano? ¿O está el público educado para comprender la dimensión total de una obra ficticia? Steve Rose, en su artículo 'Él es un psicópata: ¿se ha pasado de la raya el Joker de 2019? realiza un cuestionamiento que no suena descabellado:
"Joker no es la primera película basada en un cómic que simpatiza con el malo, pero es la primera en hacerlo de una sola vía. Las películas de superhéroes tradicionalmente afirman que el bien siempre triunfa sobre el mal, pero Joker va por la dirección opuesta".
¿Eso significa algo?
La base del desequilibrado mental
La película Joker está basada en un guión escrito por el propio director Todd Phillips y Scott Silver. De acuerdo con el director, existen dos referencias fundamentales y básicas para entender por dónde va.
Estos son los filmes Taxi Driver y El Rey de la Comedia, ambos de Martin Scorsese, con personajes centrales con problemas en la cabeza, con seres que hacen cosas impensables o violentas, con distintos resultados.
Es más, Phillips quiso tener a Scorsese como productor ejecutivo. Scorsese leyó el guión, pero no aceptó porque estaba haciendo su película The Irishman, para Netflix.
En los tráilers de Joker queda claro por dónde va la historia: Arthur Fleck no recibe la ayuda mental que necesita, es un comediante al que le va mal y se le burlan, es alguien atacado e incluso rechazado por la mujer de la que está enamorado —hechos que son un guiño tremendo a las películas de Scorsese, en las que incluso actúa Robert De Niro, quien tiene un rol importante en este filme—.
Y eso sería todo para que decida acabar y matar al resto, sin un ápice de culpa.
Quizás eran otros tiempos en la época de Scorsese, tanto 1976 y 1982, cuando se estrenaron estas películas. Y la reflexión sobre lo que es cumplir el rol masculino en la sociedad, sobre lo que significa hacer el bien y las razones para atacar a alguien se podían entender de otra manera.
Era otro mundo, no el de las matanzas en colegios, en lugares públicos, o en otros sitios, en función de cualquier idea que se tenga.
Es más, ¿si el Travis Bickle que es interpretaso por De Niro en Taxi Driver fuera un personaje contemporáneo, cómo se vería? No, no es un intento por revisar la historia de la ficción, sino de entender que hoy existe un contexto que antes no. Como lo dice David Ehrlich en su crítica positiva a Joker como película:
"Hay una diferencia fundamental entre contar una historia así en la forma de un filme sucio y misántropo como Taxi driver y contarla en el lenguaje universal de una película de superhéroes que se verá en múltiples salas en todo el mundo. En ese contexto, esta historia no puede evitar ser mirada como aspiracional. Y Phillips es la primer persona seducida por su poder... ese deseo innato de ver al Joker a la altura de su poder".
No hay que olvidar algo: John Hinckley Jr. atentó contra el presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, en marzo de 1981, como resultado de una malsana obsesión con la película Taxi Driver, la que vio más de 15 veces en el cine, de la que leyó su guión varias veces, y tras "enamorarse" de Jodie Foster, actriz del filme.
Los psicópatas usuales
El psicópata como personaje de películas ya es parte de la cultura popular. Desde el Norman Bates que interpretara Anthony Perkins en Psicosis, de Alfred Hitchcock —basado tangencialmente en Ed Gein—; hasta el Anton Chigurh, que hace Javier Bardem en No country for old men, el psicópata es un personaje de interés generalizado.
Se supone que hay crueldad en ellos, hay un relato inteligente y lo menos confuso posible en sus apariciones: tipos malos que hacen el mal.
Y, casi siempre, el psicópata recibe su merecido y no se justifican sus acciones. Ni siquiera el final de Psicosis, donde un monólogo explica lo que pasaba por la mente de Norman Bates se puede entender como justificación.
En las ocasiones en las que este tipo de villano no recibe lo que merece —al menos no de manera evidente— hay todo un peso y cinismo en el universo que se cuenta, como en el caso de la película de los hermanos Coen, protagonizada por Bardem, que existen consecuencias para las acciones, pero son otras.
El cine, así, entendido como una experiencia narrativa y audiovisual que, más que ser responsable de sus lecturas, se mira a sí misma como una vivencia ética y estética. Más que buscar la moraleja o la lección, las películas construyen sus dinámicas internas para que espectador o espectadora consigan ingresar a los temas planteados, de la mano de personajes tan extremos.
Para Gabriela Calvache, directora de La Mala Noche, el cine no puede ser considerado responsable de las lecturas que se hagan de sí mismo; pero sí existe una responsabilidad sobre el contenido que presenta:
"Una película no puede asumir como propias las interpretaciones de su audiencia —asegura —. Y, definitivamente, no podemos sustraernos a la época en la que vivimos, somos parte de ella y por ende es el entorno del cine que hacemos. La ficción actual viene de la mano con la época actual, y si representamos una película de época lo haremos con ojos actuales".
La pregunta en ese caso sería, ¿por qué hacer una película que suena a algo que hizo Scorsese a fines de los setenta? ¿Por qué no explorar más posibilidades?
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