Perucho recibirá en su museo restos de la cultura caranqui
Arqueólogos del Instituto Metropolitano de Patrimonio, trabajando con los restos.
QuitoInforma
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La localidad ecuatoriana de Perucho recibe este sábado oficialmente a un huésped más de 700 años, cuyos restos fueron hallados en junio pasado mientras se realizaban trabajos de limpieza a un costado de una carretera, a 90 kilómetros de distancia de Quito.
Se prevé que la osamenta, que correspondería a una mujer de unos 35 a 45 años de edad y de una estatura de aproximadamente un metro y medio, repose en el Museo de Perucho.
El esqueleto fue descubierto al norte de Quito a una profundidad de 70 centímetros y con fragmentos de cerámica prehispánica, según confirmó en junio el Instituto Metropolitano de Patrimonio (IMP).
El esqueleto hallado estaba en posición fetal y en buen estado de conservación. Los restos estaban cubiertos por una capa de ceniza que los expertos aseguran que procede de una erupción en 1250 d.C. del volcán Quilotoa, unos 250 kilómetros más al sur.
El hallazgo tuvo lugar el pasado 23 de junio mientras se limpiaba la vegetación de uno de los márgenes de una carretera construida hace unos veinte años, explicó entonces el director de Áreas Arqueológicas, Paleontológicas y de Patrimonio Subacuático del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), Marcos Labrada.
En una excavación estratigráfica dos días después hallaron casi completo el esqueleto que, según los análisis, perteneció a una integrante de la cultura caranqui, del período de Integración Tardío (1250-1300 aproximadamente d.C).
Este período, que se extiende en su totalidad del 500 d.C. a 1500 d.C., fue crucial para la consolidación del paisaje andino, con tecnificación de la agricultura, la expansión de población y centros urbanos, y el comienzo de una economía precaria basada en el trueque, quizás hasta la aparición de las primeras monedas o con rasgos de ellas.
La caranqui es una cultura que habitó en la parte norte de la sierra ecuatoriana, y que pudo extenderse en distintos momentos de su existencia por las actuales provincias del Carchi, Imbabura y el norte de la de Pichincha, cuya capital es Quito.
De acuerdo al Ayuntamiento de Quito, el descubrimiento de la osamenta permite recopilar datos históricos sobre la temporalidad de los restos óseos, y conocer detalles sobre los minerales encontrados en el sitio, estableciendo una hipótesis sobre la presencia de comunidades indígenas que habitaron este lugar.
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