Plataformas digitales: un espacio para el periodismo hecho por mujeres
No es nada nuevo. Los últimos años han sido testigos de cómo plataformas en línea apuestan por contenidos realizados por mujeres, con enfoque de género, feminismo, cultura y maternidad.
Mujeres tienen en la web el espacio para mostrar sus miradas y hacer periodismo.
Festival Zarelia
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Es probable que el tiempo sea ahora. Que la tecnología y el desarrollo de distintas conciencias alrededor del género, en una sociedad como la latinoamericana, hayan permitido la aparición y crecimiento de medios y plataformas que buscan hablar sobre lo que significa ser mujer.
No desde una concepción tradicional, sino desde una mirada que cuestiona cómo se la ha considerado y se la sigue considerando socialmente.
Que defiende la maternidad, no como la imposibilidad de que la mujer haga algo más que criar a los hijos. Que muestra la importancia que ha tenido histórica y culturalmente, que lucha por reducir asesinatos, que se compromete ideológicamente.
Con una situación en la que a nivel mundial solo un 38,7% de las mujeres periodistas cumplen roles directivos en medios de comunicación tradicionales; un 28,7% está en cargos de jerarquía inmediata y solo el 26,8% permanece en áreas técnicas profesionales, de acuerdo al Proyecto de Supervisión de los Medios de Difusión de 2010, de la Unesco.
El terreno digital es el adecuado para este tipo de proyectos, que han crecido de forma interesante y fuerte, a pesar de dificultades, sobre todo ligadas al financiamiento.
A mediados de mayo se desarrolló en Quito el Festival Zarelia, denominado como el Primer Festival Internacional de Periodismo, medios Digitales, Género y Feminismo, en el que se dieron cita periodistas mujeres y comunicadoras de Argentina, México, Nicaragua, Brasil, Colombia, El Salvador, España, Guatemala, Perú y, obviamente, Ecuador.
Aquí, un recorrido por seis de estas plataformas y medios que, desde una óptica femenina, ofrecen otro tipo de contenidos y reflexiones.
Nido Parlante: Cambiar los imaginarios ante la maternidad
Maternidad y creación. Al menos así empezó la plataforma Nido Parlante, hace un año y medio, cuando Catalina Unigarro y Ana Cristina Franco mantenían una relación epistolar, en la que dieron forma a una idea que se centra en ver a la mujer como generadora creativa, desde lo intelectual, lo artístico, lo sonoro y, evidentemente, lo humano.
Ya con dos especiales al aire -el financiamiento es una dificultad para este proyecto que busca convertirse en autosustentable- queda claro que los universos de ambas mujeres compaginan muy bien. Ana Cristina se enfoca en lo editorial, Catalina en lo sonoro.
El resultado de hablar sobre la invisibilidad de las mujeres y sus roles sociales se sostiene en la opinión. Ese ejercicio de reflexión, que cuenta con un 'podcast', un 'playlist' y artículos de opinión escritos por colaboradoras que aceptan dar su punto de vista sobre las temáticas que se han tratado (Sandra Araya, Sabrina Duque, Margarita Borja y Gabriela Paz y Miño, entre otras), es abierto y es un proceso de indagación constante sobre lo que significa ser mujer.
“Lo que hacemos es una reflexión sobre roles y géneros —dice Ana Cristina Franco, mientras carga a su hijo Lucas, de dos años—. Y lo que queremos es cambiar los imaginarios en la sociedad alrededor de lo que es ser madre y mujer artista”.
Sycorax: El resultado de una amistad y del diálogo constante
Este proyecto tiene dos particularidades. La primera es el nombre, que proviene de un personaje que nunca se ve en la obra La Tempestad, de William Shakespeare: una mujer considerada bruja y de la que se dice que está confabulada con el demonio.
La segunda es que esta revista surge como resultado de la amistad de cinco mujeres ligadas a la academia y al arte: María Auxiliadora Balladares, Daniela Alcívar, Gabriela Ponce, Alicia Ortega y Bertha Díaz.
“Buscábamos escribir los artículos que queríamos y proponerlos a la comunidad, sin tener que rendirle cuentas a nadie sobre el contenido o lenguaje”.
María Auxiliadora Balladares
El diálogo consciente es el vehículo central para la construcción de Sycorax, que tiene seis secciones, entre las que destacan Debate, donde las cinco plantean sus lecturas sobre un tema particular, desde sus propias lecturas y como resultado de las conversaciones que tienen.
Así como Vitrina, espacio en el que se privilegia mostrar proyectos artísticos que no están terminados, durante su confección.
Este es un proyecto sin fines de lucro que también se encuentra en la búsqueda de conseguir fondos, pese a que para el primer número ganaron un 'grant' de producción creativa de la Universidad San Francisco de Quito de USD 2500, que les permitió realizar el diseño del espacio, del logo e incluso la fiesta de lanzamiento.
Sus colaboraciones por el momento no son pagadas, pero quieren llegar a eso, aunque sí hay absoluta libertad creativa para publicar: “Sabemos de dónde viene la gente que colaborabora y el trabajo que hace. Les pedimos su participación con eso en mente, pero no les decimos sobre qué escribir”, cuenta Balladares.
La Periódica: Periodismo feminista como apuesta política
Jeanneth Cervantes se enuncia como feminista desde los 19 años. Fue a quien se le ocurrió hacer La Periódica, desde el nombre y el uso del artículo ya hay una posición ideológica clara. Un proyecto que comparte con otras nueve mujeres y que ha cerrado a los hombres su cuota de participación: “Este es un espacio de mujeres, hecho por mujeres y los compañeros que hay son respetuosos de eso”.
Lo que significa que ellos no son las personas visibles en el proyecto porque, de acuerdo a lo que cuenta Cervantes, cuando un hombre aparece en un espacio feminista se roba la atención, porque la sociedad conseguirá invisibilizar a las mujeres cuando hay un hombre en el medio.
La Periódica nació en 2017. Sus integrantes realizan este trabajo sin recibir dinero a cambio, dedicándole tiempo en medio o después de sus empleos regulares: “Nacimos porque cuando se empezaron a visibilizar los asesinatos de mujeres los medios tradicionales ponían un poco más de atención, pero desde posturas estigmatizantes, como la idea de la mujer buena y la mujer mala".
"Mujeres estaban siendo asesinadas y en los medios se describían sus valores éticos, morales y hasta religiosos, para decir que no debía ser asesinada. Construir esa idea de mujer buena ponía de manifiesto la idea de una mujer mala. Y en términos de violencia ninguna mujer debería ser vulnerada”.
El trabajo que realizan se caracteriza por los temas seleccionados y los enfoques. Los artículos de opinión son parte de la propuesta, enmarcados en la reflexión sobre temas de violencia y el análisis que significan los casos de niñas embarazadas.
A través de los mismos ejes se mueven los reportajes del sitio. El componente audiovisual también es fuerte, aunque este se lo encuentre más en la cuenta que tienen en YouTube que en la plataforma en sí.
La posición que mantiene el medio,"hacemos periodismo feminista como una apuesta política de vida, al servicio de las mujeres", le ha significado recibir manifestaciones de rechazo de varias voces, sobre todo en redes sociales, espacios en los que se las ha caracterizado como 'extremistas'. Donde lo de más bajo tono que les han dicho es que vuelvan a la cocina. “Es muy difícil llegar a gente que piensa tan opuesto, a gente que ya tiene una idea muy enraizada”, confiesa.
Wambra: La distancia con el periodismo de autor
Wambra -así, a secas, aunque todavía la gente le diga Wambra radio- nació a inicios del 2010, cuando el espacio que tenían en radio La Luna salió del aire por el cambio en el modelo de la emisora.
El espacio que entonces usaron fue la web, pero enmarcado en lo radial, con propuestas que se enfocaban en lo alternativo e independiente, y en reforzar temáticas políticas y ambientales.
Pero esto, poco a poco, cambió.
De acuerdo a Ana María Acosta —confundadora del medio y editora general— fue la misma dinámica del componente digital la que exigió ese cambio. Ya no solo se requería lo radial, sino algo más multimedia, con un espacio de redacción y audiovisual, con sus respectivas coordinaciones.
“Somos un medio digital, comunitario, alternativo e independiente, enfocado en un compromiso fuerte con los derechos humanos, dice Acosta. Esto significa que al mismo tiempo pensamos en la comunidad y en la calidad de los contenidos que hacemos”.
Esa posición ha significado para Wambra enfrentarse a un periodismo de investigación en función de las dificultades o historias que afrontan las distintas comunidades que existen en el país.
Desde las indígenas, por ejemplo, pasando por grupos LGBTI, ambientalistas y sí, mujeres. Por ejemplo, un paseo por la plataforma, en este momento, muestra una serie de especiales de investigación orientados a mostrar el horror del abuso sexual y el drama detrás de los casos de niñas embarazadas, estos trabajos realizados como parte de una red de medios digitales de América Latina, entre los que se incluyen los ecuatorianos GK y La barra espaciadora.
El feminismo no solo se concentra en hacer investigaciones y publicar, sino también en una clara estructura alrededor de cómo el medio lo desarrolla, a través de políticas claras en el lugar de trabajo y en una sección titulada Feminismos, en plural.
“El feminismo es una política clara para nosotros y se debe manifestar en lo laboral (...) En este momento estamos en equilibrio en el grupo de compañeros aquí, igual hombres y mujeres, somos un espacio mixto (...) Buscamos que Wambra sea conocido como un medio digital feminista”.
El medio funciona en alianza con la fundación El Churo y tiene un enfoque claro en su propuesta periodística: no solo se trata de ir y sacar información de las fuentes, “yo le digo sistema extractivista, porque llegas y sacas datos”, afirma Acosta.
Se trata de ser parte del proceso de apoyo a las personas con las que hablan, de no revictimizarlas, en un nivel básico, y de dejar algo a cambio: un saber nuevo o herramientas para que puedan desarrollarse como personas.
Para la editora general, esto es lo que los distancia del periodismo de autor “que solo busca obtener información”.
Soy La Zoila: La plataforma que construye comunidad
El nacimiento de Soy La Zoila tiene como punto de partida una clase a la que asistió Vanessa Terán mientras estudiaba una maestría en Nueva York. “Una profesora me enseñó que hubo una huelga en los años 60 de las trabajadoras mujeres del New York Times, quienes pedían más en cosas de la redacción”, cuenta.
Ese fue el disparador porque, en su experiencia laboral en redacciones, esos problemas que se discutían hace 50 años siguen siendo relevantes y válidos en Ecuador.
El arranque fue una investigación periodística suya sobre el espacio que se da a las mujeres en espacios de opinión en medios tradicionales: “El resultado de esa investigación es que las mujeres ocupaban entre un 20% y 22% de las columnas de opinión en este tipo de medios”, dice Terán.
“Hay otras brechas en redacciones. En Ecuador, en los grandes medios, creo que habido en la historia una directora mujer. Eso está cambiado en los medios digitales, pero hay que cerrar una brecha. En Ecuador hay más estudiantes mujeres de periodismo en las universidades, pero al momento de ejercer hay más hombres”.
El espacio no se enfoca en hacer cobertura coyuntural, sino en desarrollar un tema, desde distintas voces -que escriben en primera persona-, desde una mirada estrictamente femenina: “Las ilustraciones, las fotos y los textos son hechos por mujeres”.
En otras palabras, Soy la Zoila es una plataforma dedicada a las mujeres, que busca aportar a la reducción de la brecha de género en medios. Ha presentado hasta el momento ocho ediciones enfocadas en viajes, cocina, música, maternidades, ficciones, entre otros temas.
“Si algo ha hecho bien La Zoila es generar una comunidad. comenta Terán. Las mujeres que la leen me escriben y sé que se apropian del espacio. Puede ser que no tenga millones de lectoras al mes, pero tengo eso, que es un capital muy importante”.
Sentimos diverso: Mostrar la realidad no solo como activismo
Era mayo de 2017 cuando la plataforma Sentimos diverso lanzó el especial editorial que más golpeó a la sociedad y más efecto tuvo en el país. Y sí, no es necesariamente un medio digital, pero en este espacio en línea hay mucho periodismo.
Al poner en evidencia pública lo que significó el caso de abusos sexuales en la Academia Aeronáutica Mayor Pedro Traversari (Aampetra), la conciencia sobre lo que pasa en los centros educativos del país, con relación al abuso sexual, generó un cambio.
Y, al menos, la alerta necesaria para que medios, autoridades y ciudadanía en general le prestaran atención a estos hechos detestables.
“El periodismo ya no se ejerce ahora como antes, desde un lugar solitario, de grandes firmas, con este personaje como cazador de historias, que también es una construcción masculina", dice Isabel González, una de las tres personas que conforman Sentimos Diverso, organización colombo-ecuatoriana que está en el país desde hace cinco años.
"El periodismo que hacemos ahora se nutre de la colaboración, busca impactos nacionales, trasnacionales y personales, porque eso es fundamental. Cuando no te miras a ti mismo y desconoces tus violencias, o las minimizas o las borras, no tienes la sensibilidad de contar estas historias”.
La organización está conformada por Gabriel Esteban —persona trans— y Ángela Matheus, que es socióloga. Si bien el proyecto empezó en Colombia, es en Ecuador donde se perfiló de otra manera, cuando González planteó la necesidad del periodismo, con el objetivo de saltar las vallas que existen al hablar de género, que suelen ser espacios de la academia y del activismo.
“Queríamos hacer un periodismo de investigación con enfoque de género, pero no aburrido y no de nicho. Un periodismo que sirviera para algo”, dice González. Esto ha significado que en un año y medio han aparecido cinco especiales editoriales, realizados por dos periodistas —González y Cristina Arboleda—, con un tiempo de realización de dos meses, aproximadamente, cada uno.
Los especiales contienen una parte narrativa, un comic, un elementos de nuevos formatos y un paquete de datos.
“Muchos piensan que hacer periodismo con enfoque de género es un capricho. Pero el periodismo está dándose cuenta de la realidad que está pasando y que es claramente verificable.
Eso del ‘tufillo activista’ no existe: solo estás haciendo bien tu trabajo, te estás dando cuenta de la realidad que está ahí, no la estás inventando”, concluye Isabel González, que además cuenta que están en un momento de reflexión sobre el modelo de negocio que pueden implementar, con el que buscan llegar a su propio medio, que llamarán Trópica.
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