Pocos espacios para la literatura infantil en Guayaquil
En la biblioteca de la Universidad de las Artes, en Guayaquil, está la librería infantil Rita Lecumberri.
PRIMICIAS
Autor:
Actualizada:
Compartir:
Cinthya Henríquez es madre de tres niños. Cada noche, antes de dormir, lee un cuento a sus hijos. Esa práctica, dice, fomenta el hábito de la lectura en su familia.
Con ese objetivo en mente, al menos, un fin de semana al mes también lleva a sus hijos a una librería. Los dos niños varones escogen un ejemplar y la niña otro adicional.
Pero, Henríquez asegura que “ellos como niños sienten que les hace falta espacio. En su escuela tienen una librería infantil pequeña, pero cuando van a las tradicionales se pierden”.
Y, aunque sí hay librerías que tienen un espacio físico para los niños, Henríquez dice que es insuficiente porque sus hijos se confunden y terminan en ocasiones tomando libros para adultos.
“En nuestro país hay muy pocos espacios lúdicos y de aprendizaje para niños”, lamenta esta madre guayaquileña.
Oferta
Lo mismo opina María Eugenia Tello, bibliotecaria de una institución particular. Ella tiene una niña a quien también quiere fomentar el hábito de la lectura.
Antes vivieron en Quito y tenían contados, al menos, seis espacios de lectura para niños. En Guayaquil hay tres y uno de esos, recientemente, abierto.
- El primero es en la Casa de la Cultura donde se organizan clubes para niños, con salidas a los parques.
- El Fondo de Cultura Económica inauguró la librería infantil Rita Lecumberri, en el centro de Guayaquil.
- Y, otro es el que se abrió recientemente en la biblioteca de la Universidad de las Artes.
El ultimo es un espacio adaptado con juegos infantiles. Tello reconoce el carácter lúdico del sitio.
El factor económico
Para la apertura de esta espacio vino el escritor mexicano Paco Ignacio Taebo II. Él destacó la necesidad que tienen las ciudades de librerías y productos infantiles.
Reconoció que este tipo de textos suelen ser costosos, porque tiene pastas duras y más colores. “Cada libro cuesta 14 dólares, entonces un padre de familia se lo piensa dos veces. Eso hace que la lectura sea elitista”.
Y no se trata de falta de ganas. En la biblioteca de Tello hay niños que leen 15 libros al año. “Hacen falta espacios”, insiste.
La Biblioteca Municipal de Guayaquil cuenta con un pequeño espacio. “Pero siempre está vacío, es muy pequeñito”, insiste María Eugenia Tello.
Compartir: